«Se están recortando recursos en los colegios en nombre de la inclusión»

«A nivel teórico, la inclusión educativa es asumida de forma universal, pero su llegada a las escuelas es frenada por un entramado legal y administrativo complejo. En la ESO, prevalece el objetivo de transmitir al alumnado los conocimientos básicos que les preparen para la transición a la vida adulta, la obtención del graduado y el acceso a etapas postobligatorias. De tal manera que se convierte en una etapa finalista y selectiva», expone en su tesis esta maestra que también ha ejercido como profesora asociada de la Universidad del País Vasco UPV/EHU.

Precisamente en la ESO es cuando «el alumnado más vulnerable corre mayor riesgo de ser excluido del sistema educativo ordinario», por eso Septien pide más recursos. Cuando hablamos de estudiantes con necesidades específicas de apoyo se trata de chavales con dislexia o TDAH, pero también otros con una situación familiar o personal complicada (por ejemplo que han vivido intentos de suicido o trastornos de la conducta alimentaria), los que provienen de un contexto económico desfavorecido o alumnado de origen inmigrante que llega a las aulas con menos nivel que el resto.

«En nombre de la inclusión, en los colegios se están recortando recursos», denuncia Septien. Se refiere a que, en los últimos años, con la justificación de que es más integrador, se mantiene a estos alumnos en clase con el resto de compañeros y no se les ofrece una atención específica. «En vez de poner una profesora de apoyo, la tutora es la encargada de atender a esos menores con necesidades especiales. En una clase con 30 alumnos, darles una buena atención es prácticamente imposible», alerta esta profesora. «El apoyo docente tiene un papel fundamental en la implicación escolar, el rendimiento, el autoconcepto, etc. Sin embargo, estas medidas no pueden quedar en manos de decisiones individuales o de centro, deben estar articuladas por un sistema educativo que abogue de forma sincera, coherente y efectiva por la equidad y la inclusión educativa», concluye la tesis.

Otra cuestión fundamental para abordar los próximos años en el sector educativo será el descenso de la natalidad. Y es que, en la próxima década, Euskadi perderá 65.000 alumnos en la educación no universitaria y se cerrarán 4.200 aulas, según las previsiones que maneja el Departamento de Educación del Gobierno vasco. En este sentido, Septien afirma que el descenso de la natalidad «puede ser la solución al problema» ya que permitiría reducir la ratio profesor/alumno y así ofrecer una atención más individualizada. «Personalmente creo que la ratio jamás debería ser superior a 20 alumnos», zanja.

En cuanto a los resultados de PISA, los peores desde que Euskadi participa en el informe y que además reflejan grandes retrocesos en la última década, la educadora asegura que «no me atrevo a decir que la falta de recursos sea el problema principal, pero lo que tengo claro es que aumentar los recursos sí es la solución».