En busca y captura

Un preso no vuelve del permiso y deja un mensaje de agradecimiento a los funcionarios de Zaballa

Interno por «un delito de robo con violencia e intimidación», este joven con antecedentes previos estaba cumpliendo sin aspavientos su condena. Hace unos meses tuvo «un ingreso en el psiquiátrico» debido a un problema con la medicación, pero más allá de esto pasaba totalmente desapercibido. Era uno más de los 930 reclusos de este penal que se levanta a unos 15 kilómetros de Vitoria.

Este chico ahora fuera del radar penitenciario vasco residía en uno de los módulos «tranquilos» de Zaballa, donde también lo hace su hermano, quien sigue interno. Ambos hacían «una vida anodina, sin llamar la atención», insisten medios de la plantilla penitenciaria. Por cierto, en el conjunto de las tres cárceles vascas, el mayor número de penados está realacionado con causas «contra el patrimonio y el orden socioeconómico (robos)». Son 413 reos en la actualidad y constituyen el 28,8% del total de la población interna.

Cuando el lunes se corrió la voz de lo ocurrido por la cárcel, el pariente directo de este joven se dirigió a varios funcionarios. Según ha sabido este periódico de fuentes solventes, les trasladó un mensaje del ahora desaparecido. «Comentó a algunos compañeros con los que el fugado había tenido más trato que éste quería darles 'recuerdos' y que había sido 'un placer haberles conocido'». Ni qué decir tiene que el recado produjo una mezcla de perplejidad e hilaridad.

El Departamento vasco de Justicia –que confirmó a este periódico la escapada del joven delincuente– ya ha puesto los hechos en conocimiento del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Bilbao, sala competente en esta matería. Para estas circunstancias, la justicia emite órdenes de busca y captura para todo el territorio Schengen. Esto es la práctica totalidad de la Unión Europea.

Debido a su origen magrebí, se sospecha que podría haber saltado «a Francia o a Bélgica». En ambos países, carentes de controles fronterizos con España, este delincuente común podría contar con una red de apoyo en forma de parientes o amistades diversas. Tampoco se descarta que continúe dentro de nuestras fronteras.

Salvo que se entregue de manera voluntaria –«algunos lo hacen cuando se les acaba el dinero», desvelan funcionarios experimentados–, su captura se fía a la suerte. Que le detecten en algún control rutinario, que sea arrestado por cometer otro delito o que se arriesgue a viajar con su identidad real en transportes como el avión, el barco o el tren.

«El índice de fracaso en la concesión de permisos de salida es muy bajo», atajan medios penitenciarios consultados. En todo caso, desde el Departamento vasco de Justicia advierten de que, en el supuesto de ser localizado y traído de vuelta a Álava, su escapada «afectará a los futuros permisos que pudiera tener». Este joven con antecedentes y «varias entradas» previas en prisión cumplía una condena que expiraba en 2028.