Sheila Blanco, palabras para piano
La cantautora salmantina presenta en Vitoria su último trabajo, 'Cantando a las poetas sudamericanas', «emocionada y nerviosa a partes iguales»
Íñigo Linaje
Miércoles, 28 de mayo 2025, 00:44
Al contrario que les sucede a otras personas, a Sheila Blanco (Salamanca, 43 años) le gusta volver a los lugares donde fue feliz. Hace tres ... años vino a Vitoria a homenajear a las poetas del 27, pero conoce la ciudad desde hace veinte porque, entre otras cosas, tuvo un amor de juventud aquí. Hoy, como si siguiese un ritual necesario y sanador, la compositora y periodista salmantina ofrecerá un recital (sola al piano) en Dendaraba (19,00 horas, 15 euros) dentro del marco de Poetas en Mayo, donde estrenará el disco 'Cantando a las poetas sudamericanas', en fase de producción aún y a la espera, como el anterior, de ser prensado en vinilo. La artista confiesa estar «emocionada y nerviosa a partes iguales», pero feliz de regresar a este escenario para una actuación que tendrá mucho de primicia (pondrá voz a Sor Juana Inés de la Cruz y a Alfonsina Storni, entre otras) y en la que -advierte- habrá sorpresas: «Es la primera vez que voy a interpretar en directo mi nuevo proyecto… También cantaré alguna canción mía: será un estreno total», dice entusiasmada.
Experta en fusionar textos literarios con música y hacer adaptaciones de poemas populares para acercarlos al gran público, Blanco estudió piano clásico en su ciudad natal (comenzó haciendo arreglos sobre temas de Mozart y Bach) y a los 23 se fue a Madrid para trabajar de periodista hasta que en 2009 dejó sus colaboraciones en radio y televisión para dedicarse por entero a la música. ¿Qué tienen en común la música y el periodismo, aparte de la voluntad de comunicar? «En mi caso, la pasión con la que vivo ambos. Son dos mundos vocacionales en los que para hacer cosas interesantes se necesita un compromiso total. Yo me siento más músico que periodista por cuestión del tiempo que le dedico a cada uno», reflexiona.
Eclecticismo
Al abrigo de la música y la literatura, Sheila Blanco es una mujer que se refugia en los mapas semánticos de los libros, en los lienzos que abren en el corazón las partituras desoladas, en los huecos confortables del recuerdo y en las sombras azules de los días cotidianos. Ecléctica hasta lo insospechado en sus querencias musicales, en los cuatro discos que ha publicado hasta la fecha toca todas las teclas posibles: desde jazz clásico y pop o flamenco hasta rock de raíces y tango. Y lo que le permite abrazar géneros tan dispares entre sí y mundos tan heterogéneos -aparte de mostrar su versatilidad como compositora- es precisamente «tener una visión global de todos e impregnarme de distintos sonidos y lenguajes musicales. Me encanta investigar nuevas sonoridades y ritmos».
Hace trece años la intérprete autoeditó 'Sheila Down' (2012), su disco de debut, una colección de diez canciones introspectivas (más una versión de Neil Young) grabada junto al combo argentino Toch, al que siguieron 'Puro Gershwin' (un homenaje al músico neoyorquino que fusionó como pocos el jazz y la clásica) y dos directos como cantante de los tríos Larry Martin Band y Speak Jazzy. Antes de todo eso, en 2011, había publicado 'Duetto' -con Pablo Ruiz- en el que se acercaba a la canción francesa. Y en 2016, un año crucial en su carrera, fichó por la multinacional Warner y participó en el programa 'La voz kids', en televisión.
La artista, que ha actuado en fastuosos platós y en festivales, en locales con solera -como Libertad 8 o ese templo de resistencia que es el café Central en Madrid- reconoce que «todos los escenarios tienen su encanto si consigues conectarte con el público». Sin embargo, no todos son iguales ni están destinados a los mismos fines y propósitos.
«Enorme oferta artística»
Hoy sigue vivo el debate de si los programas de cazatalentos fomentan la ilusión del estrellato o la frustración en los adolescentes, donde absolutamente todo se mide con el rasero de la competencia, algo que resulta insultante cuando hablamos de arte. Dice Sheila: «Pienso que la competencia se ha viralizado. Es como la democratización del Arte que han traído las redes sociales, que, en principio, a mí me gusta. Pero, por otro lado, es cierto que encontrar buenos artistas o discos novedosos es complicado, porque la oferta es enorme», puntualiza.
¿Qué significa para ella seguir expresándose en directo y rescatando nombres olvidados de nuestra tradición literaria? ¿No ha pensado nunca publicar poesía? «De momento, no entra en mis planes escribir. Vivo entre libros, pero como lectora», concluye. Una lectora atenta y con una sensibilidad enorme, capaz de retorcer y modular su voz en notas imposibles que nos explican -en cada una de sus interpretaciones- qué significa la palabra Belleza.
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