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La caravana migrante de 2018, con 7.000 personas, atascada en una carretera mexicana. asier vera

Los primeros pasos de un sueño colectivo

El periodista vitoriano Asier Vera expone en el centro cívico Salburua fotografías de la primera caravana migrante que fue de Honduras a Estados Unidos en 2018

Martes, 2 de febrero 2021, 23:00

«Si no me mata el hambre, me mata una bala perdida». Esta es la reflexión que muchos migrantes de Honduras trasladaban al reportero alavés Asier Vera para explicar su aventura, en ocasiones con niños pequeños, con el fin de alcanzar Estados Unidos y huir de la miseria y la violencia. La caravana de personas que realizó a pie una ruta hacia sus sueños en 2018 fue documentada por el objetivo fotográfico del vitoriano, que ahora expone una selección de imágenes en el centro cívico Salburua, hasta finales de este mes. Más adelante, la muestra se exhibirá en Zabalgana durante la primera quincena de marzo y, a continuación, pasará a El Pilar hasta abril.

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El periodista, que el día 21 dará una conferencia (19.00 horas) y guiará visitas a 'La caravana de los sueños' (12.00 y 17.00 horas, inscripciones en centros cívicos e internet), se encontró con el fenómeno como Picasso con la inspiración, trabajando. Estaba en pleno reportaje sobre desforestación selvática cuando la gran caravana humana atravesó Guatemala. «Estaba muy lejos, pero me incorporé ya desde Huixtla, en Chiapas (México)», recuerda quien caminó con ellos hasta la localidad fronteriza de Tijuana.

«Me encontré a miles de familias, muchas mujeres solas con hijos durmiendo en el suelo y sin apenas enseres. Ves cómo caminan con energía para llegar a un sitio mejor, aún sabiendo que ese sueño no les quiere. Me recordó que si la vida merece la pena es por los sueños», aunque haga falta dormir al raso, pasar mucho calor y frío y sin olvidarse del hambre. «Muchos días, ni comían», recuerda quien más allá del reportaje se enfrentó a esas duras condiciones de los migrantes.

El periodista vitoriano, durante la ruta de la caravana migrante. Asier Vera

«Esa zona está arrasada por la corrupción, lo que genera violencia y miseria. La única forma que tienen de huir es caminar», expone. Y suma a ese espíritu la fuerza de la unión, ya que las 7.000 almas que avanzaron juntas se protegían entre sí de grupos criminales y mafias diversas «que les esperan en México para extorsionarles, raptarles o incluso matarles».

En cuanto a su testimonio gráfico, Asier Vera aclara que «no soy fotógrafo, lo mío es escribir». Pero lo cierto es que disparó unas 5.000 fotografías con la cámara y el teléfono. No fue lo único que se llevó de la experiencia, ya que contrajo la varicela y tuvo un confinamiento de diez días, durante el cual «seleccionaba imágenes. Me dejé guiar por la sensación que me dejaba cada una».

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Asier Vera, junto a su 'familia adoptiva' en la marcha, Isaac, Celeste y Rosa. Más adelante, ha seguido su evolución en Minnesota. Asier Vera

Como aquellas noches en la que unos altavoces lanzaban música y la gente se ponía a bailar punta y reggaetón. O un campeonato de pulsos improvisado. «He intentado que la exposición no sea triste, no sólo desolación y dureza», recalca.

'Familia' en Minnesota

Pero Asier Vera no solo participó en aquella primera ruta, sino que en 2020 cubrió la segunda intentona, que fue detenida por fuerzas policiales en la frontera. Y suma cuatro imágenes de entonces a las cerca de 40 tomadas en 2018. En el conjunto incluye a su 'familia adoptiva', formada por Rosa y sus hijos Celeste e Isaac, que ahora viven en Minnesota. El chico «tiene 14 años y es de los primeros de su clase. Este año, en mayo, tienen pendiente la audiencia en la que el juez decide si lo deporta o les permite quedarse».

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El periodista alavés, junro a unas pancartas. Asier Vera

Vera hace seguimiento de algunos casos y tiene previsto chequear cómo les va a algunas personas que se han radicado en Carolina del Sur, Washington o California. Hay una familia guatemalteca en Los Ángeles, tres niños y sus padres, pero la hija se quedó porque pensaba que no llegarían y a sus 18 años acababa de conseguir un empleo. Pero ahora ella se lamenta «y se levanta a las cinco de la mañana para hacer zumos en la calle. Hubo familias que se partieron y quiero juntar las historias de los que llegaron y los que se quisieron quedar», anuncia el reportero.

En su trayectoria periodística en Sudamédica, Vera rememora que arrancó «en septiembre de 2015, llegué a Guatemala por las protestas ciudadanas contra el presidente Otto Pérez Molina. En cuanto llegué, le metieron en la cárcel por varios asuntos de corrupción y sigue en prisión preventiva. Me quedé a cubrir las elecciones. Iba para tres meses y, entre ir y volver, ya va para cinco años», calcula.

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Ahora está centrado en un caso que incluye «la muerte de 41 niñas y 15 heridas graves, el 8 de marzo de 2017». Eran menores que sufrían abusos y malos tratos en el hogar y fueron llevados a un centro de protección donde las condiciones no eran buenas. Como protesta, prendieron fuego a unos colchones en el aula donde estaban encerradas y la Policía tardó 9 minutos en abrir la puerta, con ese funesto resultado. «Son 56 víctimas y aún no ha habido justicia para ellas», lamenta quien también está pendiente de temas sociales relacionados con la pobreza y el coronavirus.

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