Educación comenzó a radiografiar el alumnado vulnerable como parte de la lucha contra la segregación. Adobe

La proporción de alumnado «vulnerable» aumenta en todas las zonas escolares de Álava

En 2023, el 20% de los estudiantes de 2 años ya eran desfavorecidos y ahora que tienen 4, el porcentaje crece otro 6% en el territorio

Domingo, 31 de agosto 2025, 00:26

El Departamento de Educación del Gobierno vasco comenzó en 2023 una lucha contra la segregación escolar. Una de las principales medidas era repartir de forma ... más homogénea el alumnado considerado «vulnerable», que tiende a concentrarse en determinados centros 'gueto'. El primer paso para ello, a partir del curso 2023/24, fue identificar a los estudiantes más desfavorecidos. Entonces sólo se hizo en el aula de dos años, que es el curso habitual de entrada al sistema educativo (ahora se aplica en las aulas de dos, tres y cuatro años). Cada colegio debe reservar plazas para este alumnado.

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Han pasado dos cursos y ese grupo de escolares va a empezar 1º de Infantil (tienen 4 años). Y, según los datos oficiales publicados por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI-IVEI), la proporción de alumnado vulnerable aumenta en todo Álava en este grupo de edad. La subida se ha dado tanto en las cuatro zonas escolares en las que está dividida Vitoria como en Llodio y Amurrio.

El mayor incremento se ha registrado en el área que engloba los barrios de Txagorritxu, Ibaiondo y Lakuabizkarra; seguido de los colegios de Salburua, Judimendi y Arana. En ambos casos con incrementos superiores al 7%. En el otro extremo, las zonas más estables son Amurrio y el área 3 de la capital alavesa en la que se incluyen centros ubicados en los distritos de Mendizorroza, Adurza y Zabalgana.

Educación considera «vulnerable» a los alumnos que cumplen alguna de estas características: tienen necesidades educativas especiales, retraso madurativo, trastornos del desarrollo del lenguaje y la comunicación, trastornos de atención o de aprendizaje, altas capacidades intelectuales, desconocimiento grave de la lengua de aprendizaje, se encuentran en situación de vulnerabilidad socioeducativa, se han incorporado tarde al sistema educativo o cuentan con condiciones personales o de historia escolar delicadas.

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A edades tan tempranas -hablamos de niños de 2 a 4 años- es complicado detectar necesidades educativas especiales o trastornos de desarrollo. La vulnerabilidad, por tanto, se limita casi en todos los casos a las condiciones socioeconómicas de la familia o al desconocimiento grave de la lengua de enseñanza.

Un gran desafío

Y esto entronca con uno de los grandes desafíos de la educación vasca: la acogida de alumnado foráneo. Porque más del 95% de los escolares autóctonos se matriculan en el sistema educativo con 2 años. Eso significa que la mayoría de los nuevos estudiantes durante los siguientes cursos llegan de fuera de Euskadi. Y, según los datos del departamento, tres de cada cuatro son extranjeros. La mayoría, vulnerables, por el tipo de inmigración que atrae el País Vasco -de baja cualificación- y, desde luego, desconocedores de la principal lengua de aprendizaje, el euskera.

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EN SU CONTEXTO

  • 26% del alumnado de 4 años es vulnerable en la actualidad. El problema es que la proporción crece cada curso.

  • 988 euros reciben los colegios concertados de Cataluña por cada vulnerable. En la pública, 364.

  • 7,7 puntos ha crecido el índice de vulnerabilidad en la zona 2

Esto supone un problema porque Educación calcula que, en el aula de dos años, un 20% del alumnado es vulnerable. Sin embargo, en dos cursos, esa proporción ha aumentado de forma significativa (un 6% de media en Álava). En algunas zonas incluso alcanza el 34% y todo apunta a que seguirá al alza en el futuro. Lo que, por un lado, obliga a los colegios a reservar aún más plazas para este colectivo y, por el otro, hace que los docentes enfrenten situaciones cada vez más complejas.

La forma que tiene Educación de saber si un alumno es o no vulnerable es con un test que luego no se coteja. Cuando las familias matriculan a su hijo por primera vez o cuando quieren cambiarlo de colegio rellenan un cuestionario en el que, entre otros asuntos, se les pregunta por el número de libros en casa, el acceso a plataformas de 'streaming', los ordenadores y dispositivos electrónicos en el hogar, cuántos baños tienen... Es una herramienta que se utiliza en pruebas como PISA.

