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La tienda de cómics Caracola se despedirá este mes de Vitoria. El librero Pablo Gorosabel (San Sebastián, 1965) pondrá fin así a una etapa ... de treinta años en la que su local se ha convertido en una referencia del tebeo en la capital alavesa. El cierre, según ha podido saber EL CORREO, viene impulsado por «motivos personales» y, en principio, tampoco se revertirá con el paso del tiempo. Muchos de sus artículos están ya con descuentos y la clausura definitiva se producirá este 31 de enero.
«La decisión ha sido triste, sobre todo porque no es una cuestión de ventas. Pero ha llegado el momento de ponerle fin a esta etapa», ha compartido Gorosabel que, hasta el momento, sólo le había dado la noticia a esos clientes más fieles que se habían acercado a hacer compras a su negocio ubicado en el número 5 de la calle San Prudencio. «Algunos todavía no se lo creen. Porque nos han visto toda la vida, hay gente que nos conocen desde que eran niños y ya son adultos. Entiendo que sea difícil de asimilar», continúa.
Al hablar de muchos de esos compradores, que han hecho de este comercio -que abrió un 7 de julio de 1994- una de las referencias más veteranas del cómic en Álava, se refiere a ellos como «amigos». «Hemos vivido gracias a ellos», se muestra agradecido al repasar todos estos años. Aún así, Gorosabel cree que su andadura en este sector no acabará aquí. De hecho, tiene un proyecto para organizar un Salón del Cómic en una ciudad «cercana». Una idea que, por cierto, no tuvo éxito en la capital alavesa por «falta de presupuesto», a pesar de que el librero defendía que este tipo de evento «atraería a más de 30.000 asistentes».
Gorosabel, desde su céntrico local, ha sido testigo de la transformación de la ciudad y nunca ha dudado en mostrarse crítico con las instituciones. De hecho, a su juicio, -y según defendió en una anterior entrevista con este periódico- el Ayuntamiento o la Diputación no hacen «nada» por el pequeño comercio. «Que pongan carteles en las marquesinas con el lema 'Compra en Vitoria' o las campañas de digitalización no sirve para nada. El comercio 'online' favorece a las grandes compañías, a nosotros intentan convencernos de que si nos metemos en internet vamos a vender más y es mentira», apuntaba por aquel entonces.
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