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Los vitorianos Javier Elvira y Mario Beltran de Heredia son de los 16 premiados en todo Euskadi.

«El premio me demuestra que soy capaz de lograr mis objetivos»

Dos vitorianos han sido reconocidos entre los 16 vascos con el Premio Extraordinarios de Bachillerato que organiza el Gobierno vasco

Ikram El Aarrass Amachraa

Lunes, 29 de julio 2024, 00:12

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Premios a la excelencia. Una forma de poner en valor todo el trabajo realizado durante los últimos dos cursos del instituto. Los vitorianos Mario Beltran De Heredia y Javier Elvira han sido dos de los 16 alumnos ganadores en los Premios Extraordinarios de Bachillerato organizado por el departamento de Educación del Gobierno vasco. A ambos jóvenes se les ha dado un diploma certificado y un premio monetario de 1.200 euros.

«El reconocimiento es una forma de demostrarme a mí mismo que soy capaz de conseguir mis objetivos y sacarlos adelante», afirma Mario, el joven de 18 años que hasta ahora ha estuadio en el colegio San Prudencio de Vitoria. En septiembre empieza la universidad y mucho antes de matricularse ya tenía claro que quería estudiar física. Para él, este premio ha sido «una sorpresa», porque afirma que cuando se enteró de la convocatoria «decidí apuntarme sin darle muchas vueltas, no tenía nada que perder», señala el joven.

Aunque no se preparó mucho para esta prueba que consiste en tres exámenes –de matemáticas, de lengua y otro de inglés–, ya venía con una base sólida. «El de mates era el más complicado, era bastante rebuscado, tenía que poner en práctica todos los conocimientos que he ido adquiriendo a lo largo de todos estos años», explica Mario. Los de lengua e inglés «consistían en una frase, en el primer caso una cita de Marco Aurelio y en el segundo una frase sobre las elecciones europeas, a partir de ahí había que desarrollar un artículo», explica.

«Muchos dicen que la época de bachiller es la mejor de su vida, pero para mí, aunque lo he disfrutado, ha sido más de sacrificio, que además he tenido que compaginar con el deporte». Mario hace 'powerlifting' (levantamiento de potencia), una disciplina, afirma, que requiere de «mucha dedicación». «De normal suelo entrenar cuatro veces a la semana y aunque el instituto me quitaba mucho tiempo, soy de los que piensa que siempre tienes un rato para lo que realmente te gusta».

Llevar todo al día

Ainhoa Valverde, su tutora, afima que «es un chaval excepcional y que siempre ha sido muy trabajador». Cuando compite o entrena, sabe que tiene que estar con la cabeza en ello, pero tiene muy claro «que lo que realmente me va a dar de comer son mis estudios, por eso me esfuerzo mucho».

Para compaginar su vida académica, deportiva y persnal y no morir en el intento, Mario tiene una premisa que cumple a raja tabla: Llevar todo al día. «Me gusta hacer las cosas cuando tocan. Llevar los deberes hechos, estudiar poco a poco semanas antes del examen y no dejarlo para el último momento, así se gestiona mejor el trabajo», afirma muy sabedor de lo que dice.

MARIO BELTRAN DE HEREDIA

«Para muchos bachiller es la mejor de su vida, pero para mí ha sido más de sacrificio»

JAVIER ELVIRA

«La prueba era difícil, pero preferí no pensar en ello y centrarme en cada ejercicio»

Javier Elvira comparte la misma opinión que su compañero premiado. Es del colegio de Mendebaldea y a partir de septiembre estudiará en la UPV/EHU para ser físico en el futuro. «La noticia me sorprendió y me alegró mucho», afirma el joven vitoriano que aún no ha cumplido la mayoría de edad.

Para Javier el examen que tuvo que realizar para hacerse con el premio, le pareció, sobre todo, «curioso». «Era diferente a cualquier examen ordinario y me permitió cierta libertad a la hora de plasmar mis conocimientos». Era consciente, afirma, de la dificultad de la prueba «pero preferí no pensar en ello y sacarla poco a poco, centrándome en cada ejercicio».

El premio ha sido el reconocimiento –más que merecido– del trabajó que ha realizado durante el curso, pero sobre todo para la selectividad. «Apenas estudie para la prueba, porque en su momento me preparé muy bien para la EVAU e iba ya con una base sólida, me sirvió mucho darlo todo en esos exámenes», explica.

«No tenía nada que perder»

A Javier que «desde que era pequeño» le ha gustado el ámbito científico, se apuntó a la prueba «sin muchas esperanzas de llevarse ningún premio». «Fui porque no tenía nada que perder», asegura. Al igual que su compañero, considera que el secreto radica en llevar todo al día. «Cuando te presentas con las cosas aprendidas te enfrentas a las pruebas de una forma diferente. Hay que ir con calma, porque sino te bloqueas y sale mal», asegura el joven.

Con todo, ambos estudiantes cierran una etapa «sacrificada» en la que el premio a la excelencia en Bachillerato les ha puesto el broche de oro para empezar una nueva andadura con más ilusión.

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