Esto va en serio
Por escribir, aunque con muy pocas ganas por lo que estaba pasando, con la muerte apestada circulando casi sin control entre nosotros, con la tristeza ... seca de los que van perdiendo seres queridos, lo que viene a continuación se me ocurrió uno de estos días atrás o 'alante', que ya no sé. Lo que ocurre es que, precisamente por lo que está pasando, he pensado en publicarlo pero como diferido. Es decir, con la idea de que sirva para cuando todo haya pasado.
«... Desgraciadamente, y a pesar de las dudas y vacilaciones, al principio, también de las bromas inevitables con las que afortunadamente nos lo tomamos casi todo, al final hemos acabamos aceptando que esto iba en serio. Me sonreía hace unos meses, en estas mismas páginas, con la costumbre de los políticos de hacerlo siempre en las fotos, hasta el punto de haber convertido sus sonrisas en algo insulso, sin valor real. Estos días se les ve sonreír poco. Los que salen lo hacen muy serios, como es normal. Y no quiero ni imaginarme lo que harán cuando lleguen a sus casas. Bueno sí, llorar y maldecir el momento en que se les ocurrió aceptar el cargo. Parte de esa seriedad angustiada viene dada por ser conscientes de que sus decisiones, en momentos tan críticos como estos, van a tener consecuencias futuras de todo tipo.
Me llama la atención en qué poco tiempo los gobernantes se han puesto serios y los gobernados, también. Respecto a estos, a nosotros, tampoco me extraña. En un pispás hemos pasado de tener un motivo más para comentar en los bares, en las tiendas, en los currelos, a vernos forzados a no poder hablar más que con los de casa, los que tienen alguien en casa, y a ir aceptando, con lógica resignación social, lo que nuestros muy serios encargados nos van mandando. Por sentido de la responsabilidad, por ejemplo, nos acoplamos a no poder salir de casa. Bueno, por responsabilidad pero también por miedo. Miedo al contagio, miedo a la multa.
Porque hay que reconocer que en este tema también se han puesto serios, muy serios. Se ha hablado de multas directas de cuantías impensables. Con una variación destacable, que, cosa increíble, en general se ha admitido bien que las propongan y que si hace falta, las pongan. Demostrando con ello que nos parece bien que vayan en serio. Porque con la salud pública no se puede/debe jugar.
En la calle
Siendo esto así, lo que se me ocurre es aprovechar la coyuntura para ponernos serios en más cosas que suponen grave riesgo para esa salud de la que hablamos.
Las palomas. Lo dicen todos los expertos, y lo sabemos los demás, para eso está el Internet, pueden transmitir enfermedades a los humanos. Vamos a ser serios y vamos a conseguir que desaparezcan de nuestras ciudades multando, tipo coronavirus, a quienes las alimenten; mejor, eliminándolas directamente.
Por afinidad. Hace tiempo que no se hace una gran campaña de sensibilización sobre el tema de las ratas. Como salen poco, parece que no hay, pero hay, y cada vez más, dicho por los técnicos. Las ratas han sido transmisoras terribles de una de las enfermedades más mortíferas de la historia de la humanidad. En la actualidad siguen transmitiendo otras, no tan terribles, quizás, pero otras. El Ayuntamiento debe retomar el tema. Debe proponerse matar a todas las que puedan existir ahora mismo bajo nuestras calles y debe aplicar el procedimiento serio a quienes favorecen que existan. Todo aquel que deje basura orgánica en la calle debe ser multado con la misma contundencia. Es impensable imaginar una sociedad que quiere terminar con semejantes propagadores de enfermedades y que hace la vista gorda a los montones de basura que se acumulan por todas partes, especialmente en algunas calles de Vitoria. Y no es un problema de la contrata de limpieza, que pudiera ser en parte. Es un problema sobre todo de falta de civismo pero, ¡ojo! con resultado de riesgo para la salud pública.
Durante muchos días se nos ha confinado, con razón, en casa. Salvo a los que tienen perrito. Las bromas al respecto, fenomenales, nos hacen sonreír en la red pero el tema no es de guasa. Ya es discutible el derecho de los dueños a bajar a pasear para que hagan cacas sus mascotas, pero lo que resulta imprescindible es perseguir a los que no las recogen y meterles un 'puro' de los que se han propuesto para los que se saltan el confinamiento. La mierda de los perros es también un factor de riesgo para la salud. Abandonada en cualquier parte tiene una y mil maneras de entrar en contacto con el ser humano. La más común, pegarse a nuestros zapatos introduciéndose así en nuestra casas para ocasionarnos un alto riesgo para la salud...».
Conductas incívicas
Terminaba así porque tenía que cerrar el artículo, no porque la lista de incivismos se acabara ahí, que no se me olvida que sigue prohibido orinar en la calle, pero nadie hace nada para evitarlo.
Como digo, no es este el momento de pensar en mucho más que en trabajar todos juntos para derrotar al coronavirus, aunque solo sea cumpliendo las normas de seguridad higiénica y no abandonando las mascarillas. Pero precisamente porque tenemos que hacerlo, porque podemos tener más tiempo para pensar en el futuro es por lo que me decido a escribir lo que escribo. Nunca debiera haber sucedido, el tener que ponernos tan en serio, pero puestos a ello no me parecería mala la ocasión para acometer seriamente la tarea de acabar con las ratas, las palomas y las heces de los perros abandonadas en la calle.
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