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PORTALES DE MAL AGÜERO

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El tragaluz ·

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Miércoles, 21 de marzo 2018

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Empieza el compañero a dictarme las calles de la capital alavesa con el tráfico más conflictivo de los últimos años y casi se queda sin aliento. A ver, desde la ponderación, que tampoco conviene identificar Vitoria con un circuito urbano de Fórmula 1. Ya saben ustedes, esa ingeniería deportiva en la que casi siempre gana Hamilton y Alonso se cisca en la escasa potencia de su bólido con un acento asturiano absolutamente delatador. Y de seguido caigo en la cuenta de que quien va a requerir respiración asistida es un servidor cuando lee, sin pausas ni comas, el título del diagnóstico que sobre la materia quiere componer el Ayuntamiento con vistas a mejorar la circulación en el próximo quinquenio. Ahí va, a pulmón libre, fuera bombonas de oxígeno. «Plan Estratégico Municipal de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible (toma, claro, pues buenos somos en eso, añado por mi cuenta y riesgo) 2018-2023». Un buchito de agua, por favor.

Antes de que la Corporación extraiga sus propias y válidas conclusiones me aventuro a dirigir los focos del coche para iluminar algunas verdades incuestionables. La primera se refiere a los portales de mal agüero porque así arranca la nomenclatura de la mitad de las diez vías con mayor número de siniestros en los que sale el personal perjudicado. De Arriaga, de Gamarra, de Foronda, de Lasarte y de Castilla. Parecen, en verdad les digo, apellidos compuestos alaveses bien rematados por localidades que revelan identidades y pertenencias.

La segunda alude a la relación proporcional entre arterias con cruces que incitan al pecado capital de la rapidez y los accidentes. La tercera, me guío por el sentido común al margen del empirismo que avala los datos oficiales, viene a disociar puntos que desquician a los conductores (piensen en América Latina como ejemplo más significativo) del peligro grave. Y para rematar este estudio a vuelapluma, el recordatorio a uno de los elementos urbanos que hemos exportado. Hablo de las rotondas, de qué si no, que nacieron aquí y ahora decoran tantas otras ciudades. De nada, hermanas.

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