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Esta forma de determinar la vulnerabilidad ha generado varias polémicas desde que comenzó a aplicarse. Distintos agentes educativos -sindicatos, patronales, AMPAS...- han denunciado que es «opaca» y fácil de manipular. Piden emplear otros datos más objetivos, como la renta familiar, igual que se hace con las becas.

Cupo

Cada centro educativo debe reservar una serie de plazas para el alumnado desfavorecido

Críticas de «opacidad»

Agentes educativos dudan de la fiabilidad del test de vulnerabilidad y piden tener en cuenta la renta

En lugares como Cataluña, pionera en la lucha contra la segregación, se utilizan otros indicadores. Según explica María Segurola, de la Fundació Bofill, la Generalitat toma como referencia las familias atendidas por los servicios sociales; las becas; los alumnos diagnosticados con necesidades especiales y los recién llegados en el último año. Es un trabajo que se realiza en estrecha colaboración no sólo con servicios sociales, sino con los ayuntamientos y las oficinas municipales de escolarización. La experta señala que no se cotejan los datos de renta porque «es complicado», sobre todo en el caso de familias extranjeras. En cualquier caso, Segurola afirma que las medidas contra la segregación «están funcionando», aunque aún hay mucho por avanzar en este sentido.

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Una de las grandes diferencias con Cataluña es que allí la Administración financia la acogida de vulnerables en las escuelas. Mediante un programa llamado 'mochilas escolares', paga 988 euros a los centros concertados y 364 a los públicos por cada estudiante desfavorecido, con el objetivo de que la escolarización sea completamente gratuita para las familias.

Otra gran diferencia es que en Cataluña primero se alcanzó un pacto social que implicó a partidos, asociaciones, agentes educativos, sindicatos... Y luego se desarrolló la normativa. En Euskadi sin embargo se ha hecho a la inversa. De hecho, fuentes oficiales de Educación emplazan a abordar el fenómeno en una eventual mesa que dé a luz un pacto social. Se trata de una iniciativa que lleva años en la agenda del Gobierno pero que aún no ha cristalizado.

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Urretxu-Zumarraga lidera la estadística de Euskadi y no hay ninguna zona alavesa entre las diez más vulnerables

De cara al nuevo curso, Educación ha vuelto a cartografiar la población vulnerable en las aulas de 2, 3 y 4 años. La edad de entrada habitual al sistema educativo son 2 años; es decir, es el curso en el que hay más competencia por encontrar una plaza escolar. Los colegios deben reservar plazas para alumnos vulnerables.

En esta ocasión, el índice de vulnerabilidad para los nacidos en 2023 -que empiezan en el aula de 2 años- deja varias curiosidades. Por ejemplo, entre las diez localidades con la proporción más alta de vulnerables no aparece ninguna alavesa a pesar de que es el territorio con menor renta media y más inmigración. Urretxu-Zumarraga lidera la lista (son dos localidades pero Educación las unifica en su planificación). Su tasa de vulnerabilidad es del 33,3%, a pesar de que la renta media es superior a la de Sestao, Barakaldo, Trapagaran, Santurtzi, Portugalete... También tienen menos población extranjera que la media de Euskadi, más euskaldunes y, en el caso de Urretxu, menos paro.

En Álava, la zona con más vulnerabilidad es la 1 de la capital alavesa, que engloba el Ensanche, el Casco Viejo o Zaramaga (23,3%). Le siguen de lejos la zona 2 (Txagorritxu, Ibaiondo y Lakuabizkarra) y la 4 (Salburua, Judimendi y Arana) con índices cercanos al 20%.

En Bizkaia, la zona con más vulnerabilidad es Amézola-Rekalde-Irala (30,3%). Fuera de Bilbao, Bermeo encabeza la estadística (29,2%), seguida de Ermua (27,7%) y Elorrio (26,7%). El caso de este último municipio -donde ha habido varias polémicas por el cupo para alumnado vulnerable- es llamativo. Tiene menos paro, menos población extranjera que la media de Bizkaia y la renta individual es superior a la del territorio. Otro aspecto curioso es que el índice de Elorrio para el aula de dos años se ha más que duplicado en sólo un año.

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