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Iñigo Lin
Sábado, 26 de abril 2025, 00:14
Polémico, poliédrico, arrogante, audaz… Más allá de cualquier calificativo, y de las filias y las fobias que despierta, José Ramón Márquez Martínez, Ramoncín (Madrid, 69 ... años) será recordado como un músico honesto y talentoso que a lo largo de los ochenta firmó un puñado de discos memorables que bebían de la música americana y oscilaban entre el rock urbano y la canción de autor.
Hijo de la lírica lúgubre de Lou Reed y de la épica proletaria de Springsteen, y padre de clásicos atemporales de la música española como 'Ángel de cuero' o 'Como un susurro', la evolución del artista en tan solo una década fue enorme -tanto temática como estilísticamente-. En 1981 editó el que para muchos es su mejor elepé, 'Arañando la ciudad' (que guardaba entre sus surcos 'Hormigón mujeres y alcohol'), al que siguieron tres obras desiguales que allanaron el camino al soberbio 'La vida en el filo' (1986). Dos años después apareció el a veces denostado 'Fe ciega' (1988), su canto de cisne ochentero que contenía tres de las composiciones mayores de su carrera: 'Forjas y aceros', la hermosísima 'Mujer de mar' y 'Ayúdame', amén de la irreverente 'Ese señor de blanco'.
Después de varios lustros sin actuar en Vitoria, Ramoncín regresa hoy a la capital vasca (Jimmy Jazz, 21,00 horas) con una «banda de rock de verdad para interpretar -con emoción- algunas canciones eternas» que siguen estando vivas en la memoria de varias generaciones. Y asegura -a través de un audio- que «si ahora tuviera 20 años me convertiría en un artista al que solo se podría ver en directo». Sin teléfonos de por medio.
- ¿Qué supone para usted seguir subiéndose a un escenario, aparte de defender su repertorio?
- No me gusta esa definición… Yo no tengo que defender nada, sino simplemente transmitir lo que he hecho durante mucho tiempo. Y, en todo caso, demostrar que hay canciones que están vivas, a pesar de tener casi cincuenta años.
- Se habla mucho del Ramoncín punk de los setenta, pero ¿cuánto le deben sus canciones a Springsteen y a Lou Reed?
- Éramos mucho más punkis en directo que en el estudio. Y en la actitud… Yo estoy mucho más influido por Lou Reed y la Velvet. Y la vertiente épica de Springsteen o John Mellencamp siempre ha sido importante en mi vida. Es la música que me gusta y escucho. Disfruto mucho de las bandas americanas que hablan de ciudades, emociones y recuerdos.
- ¿No le tienta volver a grabar? ¿Qué cree que podría ofrecer a sus fans ahora mismo?
- Vamos a volver a grabar inmediatamente. Hace tiempo que no lo hacemos. Y podría hacer un triple álbum, pero hay que dosificar… Lo que más me gusta es tocar en directo. En 1992, en un giro vital inesperado, el madrileño cambió los escenarios por los platós de televisión y las giras extenuantes por la lectura. Presentó concursos, ofició de tertuliano y publicó libros como 'Tocho cheli', un diccionario marginal que recogía la jerga del lumpen. Su afición por la literatura, sin embargo, venía de lejos. De hecho, en 1979 editó su primer poemario y en 2010 una recopilación de poemas y canciones. Y a la canción volvió en 1998 con 'Miedo a soñar', su último disco original hasta la fecha. Lógicamente, la repercusión del álbum fue mínima si se compara con su anterior referencia discográfica, el doble 'Al límite: vivo y salvaje' (1990), el elepé más vendido de su carrera. Grabado en directo entre Madrid y Barakaldo junto a su banda de siempre, el músico ya había trabajado por aquel entonces con amigos como Pepe Risi o Manolo Tena, además de con artistas internacionales como Brian May, Boz Burrell o Jerry Marotta.
Más allá de las polémicas en las que se ha visto involucrado en las últimas décadas, como el juicio (del que fue absuelto) por supuesta apropiación indebida -cuando era directivo de la SGAE- o la suspensión de su concierto en Viña Rock, en 2016, Ramoncín siempre ha sido un hombre discreto, especialmente en su vida privada. No obstante, en 2001 protagonizó un grave incidente con un periodista de la prensa rosa. Padre de cuatro hijos, el artista siempre ha tenido muy presentes sus orígenes familiares y una clara conciencia de clase, algo que, en buena medida, ha determinado su música y su forma de vida.
- Su humildad natural contrastaba a veces con su arrogancia en público. ¿Hasta qué punto su origen determinó su forma de ser?
- No sé cuán arrogante soy, pero digo lo que pienso y eso a mucha gente no le gusta. Muchos críticos musicales se confunden con eso que llaman 'ser auténtico'. Ser auténtico es un disfraz. Lo que hay que ser es de verdad. No sabes cuántos tipos auténticos conozco que ponen la boca en un sitio y la cartera en otro…Yo soy de verdad. Digo y hago en consecuencia con lo que soy. Y soy una persona normal, que se sigue reuniendo con los amigos de su barrio. Cuido de mi familia, me gusta tener buen aspecto y cuidar de mí mismo. Soy de verdad, no auténtico.
- La vigencia de un tema como 'Forjas y aceros' es total hoy en día. Sin embargo, la lucha social -tal como se entendía en los 70- ya no existe. ¿Podemos esperar algo de ese sucedáneo de la lucha obrera que es hoy el sindicalismo, más allá de la pose impostada y el embuste?
- Los sindicatos son necesarios como contrapartida del poder, pero es cierto que hace años el 1 de mayo salía un millón de personas a la calle para reclamar sus derechos y hoy hay diez veces más cuando un equipo gana una competición. Y eso no se le puede reprochar a los sindicatos ni al ministro de turno. Lo que hay que pensar es por qué hemos llegado ahí.
- ¿Qué importancia han tenido en su vida intelectuales como Paco Umbral?
- Paco fue un amigo de verdad. Y los amigos de verdad son esas personas de las que sabes cosas que no se pueden contar. La influencia que ha tenido en mí gente de la literatura, el cine o el teatro es tan grande -o más- que la de algunos músicos.
- ¿Qué hacía un rockero ilustrado como usted en el jurado de un circo mediático como 'Operación Triunfo'?
- Fui el primero que contó cómo es intolerable que una televisión pública dé cobertura a unos cantantes que lo único que van a hacer es engrosar las filas de gente frustrada a lo largo de los años y que van a ganar pasta en compañías que les van a explotar hasta el infinito… Yo no fui a 'OT' por dinero. Y me marché porque no era del agrado de los productores. No estaba dispuesto a tragar con aquello que me decían que tenía que hacer. Allí vi comportamientos muy curiosos que algún día contaré.
- Después de cuarenta años, ¿sigue sin esperar nada de la sociedad? ¿Y de los políticos, que no de la política?
- Como decía, si te convocan a una manifestación para defender tus derechos y prefieres aplaudir a unos multimillonarios paseando un trofeo, no hay nada que hacer… El mismo tipo que está pasándolas putas para sacar adelante a su familia, hace todo lo posible por comprar una entrada de fútbol. O es capaz de ponerse en la puerta de un juzgado y aplaudir a un señor que ha decidido no pagar una fortuna de impuestos… ¿Qué podemos esperar de una sociedad así? Muy poco. Y políticos, los hay buenos, reglares y malos. Abundan los malos.
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