El protocolo antisuicidio se ha activado 86 veces en colegios alaveses en su primer año
Los centros advierten de un problema «grave» mientras en los juzgados atienden «dos casos de menores a la semana»
Un alumno le traslada a su tutor que un compañero tiene cortes autoinfligidos en su cuerpo. Una familia alerta en el colegio de que su hija ha intentado quitarse la vida antes de volver a clase tras las vacaciones de verano. Son situaciones reales, que están pasando, y sobre las que la comunidad educativa lleva tiempo alertando. No exageran cuando comparten su preocupación sobre los problemas de salud mental entre los adolescentes; las cifras les dan la razón.
Publicidad
En apenas un curso, desde que en septiembre del pasado año el Gobierno vasco desplegara la 'Estrategia de Prevención, Intervención y Posvención de la Conducta Suicida en el Ámbito Educativo', el protocolo se ha activado 86 veces en Álava, según datos a los que ha tenido acceso este periódico. A nivel de Euskadi fueron 613. Los casos pueden ir desde un estudiante que expresa su deseo de desaparecer a otros que han llegado a consumar el intento. El meticuloso plan impulsado desde el Departamento de Educación –50 páginas y varios anexos que detallan paso a paso cómo proceder – ha dotado a los docentes –se formó a más de 1.800– de herramientas para afrontar diferentes situaciones.
Noticias relacionadas
«Mi hija ha intentado quitarse la vida en ocho ocasiones»
«Es raro el centro de Secundaria que no tiene abiertos varios casos»
«El curso pasado tuvimos que activar dos veces el protocolo, un caso en la ESO y otro en Primaria, y este año estamos muy pendientes de tres alumnos. Es duro convivir con algo así», confiesa la directora de un centro alavés. «En nuestro cole, el año pasado dimos tres avisos. Uno de los alumnos tuvo varios intentos y llegó a estar ingresado. No es ninguna tontería y no hay que restarle importancia cuando un niño hace ciertos comentarios», agregan desde otro colegio.
«La idea del suicidio ha despuntado entre los jóvenes y cada vez hay más conductas autolesivas»
Iñaki Zorrilla
Psiquitra
«Muchos de estos menores sufren 'bullying' y tienen dificultad en el manejo de las emociones»
El suicidio es la principal causa de muerte no natural de la población de entre 15 y 29 años. Uno de cada diez vascos de esa edad, unos 30.000, dice sentir ansiedad o depresión. Y, tras el covid, los ingresos en la unidad infantil y juvenil de Psiquiatría del Hospital Universitario de Álava se han duplicado (de 50 en el año 2018 a cerca de 120 en 2022). Según fuentes judiciales, los dos juzgados de familia de Vitoria tramitan «dos intentos por parte de menores cada semana».
«El incremento de esta realidad en los últimos años ha sido exponencial, lo estamos viendo en los servicios de urgencias. La idea del suicidio ha despuntado entre los jóvenes y cada vez se dan más conductas autolesivas», expone Iñaki Zorrilla, psiquiatra de la OSI Araba y presidente de la sociedad vasconavarra de psiquiatría. «Son situaciones que se producen a partir de los doce años y con un pico en la adolescencia. Y las autolesiones son más frecuentes en chicas que en chicos», detalla. Trazar un perfil tipo es complicado, pero Zorrilla señala que muchos de los menores que pretenden quitarse la vida «sufren 'bullying', tienen problemas para relacionarse entre iguales, dificultad en la identificación y el manejo de emociones o impulsividad».
Publicidad
Lo confirma el director de un colegio vitoriano que el curso pasado puso en marcha el protocolo de actuación para proteger a una alumna de 15 años. «Fue un caso en el que ya llegó a hacerse daño a sí misma, otros no llegan a tanto pero sí que vemos que hay un grave problema con la salud mental en las aulas desde hace un par de años», reflexiona este veterano docente. «Jamás había visto tantos ataques de ansiedad antes de un examen. Niños y niñas que no saben cómo gestionar sus emociones, y en esto puede tener mucho que ver la sobreprotección de las familias. Se encuentran con un problema, por pequeño que sea, y no saben cómo salir. Por eso darles herramientas desde pequeños es fundamental», añade.
