Rescatan a un buitre con un ala herida en el barrio de San Martín
La rapaz fue trasladada a un centro animal, donde se recupera de las lesiones. Pudo sufrir los daños mientras se alimentaba en el vertedero de Vitoria
La presencia imponente de un buitre posado sobre una valla en una calle de San Martín sobresaltó en la tarde del martes a los vecinos de este barrio vitoriano. Su visita era forzada. Esta ave carroñera había realizado un alto en su vuelo por las heridas que presentaba en una de sus alas. Visto su débil estado, un particular avisó a la Policía Local para que acudiese a su rescate. La maniobra se realizó sin que el animal sufriese daño.
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La rapaz fue posteriormente trasladado a la Martioda, el centro gestionado por la Diputación alavesa y especializado en la recuperación de la fauna. Se calcula que necesitará entre tres y cuatro semanas para sanarse y poder regresar a su hábitat natural. En el territorio, donde los buitres leonados son comunes, anualmente se rescata a una docena de miembros de esta especie. Sobre entre agosto y octubre, cuando tienen las crías. Se caracterizan por tener un cuello de color canela y su gran envergadura: puede llegar a pesar hasta 10 kilos y superar los 2,5 metros de longitud con las alas abiertas.
La herida que presentaba el animal en su ala resuelve la principal duda. Porque, tal y como explica Antonio Martínez, director de RiojaNatura, «no es habitual ver a estas aves en el casco urbano -en mayo llegó una a Lakua-, ya que su hábitat son las zonas rurales». Y cuando se reciben avisos en las ciudades se debe a «descansos por fatiga o caídas». Este último supuesto se registra principalmente entre las crías, «que son todavía inexpertas».
«Sin posibilidades de volar»
Las lesiones son también algo bastante común cuando frecuentan vertederos, como se cree que pudo ser en este caso, con el de Gardélegui a poca distancia. «Son una trampa. Se intoxican por confusión, se enganchan con bolsas, se comen gomas, se cortan con alambres», explica el experto. Y cuando emprenden el viaje de vuelta, su trayecto es tortuoso.
En el caso de este buitre, su primera parada fue el tejado de un piso en Pintor Vicente Abreu. De ahí, el animal descendió varios metros -probablemente tras conseguir sin éxito echar a volar- hasta posarse en el suelo, donde fue descubierto. La patrulla que se personó en el lugar empleó una manta con la que cubrieron al animal. Posteriormente, este fue introducido en una caja y conducido al centro animal. «Es importante que llamemos a los servicios de emergencia, ellos son los encargados de este tipo de rescates. No debemos acercarnos ni estresar al animal, se puede sentir intimidado y atacar». Aunque, eso sí, se trata de una ave carroñera; es decir, que se alimenta a base de animales muertos.
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Su débil estado de salud le impidió huir. «Tenía muy pocas posibilidades de retomar el vuelo. No hay que olvidar que son aves muy pesadas. Es más, se aprovechan de las corrientes térmicas y el viento para desplazarse. Cogen carrerilla para elevarse unos veinte metros y luego las alas actúan como 'veleros'», explica Martínez.
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