Revival rock con purpurina y pintacaras en la plaza de la Virgen Blanca
El stand de maquillaje de EL CORREO hizo que muchos txikis se sintieran como estrellas de la talla de Bowie o Kiss
Que el rock ya no es un género de moda es una afirmación tan repetida que roza ya el lugar común. Sin embargo, el magnetismo que despiertan tanto su música como su estética sigue intacto. Así lo han demostrado los cientos de curiosos que, este mediodía, se han acercado a la plaza de la Virgen Blanca. A pesar de los 29 grados que marcaba el mercurio, muchos no han querido perderse la actuación gratuita de Kitty, Daisy & Lewis, enmarcada dentro del Azkena.
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Junto al monumento a la Batalla de Vitoria, EL CORREO, medio colaborador del festival, puso la nota de color con un stand donde los más pequeños (y no tan pequeños) pudieron maquillarse como auténticas estrellas del rock. «¿Que de quién voy? De Bowie», respondía Izaro, de 9 años, al ser preguntada por el rayo pintado alrededor del ojo, como si la respuesta fuera obvia. Y lo era. Porque sí, hay txikis que también conocen clásicos como 'Space Oddity', 'Starman' o 'Changes'. Acompañada por su madre, contaba que el viernes ya había estado en Mendizabala. «Me gustaría ver hoy The Hellacopters, pero por el horario no va a poder ser», se lamentaba. Seguro que esa cantera rockera tendrá nuevas oportunidades en los próximos años.

Otros, como Jon, de tan solo 6 años, pidieron a las dos entregadas maquilladoras del stand de este diario que lo caracterizaran a lo Kiss. «Poco a poco va descubriendo el mundo del rock», explicaba su tía entre risas, mientras el pequeño se contemplaba en el espejo con la actitud de toda una estrella.
La lona de pintacaras se situaba cerca del stand de Diga Elkartea, que este año ha diseñado diez postales con motivo del certamen. Los asistentes pueden enviarlas a sus seres queridos desde un buzón instalado tanto en la plaza como en Mendizabala.
Revival
A la una y media, el ambiente en la Virgen Blanca era el de un gran día de verano. Gafas de sol, abanicos y gorras eran los complementos más repetidos entre el público que, a pesar del calor, seguía el concierto con entusiasmo.
Sobre el escenario, los hermanos Kitty, Daisy y Lewis Durham ofrecían su particular homenaje al rockabilly. Un revival en toda regla que nos transportaba a los años 50 y recordaba, una vez más, que el rock, en realidad, nunca pasa de moda.
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