Pedro malvive bajo un puente en Vitoria desde hace «un año y cinco meses». Rafa Gutiérrez

Pedro, el vitoriano que malvive bajo un puente: «Es estar muerto en vida»

Este exvecino de Sansomendi reside desde hace «un año y cinco meses» en un chamizo pegado a la antigua circunvalación. «Algunos me ven como un extraterrestre»

Lunes, 1 de septiembre 2025, 00:21

Bajo el puente que une San Martín con Sansomendi, en Vitoria, se levanta un rudimentario chamizo ideado con colchones, cuerdas y mantas. A unos ... metros sobre una vía con tráfico constante malvive Pedro. 44 años. «Vitoriano nacido en Txagorritxu». Se instaló en un hueco rodeado de basura «hace un año y cinco meses».

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Es una de las más de 700 personas inscritas en el padrón social, aunque pocas se han precipitado hacia esta situación de vulnerabilidad absoluta. «¿Cómo he llegado aquí? «Pues bueno, la historia es bastante simple. La familia y el dinero no congenian», proclama sobre sus diferencias irreconciliables con su entorno más cercano.

«Tengo la RGI, bueno la tenía conjunta con mi hermano por desgracia. Me quedan 300 euros (al mes), pero me falta un papel. Por eso este agosto, cero», especifica. «Vivo del comedor social, pero falté unos días en las fiestas de la Virgen Blanca y me lo anularon. Me tienen todo el mes tirado, tirado. Ahora estoy a buscarme la vida de cualquier manera», asegura.

«Vivo del comedor social, pero falté en La Blanca y me lo anularon»

Pedro no se acostumbra a la megaestructura de hormigón y acero. «Siento que estoy vivo aunque sea una mierda. A ver, esto es estar muerto en vida», confía mientras apura un 'piti'.

En otra vida más ordenada se ganaba el sueldo «en la construcción» y «en fábricas». Por eso se le enciende el rostro ante la pregunta de qué haría si llegara alguna oferta laboral. «Puedo trabajar perfectamente. Iría con los ojos cerrados si alguien me ofrece una oportunidad», expresa con tono contundente. «Tuve un desencuentro con la familia. La única manera de salir de aquí es que alguien me eche una mano».

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«Raspar lo que pueda»

Cuando dice 'alguien' casi excluye a las instituciones públicas. «Al Ayuntamiento de Vitoria le rogaría que se ponga las pilas, porque el sistema está claro que no funciona. No has ido al comedor social ¿verdad? Soy el único vitoriano que queda», traza.

Mientras aguarda esa mano amiga «me muevo por Vitoria para buscarme la vidilla. Chatarra cogía antes pero sin bici...». Por buscarse la vida se refiere a «raspar todo lo que puedas de por ahí». En contadas ocasiones, ciudadanos anónimos le trajeron comida. «Una vez, un pollo asado y otra, unas galletas».

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Y es que por esa acera no resulta habitual ver transeúntes. Aún así, indica este exvecino de Sansomendi, «la gente que pasa a menudo por aquí ya me conoce de vista. Normalmente te miran como a un extraterrestre, pero alguno te saluda».

Reforzó su 'hogar' después de aguantar el último invierno «noches de hasta doce grados bajo cero». Lo pasa peor con los coches. «Cuando no me han dejado dormir me he ido a propiedades privadas (portales, camarotes), y me han echado de todas». A pesar de todo, Pedro se crece. «Mentalmente es jodido, pero soy fuerte. Fuerte no, soy duro».

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