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Ertzainas custodian el pabellón asaltado; tras la puerta forzada hallaron un macrocultivo. Jesús Andrade
Un robo destapa una nave de 400 plantas de marihuana en el polígono de Gamarra

Un robo destapa una nave de 400 plantas de marihuana en el polígono de Gamarra

Llaman al 112 para alertar de que desconocidos habían forzado la puerta y la Ertzaintza descubre la plantación que crecía en el interior de la nave

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Sábado, 2 de junio 2018, 02:22

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Un robo entre delincuentes destapó ayer otra macroplantación de marihuana, la droga que más pega en Vitoria. 400 plantas incautadas en esta ocasión y añadidas a la estadística de éxitos de la Ertzaintza, el cuerpo que acudió a las llamadas de las empresas contiguas. Trabajadores vieron la puerta forzada y alertaron al 112 sin conocer el contenido oculto en este pabellón, localizado en una calle secundaria del polígono industrial de Gamarra.

Hay un detenido, el hombre que firmó el contrato del alquiler de la nave. Podría haber más detenciones en las próximas horas. Este invernadero de marihuana no dista demasiado de otros ya desmantelados. Los responsables se habían gastado una fuerte suma en la infraestructura; un potente alumbrado encendido las 24 horas, un sistema de ventilación o abonos para acelerara la maduración de las plantas.

Con estos mimbres, la teoría apunta a una horquilla de entre cuatro a seis cosechas anuales. En exterior se obtienen una o dos a lo sumo. Como estos productores bajo techo tienden a engancharse ilegalmente a la luz, el beneficio por kilogramo suele rondar los 1.700 euros. Es decir, un negocio redondo. Siempre que la cosecha no sea botín para otros delincuentes.

No es la primera vez que sucede algo similar en el territorio. La proliferación de plantaciones ilegales, en especial en polígonos industriales, ha conllevado también los robos de las producciones entre los grupos que viven en el lado oscuro. Fuentes policiales dicen de que «desde, al menos, hace unos cuatro años tenemos constancia de que están ocurriendo».

Gasoil para los olores

Los saqueadores aguardan pacientemente a que la cosecha esté a punto. En esos días claves actúan. «Luego revenden lo conseguido sin haber invertido ni un euro», comparten los medios consultados. Del episodio de ayer se desconoce aún si los ladrones de marihuana sustrajeron alguna cantidad o se quedó en intentona fallida.

Lo único seguro es que no hallaron oposición. Al parecer nadie custodiaba el pabellón, lo contrario de lo que sucedió con el macrocultivo desmantelado en Júndiz a finales de abril por la Policía Local. Sus responsables, recuerdan desde Aguirrelanda, «hacían guardia las 24 horas» cada vez que se acercaba la fase de recogida. Aquel recelo respondía a que sufrieron varias tentativas de apropiarse de su mercancía.

En el caso de la nave de Gamarra, para evitar miradas curiosas o no levantar sospechas en las empresas contiguas, dedicadas a negocios legales, los responsables de este macrocultivo habían sembrado la zona de la entrada de trozos de espuma aislante, empapados en gasoil. ¿El objetivo? Difuminar cualquier olor a la marihuana cultivada dentro.

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