El plan de revitalización de Zaramaga se limita a 340 viviendas y se retrasa a 2026

¿Por qué se ha solicitado este aplazamiento? El Ayuntamiento argumenta que va a permitir «la ejecución de las obras en las mejores condiciones posibles y cumplir con los objetivos establecidos para el barrio». La realidad es que no se han cumplido las expectativas. Hasta septiembre sólo se habían invertido 2,1 millones según los datos publicados en el portal de transparencia municipal. Después se han dado 6,5 a las comunidades de propietarios y se han formalizado los contratos para renovar el Bizan (1,06 millones) y el centro de atención diurna (1,1 millones). En total, unos 10,7 millones, un tercio de los alrededor de 31 presupuestados para el 'ecobarrio' entre fondos autonómicos y municipales.

Un descuadre que coincide con el desinterés de los propios vecinos por el proyecto que pretendía mejorar la accesibilidad y la eficiencia de 525 hogares, de acuerdo a los cálculos municipales. En febrero de 2023, fueron 800 las viviendas que pidieron acogerse a las ayudas. Cuando llegó el momento de presentar las solicitudes formales, en junio de ese año, la cifra cayó a 647. Hoy son 340 los pisos que finalmente serán mejorados con el proyecto, el 64% de los previstos por el Ayuntamiento. Y, salvo cambios de última hora, las puertas para adherirse al plan de regeneración están cerradas. Desde el departamento de Urbanismo que dirige Borja Rodríguez (PSE) se recalca que todos los solicitantes «han recibido las ayudas y las licencias para comenzar» con las reformas.

Pero ese no parece ser el problema. Desde la asociación Bizigarri Zaramaga, Celia de Vicente critica los exigentes requisitos de la convocatoria de ayudas. «Te pedían la vida y milagros de los propietarios», afirma. Se refiere también a que en algunas comunidades hubo «administradores que, lejos de facilitar información, desincentivaron el interés». Cree, además, que las instituciones no han comunicado el proyecto adecuadamente. «Algunos vecinos nos decían que en la oficina de OpenGela -la encargada de atender a los vecinos sobre el terreno- no sabían informar». «Mucha gente tampoco se creía el proyecto», indica.

Y a ello une «la poca confianza con el precedente de Coronación», en el que como sucede con Zaramaga, la adhesión al proyecto para transformarse en 'ecobarrio' fue tímida: apenas se sumaron 312 viviendas de las 1.916 que podían hacerlo. En parte, por la avanzada edad del barrio: un tercio de los vecinos de Zaramaga son mayores de 65 años, incluso por encima del 26% que presenta Coronación. «Había gente que nos decía 'A mí, que tengo no sé qué, no me van a dar un duro' o que sus padres eran mayores y si luego vendían el piso, tenían que devolver el dinero». De Vicente, no obstante, admite en que en el vecindario ha habido quienes «no han sabido entender» el proyecto. El relevo en el gobierno municipal, en junio de 2023, y el hecho de que se tardaran ocho meses en redactar las bases de las ayudas, también contribuyeron a ralentizar todo el procedimiento.

El proyecto otorga un papel clave a la opinión de los vecinos, con los que se acuerda la toma de decisiones. Un procedimiento participativo que Lakua entiende que también dilata los plazos. Aunque esto también ha ocurrido en buena parte de los otros 24 barrios sobre los que trabaja el Ejecutivo vasco fuera de Vitoria. «Es complejo convencer a los vecinos, no suele ser fácil», asegura Juan Carlos Abascal, viceconsejero de Regeneración Urbana, quien subraya que en el caso de Zaramaga «no va a haber problemas» tanto para esa luz verde a la prórroga que requiere el Ayuntamiento como para la financiación.

En este sentido, hay tranquilidad en el área de Urbanismo. Niegan que el proyecto esté encallado y recalcan que, pese a la moratoria hasta diciembre de 2026, «la rehabilitación del barrio es voluntad común de todas las administraciones implicadas». «Los pasos dados hasta ahora no desdibujan en absoluto esa voluntad», se aseguran sin entrar en los porqués de los retrasos.

El ritmo, no obstante, es mucho más lento en la otra gran área municipal implicada en el proyecto, Espacio Público, que dirige Beatriz Artolazabal (PNV). No ha comenzado ninguna de las obras previstas en las calles del barrio, para las que cuenta con una partida de 6,2 millones. Intervenciones en Cuadrilla de Vitoria, Senda de los Puertos, Vicente Manterola o Diego de Rojas, entre otras. Hasta el 27 de diciembre no se terminaron de lanzar los contratos, lo que dilata el procedimiento administrativo. Senda de los Puertos, por ejemplo, fue la última en salir a concurso y tiene un plazo de ejecución de ocho meses a partir de una adjudicación que aún no se ha formalizado.

«Los proyectos necesitan su tiempo» y «los plazos son los que son», defiende el equipo de Artolazabal. Recuerda que Zaramaga no es su único cometido y que la redacción de todos los proyectos corren a cargo de los técnicos municipales. «Se va todo lo rápido que se puede, pero las cosas tienen sus tiempos. Y en contratación hay también unos plazos administrativos», señalan. Si nada se tuerce, la mayoría de sus intervenciones empezarán de forma simultánea en primavera.