La primera fotografía aérea de Vitoria
La consiguió Paco Hidalgo de Cisneros desde el avión de Garnier en el verano de 1914
Los hermanos Wright efectuaron el primer vuelo con motor en un avión el 17 de diciembre de 1903. En 12 segundos recorrieron 36,5 metros ... en las llanuras de Kill Devil Hills, Kitty Hawk, Carolina del Norte (USA). El 4 de agosto de 1909, apenas cinco años después de aquel vuelo, Lacua ve sin éxito el primer intento de surcar el cielo de un aeroplano copiado al de los magníficos inventores americanos. Pero en 1910 un planeador diseñado por Heraclio Alfaro lleva a cabo las pruebas con éxito en el monte de la Tortilla. Vitoria vive con mucha intensidad los años pioneros de la aviación. Por fortuna, estar situada en el eje de comunicación Madrid-Irún-París y disponer de unas inmensas llanuras que rodean la ciudad coloca a la capital alavesa entre los lugares más visitados por los aviadores.
Así, en 1913 el francés afincado en San Sebastián Leoncio Garnier alquila el aeródromo de Lacua (cerca de la comisaría actual de la Ertzaintza) con el fin de crear una escuela de pilotos, que es la primera fundada en España. Gracias a un documento entregado por la familia Hidalgo de Cisneros al Archivo de Álava, de la Diputación, sabemos también que fue un miembro de esta ilustre estirpe quien efectuó la primera foto aérea de Vitoria aprovechando el avión de Garnier.
No, no se trata de Ignacio Hidalgo de Cisneros, que llegó a ser el jefe de la Aviación Republicana durante la Guerra Civil, sino de un hermanastro suyo, Francisco, de segundo apellido Manso de Zúñiga, que ocupó un alto cargo en el régimen franquista. Porque a pesar de ser hermanos lucharon en bandos contrarios. Aún así, siempre se tuvieron en gran estima e incluso llegaron a reencontrarse en el exilio de Ignacio. Un claro ejemplo del drama de la contienda española: hermano contra hermano.
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Gracias a las memorias de Francisco Hidalgo de Cisneros, escritas por su hijo José María, conocemos al detalle las circunstancias en las que se efectuaron las fotografías. Tomamos el propio relato familiar:
«En este verano (1914) tiene Paco la posibilidad de conocer una nueva emoción. Va a realizar su primer vuelo en aeroplano. El desarrollo que poco a poco, entre éxitos y fracasos, va teniendo la aviación es seguido con gran interés por la juventud vitoriana: El aeroplano y el automóvil son dos ingenios que privan, pero que al no ser frecuentes de ver despiertan la curiosidad y la admiración de las gentes.
Si por la situación de Vitoria en la carretera general Madrid-Irún las diferentes carreras París-Madrid (que generalmente no pasaban de Burgos) habían presentado a los más nuevos coches, la espléndida Llanada de Álava había originado que la campa de Lacua, frente al cementerio, en la carretera Vitoria-Murguia, hubiese sido ya elegida como campo de aviación.
Este verano (1914) llega a Vitoria el célebre aviador francés Leoncio Garnier y aterriza en Lacua, entre la expectación de un numerosísimo público que había acudido a pie, en carros, coches y a caballo, ante el anuncio que desde varios días antes había aparecido en la prensa vitoriana.
«Años más tarde comentaba que si entonces pagó cinco duros por volar, ahora no volaría en aquel cacharro ni aunque le dieran 50.000»
Provisto Paco de su cámara fotográfica allí está en primera fila con sus amigos, para no perder detalle.
El aterrizaje es perfecto, así como también los sucesivos vuelos que, en plan de exhibición realiza Monsieur Garnier. De pronto se anuncia que el aviador francés está dispuesto a llevar como pasajero a cualquiera que lo desee, previo pago de 25 pesetas, cantidad muy respetable para esos días.
Paco no lo duda y entre los aplausos del público y la admiración de las muchachas es el primero en dirigirse hacia el aparato. Previos los saludos de rigor y sin soltar su cámara se instala en el asiento de detrás del piloto, en un inverosímil espacio sin protección alguna más que un entresijo de tubos y alambres. (Una de las imágenes da cuenta de la trampa mortal que es ese habitáculo).
El motor se pone en marcha, ruge. El viento de la hélice le pega en la cara y al final el aparato arranca y después de varios saltos bastante violentos despega del suelo y se eleva. Paco se convierte en el primer vitoriano que vuela, valga el dato para la Historia local. (Esto no es cierto puesto que Heraclio Alfaro había sobrevolado el monte de la tortilla en 1910).
15 minutos de vuelo
Una vuelta por el campo de Lacua y el 'aeroplano' pone rumbo a Vitoria. Paco contempla extasiado su pueblo desde el aire y se admira de lo bonito que es, con su elíptico casco antiguo y su bien trazado ensanche adornado por las masas verdes de La Senda y La Florida.
Saca su cámara y obtiene unas fotografías que son, también, las primeras imágenes aéreas de Vitoria. Al cabo de 15 minutos de vuelo el aeroplano toma tierra en Lacua, ante la emoción de Paco, que se siente más intranquilo al ver acercarse a la tierra que cuando estaba allí arriba.
Sus amigos le hacen el gran recibimiento y él se va tan contento de su hazaña. Años más tarde comentaba que si entonces pagó cinco duros por volar, ahora no volaría en aquel cacharro ni aunque le dieran 50.000.
De esta visita de Garnier nació en Vitoria una afición a la aviación que se fue desarrollando hasta dar un buen plantel de los primeros aviadores que tuvo la aeronáutica española.
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