Lo peor que le puede pasar a un niño' abre en canal a su protagonista para mirar con valentía, imaginación y humor las heridas que ... lo han marcado y adentrarse en la construcción de su identidad.
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Lo tierno y lo caótico se funden en una escenografía tan contradictoria como el propio mundo emocional del personaje. Así, los osos de peluche y los cojines mullidos conviven con luces de discoteca y torsos de maniquíes rosas, en un universo simbólico que se sitúa entre lo infantil y el desorden afectivo. Es desde este espacio onírico donde el protagonista, acompañado por una Barbie, emprende un viaje hacia sus recuerdos, desentrañando su cicatrices emocionales así como la relación con su masculinidad.
'Lo peor que le puede pasar a un niño'
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Dramaturgia y dirección Javier Liñera
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Intérpretes Aitor Pérez y Haizea Águila
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Lugar Teatro Ibáñez de Matauco (Hegoalde), jueves 9.
La narrativa se despliega con un ritmo ágil, abordando temas como el abuso, el deseo de ser amado, el miedo al abandono o la angustia de no encajar. Lo original no está tanto en el contenido sino en la forma en la que lo íntimo se articula con lo colectivo, ya que la pieza entrelaza confesiones personales con un telón de fondo político y social. La potente dramaturgia acierta en construirse desde el juego y el diálogo con su compañera Barbie, que le lleva al desmontaje emocional de una vida atravesada por la obediencia.
La iluminación y el diseño sonoro desempeñan un papel clave en la creación de la atmósfera, ofreciendo imágenes de gran fuerza visual y apoyando el conflicto interno del personaje.
Destaca la complicidad entre Aitor Pérez y Haizea Águila. Su trabajo en escena está lleno de verdad, escucha y entrega, ofreciendo unas interpretaciones que respiran autenticidad.
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'Lo peor que le puede pasar a un niño' es una pieza sincera, ágil y valiente. Un ejercicio de memoria emocional que mira al dolor de frente para transformarlo.
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