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Tiene Vitoria mil bellezas que admirar, como cantaba Alfredo Donnay, y también conserva escenarios desconocidos pero habitados por la intriga y las pequeñas historias. Ahora ... que Donald Trump y su imponente nación están tan en boca de todos, decidido él a gobernar el mundo desde Washington, viene a cuento recordar que en marzo de 1777, en un piso de la calle Correría vitoriana, se produjo un encuentro clandestino al más alto nivel diplomático que contribuyó decididamente a la consolidación de la independencia de Estados Unidos. La próxima colocación de una placa de bronce en la fachada del noble edificio lo recordará.
Por aquellos años, en la costa este de América del Norte sus Trece Colonias libraban una desigual guerra contra el Imperio Británico por la liberación de las tierras. Finalmente, los revolucionarios locales vencieron, echaron a los ocupantes y comenzaron a construir el que hoy es el país dominante en el mundo.
Hace 248 años, el influyente naviero bilbaíno Diego de Gardoqui, casado con la vitoriana Brígida Josefa de Orueta, hija de un regidor (concejal) de la ciudad, recibió en el domicilio de su familia política, en el 4 de 'la Corre', al ministro de Estado español Jerónimo Grimaldi y a Arthur Lee, enviado del Congreso Continental de Estados Unidos para negociar el apoyo secreto del rey Carlos III a la Revolución Americana. Fue un encuentro privado en el corazón de Vitoria para evitar delaciones. Porque la presencia de Lee en la corte de aquel Madrid de finales del XVIII hubiera levantado sospechas y tal vez puesto en aviso a los británicos.
EnVitoria, en la intimidad de una vivienda, España comprometió ayuda militar a Estados Unidos de manera furtiva a fin de evitar un conflicto directo con Reino Unido. Diego de Gardoqui, a través de su casa de transporte marítimo internacional 'Joseph de Gardoqui e hixos', envió a los colonos norteamericanos 120.000 reales de a ocho, los llamados 'Spanish dollars'; 215 cañones de bronce, 30.000 mosquetes y otras tantas bayonetas, más de medio millón de balas, 300.000 libras de pólvora, 12.868 granadas, 30.000 uniformes, miles de pares de zapatos y 4.000 tiendas de campaña. Gracias a estos suministros, los colonos ganaron la guerra a los británicos con el Tratado de París de 1783. En ese instante, España reconoció la indepedencia de EEUU y Gardoqui se convirtió en su primer embajador en la nueva nación.
Ahora, un rótulo en castellano, euskera e inglés rememorará aquello en Vitoria. Dice así:«Don Diego de Gardoqui. En 1777 se reunió aquí con representantes de Carlos III y el Congreso Continental para recabar apoyo vital para la independencia de EstadosUnidos». Es cosa de las 'Daughters of the American Revolution' (DAR), las 'Hijas de la RevoluciónEstadounidense', un colectivo mundial integrado por miles de mujeres descendientes de aquellos soldados a los que siguen honrando. Su presidenta en España, Elane Granger, agradece a los vecinos del portal por permitir la colocación de la placa y a las instituciones por su acogida. «Sin la ayuda de España, no hubiéramos ganado. No teníamos casi nada», dice la promotora norteamericana.
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