Bernabé, con sus hijas Katia y Haridian, en el patio de la ikastola Umandi. Rafa Gutiérrez.

Primer día de cole en Arriagako Haritza

El nuevo centro resultante de la fusión de Umandi y Padre Orbiso arranca su andadura con los alumnos de dos años y las dudas de las familias

Lunes, 8 de septiembre 2025, 18:24

El primer día de colegio en Arriagako Haritza Eskola, el nuevo centro público resultante de la fusión entre Umandi y Padre Orbiso, transcurrió con una ... mezcla de expectación e incertidumbre entre las familias. Este curso los únicos afectados han sido los pequeños de dos años, que en vez de poder elegir entre un colegio u otro la única opción que han tenido es matricularse en este nuevo proyecto educativo. Tras esta primera fase de la fusión, será en próximos cursos cuando se junte a los alumnos de Infantil y Primaria. O esa es al menos la información de la que disponen las familias, que coinciden en señalar la poca transparencia con la que se está realizando todo el proceso.

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«Nos llegó un correo electrónico con información sobre las clases de Primaria, que es donde está mi hija mayor. En cambio sobre la pequeña no sabíamos nada y fuimos nosotros los que nos acercamos a preguntar cómo iba a ser todo este tema de la fusión», explica Bernabé mientras recoge a su hija Katia, de dos años.    De las pocas cuestiones que están claras es que los alumnos más pequeños ocupan de momento las instalaciones de Infantil de Padre Orbiso. Sin embargo, en el exterior del edificio todavía no hay ningún cartel ni ninguna referencia a Arriagako Haritza, el nombre de la nueva escuela. «Sabemos muy poco», resume este padre.

Una sensación similar a la de Sergio e Iris, que acudieron juntos a recoger al pequeño Ibai, de dos años. «Tenemos la sensación de que van un poco sobre la marcha, improvisando. De momento están aquí todos juntos pero no tenemos ni idea de lo que va a pasar en un futuro», trasladaban. Algunas madres incluso desconocían que ha arrancado la fusión de los dos colegios públicos de Arriaga a pesar de que llevan a sus hijos al aula de Infantil. En los cursos superiores de Primaria la primera jornada transcurrió con normalidad.

Bernabé, padre de Katia

«No sabíamos nada y fuimos nosotros los que nos acercamos a preguntar sobre la fusión»

Algunos padres como Javier preguntaban a sus pequeños si había compañeros del otro colegio en sus clases o alguna otra novedad. «En principio no ha habido cambios, pero no sabemos mucho más. Iremos viendo cómo evoluciona todo esto y si nos tienen en cuenta a las familias», trasladaba este progenitor.

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Desde el Departamento de Educación –que en las últimas semanas no ha ofrecido ningún tipo de información sobre esta fusión– defendieron hace meses que la integración de Umandi y Padre Orbiso se realizaba «para combatir la segregación escolar». Hay que tener en cuenta que en el caso de Padre Orbiso acoge a un elevado número de estudiantes de origen extranjero y que fue hace seis cursos cuando se implementó el modelo D –con el euskera como lengua vehicular– mientras que Umandi desde sus orígenes en 1974 nació como una ikastola con la lengua vasca como eje transversal.

Arriagako Haritza Eskola

En el edificio donde están las aulas de dos años no hay ningún cartel con el nuevo nombre

Más allá de los cambios en Arriaga, la primera jornada del curso escolar 2025-26 arrancó entre reencuentros, carreras con la mochila a la espalda, bostezos y alguna que otra lágrima de los más pequeños a la entrada del colegio. «Nos ha costado un poco levantarnos, ¿verdad?», le preguntaba Ainara a su hija de seis años mientras se acercaban a una de las puertas de acceso a Marianistas. «Volvimos ayer del pueblo y ahora toca retomar la rutina. Pero viene contenta por reencontrarse con sus amigas de clase, veremos cómo va esta primera toma de contacto», compartía esta ama.

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A pocos metros, las mismas escenas se repetían en las puertas de Urkide cuando faltaban unos minutos para las nueve de la mañana. «Yo tenía ganas de volver a clase y a los entrenamientos de fútbol sobre todo», compartía de lo más pizpireto Aimar en un corrillo con otros amigos. «A mí lo que más pereza me da es tener que madrugar todos los días», añadía su compañero Lucas ante la atenta mirada de los progenitores, que agradecían la vuelta a la normalidad. «El verano se hace muy largo, demasiado», coincidían un par de madres.

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