Tartalo propone una ruta por el misterio y el crimen en Vitoria

La ruta misteriosa parte de la parte a las de la plaza de la Virgen Blanca (20.00 horas, hay que inscribirse en tartalogasteiz.com), lo cual se relaciona con «crónicas periodísticas del siglo XIX. En 1897, en la zona de Antezana de Foronda, la gente veía una luminaria que le perseguía. Aunque creían que era un fuego fatuo, lo describen como una luminiaria. En 'El anunciador vitoriano' había una crónica de todo el mes y la luz la llegaron a ver hasta por encima de la torre de San Miguel. La cosa se fue de madre y hubo quienes dijeron ver la luz por el cielo de Vitoria».

El cicerón mostrará también imágenes históricas a la treintena de participantes. «Uno va investigando a lo largo del tiempo y archivando la información sobre esos lugares», apunta Echazarra y agrega que «la idea de hacer una ruta de la Vitoria oculta surge hace tiempo, porque hay muchos lugares que la gente ve todos los días pero desconoce sus misterios o sus leyendas. Y muchas veces éstos llevan a conocer la historia», apostilla quien ha sintetizado en una hora el recorrido.

«Investigando la historia de Andresito –el popular fantasma infantil– en el edificio de Hacienda conocí el convento franciscano que había ahí. Lo derribaron en los años 30 con dinamita, una historia incomprensible de la ciudad». Echazarra expone que «más que por el fantasma del niño la gente de Vitoria se sorprende por el convento que fue derribado tras siete siglos de historia».

El escritor advierte que el ovni o el fantasma, el mito o el crimen, pueden abrir puertas a hechos históricos o personas. Incluso a casualidades que pueden llegar a ser hasta siniestras. «En la calle Nueva Dentro hubo un asesinato en 1878, en plena década en la que actuaba el Sacamantecas. De hecho, pensaban que era él el culpable, pero luego detuvieron a Venancio Sáez de Araya, que le llamaban 'El abuelo' porque con 73 años estranguló y violó a una niña», señala Echazarra. La crónica en 'El Liberal' y 'El Pensamiento Alavés' «era bastante dura para la época, por la crueldad del crimen» y «el asesino coincidió en la prisión de la calle La Paz con Juan Díaz de Garayo, 'el Sacamantecas'. Ambos fueron ajusticiados en El Polvorín, a garrote».

«Divulgo estas historias de una manera bastante periodística: expongo los hechos, me documento y no intento convencer a nadie de si hay un fantasma en Hacienda o no», comenta Echazarra. Pero también recuerda cómo trabajadores de la antigua confitería Amaya, en la Cuesta de San Francisco, tenían experiencias extrañas en el obrador, donde se movían cosas de sitio. Y la pastelería solía vender en fechas señaladas como Halloween unos pastelitos con caras de niño que se llamaban 'andresitos', recuerda el escritor.

También es cierto que «la gente te suele contar sus experiencais o anécdotas al final, se vuelca bastante». Y se asombran con un avión nazi estrellado en 1936 en la plaza de España, así como con el avistamiento un ovni sobre la plaza de Los Fueros hace décadas. O con el niño que se aparecía en la zona de Los Arquillos hace seis siglos y que llevó a la creación por Fernan II Pérez de Ayala y su esposa, María de Sarmiento y Castilla, del primer hospital de Vitoria, en la actual sede central de Correos.

Otra aportación a Tartalo será 'Magos, médiums y psíquicos. La frontera entre lo paranormal y el ilusionismo'. El título, que corresponde a un inminente libro de Enrique Echazarra, llevará el sábado a Montehermoso (19.30 horas) una carla-espectáculo con el mentalista David Blanco. «Al final, habrá gente que pregunte qué energías manipula, pensando que tenga poderes», vaticina el autor.