Zaramaga, junto a Ariznabarra, Coronación o Adurza, concentran la mayor parte de los pisos heredados que se ofertan. igor aizpuru

Más del 30% de las viviendas que salen a la venta en Vitoria proceden de herencias

Tras la pandemia ha salido al mercado un elevado número de propiedades en barrios como El Pilar, donde «hay pisos a patadas»

Lunes, 30 de mayo 2022

Los 'barrios de oro', los más envejecidos de Vitoria, pierden poco a poco a sus primeros moradores. Algunos se ven obligados a salir de sus ... casas por problemas de accesibilidad y otros fallecen. Y sus herederos optan entonces por vender las casas en las que crecieron. La inmobiliarias de la capital alavesa confirman una tendencia que, lejos de menguar, sigue al alza: hasta el 30% de las viviendas de segunda mano que llegan a sus oficinas corresponden a pisos que habían pasado de padres a hijos o, en menor medida de, tíos a sobrinos.

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La cifra llegó a alcanzar el 40% en picos muy puntuales como el de los primeros meses del coronavirus. «La población en Vitoria está muy envejecida y a eso se ha sumado la pandemia. El covid ha hecho muchísimo daño», reconoce Ramón Perales, de la inmobiliaria PeralesDigital. En el sector acotan estas propiedades a «pisos construidos en los años 50 y 60, la mayoría ubicadas en barrios como Coronación, Zaramaga, Ariznabarra, Aranbizkarra o Adurza». «Suelen tener una cocina-comedor y tres habitaciones, de las cuales una suele usarse como sala de estar», describe Carlos Fernández de Nograro, de PisosVitoria.com.

En general estos muebles que salen a la venta tras una herencia, son inmuebles sin actualizar y con poco espacio. «Apenas alcanza los 60 o 70 metros cuadrados de media. Algunos están muy deteriorados y necesitan reformas», reconoce Fernández de Nograro. «Como mucho pueden tener algún tipo de adaptación en el cuarto de baño», añade Ramón Valluerca, de Fincas Armentia.

Con todo, no todas las propiedades heredadas son pequeñas y están ubicadas en los barrios. «También hay viviendas en zonas muy céntricas, que son muy grandes, incluso de más de 100 metros cuadrados, en los que vivía gente adinerada. Suelen tener dos puertas de acceso e incluso en calles como Dato zona para el servicio», remarca Perales. Son las 'raras avis' del mercado. El grueso de la oferta hay que buscarla en distritos como El Pilar, donde, tal y como reconocen en el sector, «están saliendo pisos a patadas». «Y no son difíciles de vender», confiesa Fernández de Nograro. «Hay inversionistas que los compran para alquilarlos o venderlos después por mucho que, con el actual precio de la vivienda, hay poco margen de rentabilidad y otros que se meten a vivir para ir reformándolos poco a poco», destaca Inma Ojeda, de Rioja Inmobiliaria.

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Primeras viviendas

«Estos de herencia son ideales para solteros y parejas que buscan su primera vivienda», completa Perales. «Ahora, como las familias no tienen 2 o 3 hijos, no se necesitan pisos muy grandes y estos tienen el tamaño perfecto para estos perfiles». En definitiva, coinciden casi todos, los clientes que ponen el ojo en este tipo de viviendas se enfrentan a la compra con un presupuesto «muy justo» e insuficiente para permitirse comprar obra nueva. De hecho, el precio es bastante menos prohibitivo que las nuevas urbanizaciones que se están levantando en el resto de la ciudad. Una vivienda de segunda mano en estos barrios de oro alcanza un precio medio que oscila entre los 150.000 y los 200.000 euros.

Sin embargo, se pueden encontrar 'gangas' con precios incluso por debajo de esta horquilla. «Cuando el piso viene 'regalado', el heredero quiere deshacerse rápido de él y cobrar. Entonces venden a precio de tasación», explica el inmobiliario Ramón Perales. Desde el sector destacan cómo las negociaciones para formalizar la venta de este tipo de viviendas suelen ser ágiles «para repartir el dinero entre los herederos. «La gente suele reinvertir ese dinero en otra vivienda más cara», destacan los expertos.

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Con todo, en el mercado usado los pisos de herencias tienen fácil salida «aunque, al final, venderlo depende de las expectativas del propietario y de si sus pretensiones son altas», evidencia Javier Fernández, de Inmoarquillos. «Por mi experiencia, el 50% acaba ajustándose el precio de mercado, el 30% se mantienen más duros y el 10% acaba por no venderlo». Así lo testan también día a día en la inmobiliaria Rioja, donde cada vez perciben que el comprador es más exigente. «Ahora suelen pedir que la vivienda tenga una terraza, cuando en estos 'barrios de oro' o no hay o están cerradas».

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