«En la mayoría de suicidios hay señales de alarma previas, pero no sabemos verlas»
José Miguel Colino, Asafes
«Durante demasiado tiempo ha sido un tema tabú y no se ha hecho educación comunitaria»
De proporcionar herramientas para la prevención de la conducta suicida saben mucho en Asafes, la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, que además de elaborar una guía en este sentido imparte charlas en centros escolares. «En la mayoría de casos en los que ocurre un suicidio existen señales de alarma previas, el problema es que no sabemos verlas y llegamos tarde», subraya José Miguel Colino, trabajador social de la asociación. Estas señales –que también se recogen en la estrategia elaborada por el Gobierno vasco– pueden ser verbales o no verbales.
Publicidad
Las primeras incluyen una visión negativa de la vida, expresar ser una carga para el entorno, comentarios relacionados con la muerte, realizar despedidas inusuales o dar las gracias sin aparente sentido. Las señales no verbales pueden ser cambios bruscos de comportamiento, regalar objetos personales, realizar búsquedas sobre métodos de suicidio en internet, regalar objetos personales, disminuir el cuidado personal, deterioro del rendimiento escolar o aumento del consumo de alcohol u otras drogas. «Es importante saber detectarlas y para ello hay que hablar del suicidio, que durante demasiado tiempo ha sido un tema tabú. Es curioso porque sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual los jóvenes tienen mucha información, pero sobre esto no se ha hecho educación comunitaria. Por suerte ahora estamos en un punto de inflexión», celebra Colino.
«En nuestro colegio dimos tres avisos el año pasado, un alumno tuvo varios intentos. No es tontería»
En un centro alavés
Los expertos coinciden en la importancia de desterrar falsos mitos, que muchas veces llevan a actuar de forma «contraria» a como se debe. Uno de los apartados del protocolo repartido a los centros se centra precisamente en esta cuestión. Entre los mitos más extendidos están que «hablar del suicidio lo promueve», que «si alguien verbaliza que va a suicidarse no lo hará» o que «el intento de suicidio es una llamada de atención». Para el psiquiatra Iñaki Zorrilla es fundamental capacitar a los adolescentes «en el manejo de las emociones y en cómo dar respuesta a su malestar sin llegar al extremo».
Publicidad
Pero, ¿cómo actuar si un menor ya ha superado un límite peligroso? «Lo primero que hacemos es avisar a todo el claustro e intentar que el alumno no se quede solo en ningún momento. También dialogar con él y que tenga siempre un docente de referencia al que sienta que puede contarle sus cosas», explican desde un colegio de la capital alavesa.
Seguimiento exhaustivo
El Departamento de Educación recomienda comunicar la situación a Inspección y al Berritzegune –punto de apoyo a los centros escolares–, crear el Equipo de Respuesta de Crisis Suicida y dar aviso a la familia. También alejar al alumno de «ventanas y de objetos con los que se pueda hacer daño», elaborar un procedimiento para que esté supervisado «especialmente durante los recreos, entre clase y clase y en los desplazamientos a aulas, gimnasio, comedor o laboratorios» o «establecer rutinas diarias de acogida y despedida para valorar el tono vital».
Publicidad
«Los niños se encuentran con un problema, por pequeño que sea, y no saben cómo salir»
Director de colegio
La mayoría de las personas que sobreviven a la primera tentativa, precisa la estrategia, «no realizarán nuevos intentos», pero quienes deciden volver a tratar de hacerlo lo suelen intentar «en los dos o tres meses siguientes». De ahí que, sobre todo al principio, el seguimiento deba ser exhaustivo, aunque prima «la confidencialidad», que nadie que no esté autorizado por el afectado –o por su familia si es menor de edad– conozca su situación.
Tras un intento de suicido, se plantean algunas pautas para que la reincorporación del alumno al entorno escolar sea lo más favorable posible. Entre ellas, flexibilidad en la hora de entrada y de salida de la escuela, ampliación de los plazos de entrega de los trabajos, disponer de un mayor tiempo para realizar los exámenes, realizar un seguimiento de su bienestar emocional y abordar rápidamente posibles reacciones de rechazo por parte de los compañeros.
Noticia Patrocinada
Línea de atención a la conducta suicida
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión