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El propio artista ha sido el encargado de la limpieza de la pátina de la escultura titulada 'Reflexión del minotauro'. IGOR MARTIN

'El Torero' ultima su vuelta a la calle Dato

Casto Solano acomete la restauración de la icónica escultura. «En los próximos días estará lista»

Domingo, 21 de febrero 2021, 05:59

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«Llevaba tanto tiempo en su banco que se ha quedado con la posición». Casto Solano (Olazagutia, 1958) bromea sobre esa figura de bronce, 'Reflexión del minotauro', conocida como popularmente como 'El torero', tumbada sobre unos cartones con una postura de reposo, pero separada del banco sobre la que posaba en la calle Dato. Tras 25 años en la céntrica arteria de Vitoria, la escultura se levantó a principios de diciembre para que el propio artista acometiera la restauración que se ultima estos días.

¿Cuándo volverá al ruedo? «Puede ser la semana que viene o la siguiente. Es cuestión de días. Pero este mes debería estar», apunta el artista acerca de una obra icónica que recobra su brillo original en un gran taller del polígono industrial de Gojain. Allí se ha fabricado un nuevo banco, el asiento al que se ensamblará la escultura. Y en ese taller, entre el ruido de remachadoras y las chispas de soldaduras de una nave de caldererías, limpia la obra con ácido y fuego para que luzca como nueva.

En un tiempo en el que andar se ha convertido en la principal alternativa de ocio llama la atención en el centro de la ciudad la ausencia de ese vecino de bronce entre los paseantes. 'El minotauro' era un testigo de lujo del centro de la ciudad y uno de los grandes iconos escultóricos de Vitoria junto a 'La mirada' (otra obra con un apodo personalísimo), de Agustín Ibarrola, o 'El Caminante', de Juan José Eguizábal. En total son 114 obras artísticas registradas por el Ayuntamiento en sus calles. Su creación surgió a propuesta de su amigo Jesús Guibelalde, fundador de la firma alavesa IMAT, que ganó un concurso para realizar el mobiliario urbano de la Expo de Sevilla en 1992. El propio Guibelalde fue quien hace ocho años renovó el banco de forma gratuita en el que se asentaba la escultura. La sugerencia de partida para crearla era tratar los descubrimientos, gran tema de aquella muestra universal que se celebró en la capital andaluza. Dos años más tarde, el Ayuntamiento de Vitoria adquirió dicha obra, que es una de las más queridas de la ciudad. Por su parte, el Gobierno vasco adquirió otra escultura de Solano que se expuso en el Pabellón de Euskadi, 'El regreso', instalada en la actualidad en Bermeo.

Ya entonces el creador empezaba a despuntar en el panorama artístico. La interpretación que se le da a 'El minotauro', sin embargo, está alejado del impulso orginal. Poco tiene que ver con un momento de descanso de un diestro tras una complicada faena. En realidad hay algo de autorretrato psicológico. «Me veía representado en un banco sentado en un momento en el que todavía tienes una edad en la vida en la que tienes muchas energías pero dudas de hacia dónde vas», aclara el creador acerca de su concepción. «No hay hombreras de un torero, sino puntas de cristal. Es casi todo lo contrario. Es un guerrero».

- Pero todos la conocemos como 'El Torero'.

- Es que las apariencias engañan y si no te informas estás condenado a cometer el error. No pasa nada. Al final, cada uno puede interpretar la escultura como le dé la gana. Y cada uno lo puede ver como quiera.

Esa lucha contra uno mismo, las dudas sobre el camino que emprender se simbolizan en un laberinto enclavado en el pecho de la escultura. En la actualidad, Solano vive un buen momento encadenando trabajos y concursos internacionales. En la actualidad, nueve de cada diez encargos que tiene son internacionales. Entre esos proyectos que espera materializar este verano se encuentra una cabeza infantil en acero en Teste de Buch, en las Landas de Francia. «Abre las puertas del país vecino y será muy visible con los reflejos del sol y a la noche cuando esté iluminada mientras que en un día nublado casi desaparece porque el acero inoxidable casi se funde con el entorno», dice ilusionado tras un año, 2020, que fue «un paréntesis». Otras de sus esculturas de gran tamaño se instalarán en Sarasota ('Seagrass'), Tucson ('Mañana es hoy') y Boston ('Vine street'), en Estados Unidos.

La restauración de 'Reflexión del minotauro', junto a la instalación hace dos años de 'Equilibrio', unos grandes juncos en la plaza de Santa Bárbara, es una anomalía dentro de un panorama nacional en el que por lo general la escultura dejó de ser una prioridad para el paisaje urbano. «Después de la crisis de 2008 todo el tejido de obra pública y escultura prácticamente desapareció en España. Hoy trabajo más en dólares que en euros», reconoce el artista que dejó atrás su trabajo en la torre de control de Foronda para centrarse en el arte. Aquella crisis le obligó a replantearse su modo de trabajo. Los encargos descendieron y empezó a presentarse a concursos públicos. «Al principio era un poco reacio a ellos porque te expones a criterios que no tienen tanto que ver con el artístico. Pero no quedó otra que explorar nuevos caminos». Las buenas noticias no tardaron en llegar. Fue hace algo más de un lustro cuando ganó un concurso en Vancouver dando el salto internacional.

Confía en que el mejor proyecto está por llegar, aunque aquellas obras que han inspirado familiares son especiales. «Tienen un sentimiento de afecto con un valor muy por encima del valor artístico que cualquiera pueda considerar». En la capital alavesa, otras de sus obras más conocidas son 'Pensador Niño', en la Plaza de los Celedones de Oro junto a Correos, 'El Hombre con arco iris', de la Plaza Amárica y ese homenaje erigido al escritor Ken Follet de la Catedral Santa María. «Cuando lo vio dijo: ¡Its me!», recuerda.

Entre las obsesiones durante su larga trayectoria sobresalen la ecología y la libertad, entendida en un sentido amplio. «Son fundamentales. Por eso me cuesta mucho entender cómo se llevan algunos temas en esta sociedad», reflexiona Casto Solano. Su capacidad para adaptarse a los cambios hacen que se identifique como un optimista por naturaleza, incluso en tiempos de pandemia. «¿De qué me sirve lo contrario? El pesimismo es una adaptación a la podredumbre», comenta consciente de la capacidad de resistencia de esculpir obras que aguantan durante décadas en las calles.

Casto Solano junto a uno de los soldaderos del nuevo asiento. IGOR MARTIN

Un nuevo banco de acero inoxidable

A pesar de que han pasado ocho años desde su última limpieza, el deterioro de la icónica escultura no era acusado. «La bondad del bronce es que prácticamente no requiere mantenimiento», reconoce el artista vitoriano que tiene su taller en la calle San Antonio, pero que en esta ocasión ha tenido que desarrollar la tarea en una nave de la empresa Cubical Denira, encargado de construir un nuevo banco de acero inoxidable tras haber retirado la obra el pasado 2 de diciembre. Acerca de la pieza de bronce, que ha sido limpiado a base de ácido y fuego, y a la que se le añadirá una protección de cera, apunta que está «encantado de que la gente lo toque y lo disfrute». El importe de las actuaciones encargadas por el Ayuntamiento ascienden a 5.965,30 euros.

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