Un test estima que Álava podría tener seis veces más positivos que los detectados

La herramienta respaldada por la Fundación io sobre enfermedades infecciosas pretende destapar esa «cara oculta» del neovirus, la que no muestran las cifras de fallecidos o ingresos en la UCI, con una encuesta muy sencilla y rápida. Al otro lado de la pantalla sólo hay que apuntar la edad, el género y el código postal, lo que permite seguir la pista al Covid-19 casi barrio a barrio, y responder si se han tenido o no los síntomas asociados a esta patología, como tos, fiebre o problemas respiratorios. «Si dicen que sí asumimos que se trata de un caso pero hay que tener en cuenta que han ido apareciendo nuevos síntomas, como la pérdida del olfato o el gusto, que el test no contempla», aclara Garitano. Unas 300.000 personas en todo el Estado se han sometido por ahora a este cuestionario, el 40% de ellas desde Euskadi, uno de los focos epidemiológicos que desde el principio preocupó a las autoridades sanitarias.

Los datos muestran, por tanto, que «conocemos la punta del iceberg» del nivel de infección que ha logrado el coronavirus y que, a su llegada, cuando aparecieron los primeros casos, se podía determinar su trazabilidad. Como ocurrió con la internista de Txagorritxu –la supuesta 'paciente cero' en Álava– al delimitarse los contactos, por ejemplo, con pacientes, que había tenido y que podían haber sido infectados. Ahora, hace ya unas cuantas semanas, realizar ese seguimiento resulta simplemente imposible. «Nos quedamos muy cortos con los positivos que hay pero no sabemos cuánto», avisa este médico.

A Argentina o México

El contagio real que soportaría más de un mes después la provincia, donde el 12% de la población ha realizado el test online en las últimas tres semanas, podría ser extensible a otros puntos del mapa. «La epidemia no se comporta aquí de forma diferente a otras partes del mundo», argumenta Garitano. Al médico vitoriano le preocupa la situación diaria que observa en primera línea de batalla en Txagorritxu pero teme que la pandemia muestre su peor cara cuando estalle en África o América Latina, con «suburbios» y barriadas atestadas de vecinos que viven «hacinados». Por eso, la herramienta se ha adaptado ya a países como Argentina o México para seguir también allí su trágico rastro.

Con la información extraída del cuestionario –que ya han remitido a la UPV/EHU, el Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba y una consultora que trabaja con el Gobierno vasco en esta crisis– no se puede calcular, sin embargo, el 'pico' de casos ni la evolución de una curva que se resiste a descender. Pero Garitano confía en el efecto del confinamiento. «Si nos quedamos en casa, el virus no va a encontrar gente a la que contagiar», describe. El test Covid-19 Trends tratará, mientras, de sacar los casos que no aparecen en las estadísticas.