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Una trabajadora de Paturpat selecciona las patatas troceadas en la planta de Júndiz.

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Una trabajadora de Paturpat selecciona las patatas troceadas en la planta de Júndiz. Blanca Castillo

La patata alavesa, del campo a la mesa con tecnología 4.0

Paturpat, sociedad que forma parte de la cooperativa Udapa, inaugura en Júndiz su planta de procesado en la que se han invertido 3,5 millones de euros

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Jueves, 1 de enero 1970

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Hace seis mil años, en una región peruana que hoy comprendería la zona de los Andes, se cultivó por primera vez la patata. A Europa llegó hacia el siglo XVI como singularidad botánica con carácter ornamental y en el XVIII empezó a considerarse ya como producto alimentario. Álava ha sido referente nacional y «durante el siglo pasado el origen de más del 70% de la semilla de patata que se sembraba en la Península Ibérica». El apelativo de territorio 'patatero' estaba, así, más que justificado. Pasan los años, las décadas, pero aquí «sigue siendo un cultivo importante» donde la presencia de la innovación y la tecnología también está presente.

«Aquí hacemos patatas 4.0», resumía ayer Koldo López de Robles, gerente de Paturpat, sociedad que forma parte de la cooperativa Udapa y que estrenó en Júndiz una planta de procesado en la que ha invertido 3,5 millones de euros y que ya genera 24 puestos de trabajo. En estas instalaciones se completa el proceso desde la recepción del tubérculo –precisamente Udapa es su proveedor y trabajan con dos variedades, Monalisa para cocer y Agria para freír– hasta su envasado en paquetes para diferentes clientes como la industria de precocinados, el canal de restauración o los lineales de supermercados.

Es la quinta gama de la patata, «limpiada, pelada, envasada al vacío y cocinada al vapor, sin conservantes ni alérgenos», destacó López de Robles durante la visita a la nueva planta que contó con la presencia de, entre otros, el lehendakari, Iñigo Urkullu o el diputado general, Ramiro González. El producto –bajo la marca 'depatata'– es «cien por cien natural», añadió el gerente de Paturpat, con la única aportación de «un punto de ácido ascórbico, que no deja de ser vitamina C, para evitar la oxidación». Es más efectivo que el proceso de escaldado.

La maquinaria y tecnología que emplean les permite, por ejemplo, eliminar por completo la piel mediante vapor, cortar la patata de seis maneras diferentes –bastón para freír, en dados para ensaladas, también para bravas, para hacer tortilla, para patatas panadera y enteras como guarnición (parisina)– y hacer distintos envases –de 450 gramos, 2 y 5 kilos– en sus catorce balanzas.

Posibilidad de ampliar

En un momento de «cierta incertidumbre en la evolución de la economía en nuestro entorno», señaló Urkullu durante el acto de inauguración, «es importante destacar el trabajo conjunto y la colaboración entre las instituciones públicas y las empresas para generar un clima de confianza que motive la inversión». El Ejecutivo vasco, a través del Departamento de Desarrollo Económico, «nos ha ofrecido una gran ayuda en este proceso» de puesta en marcha de Paturpat, dijo López de Robles. Fue en 2015 cuando se gestó la idea y ahora estrena sede.

La innovación en esta sociedad dependiente de Udapa les llevó incluso a pensar en hacer bases de pizza con patata, «en momentos en los que el trigo tenía unos precios muy altos. Trabajamos en ese proyecto junto a Eroski, incluso vimos posibilidades porque, por ejemplo, los celiacos no tendrían problemas para comerla... Pero no salió adelante». Aunque Koldo López de Robles y su equipo asumen que «en nuestro ADN está el trabajar en nuevos proyectos y productos», también en la ampliación de nuevas líneas en unas instalaciones reconvertidas de lugar de empaquetado o almacén a planta de procesado.

El crecimiento de una empresa con 25 años de trayectoria

Tiene ya dos instalaciones en Júndiz –la sede central y la de procesado de Paturpat– pero seguirá creciendo con una planta frigorífica, también en el polígono, en la que invertirá 10 millones de euros. Udapa, que aglutina a un centenar de trabajadores, celebra ahora su 25 aniversario –ayer lo conmemoró con un acto en el Artium– en un momento dulce, con el objetivo de producir este año 10.000 toneladas de patata Eusko Label, casi el doble que en la pasada campaña, cuando rozó las 6.000. Aunque la comercialización total de la cooperativa alavesa ronda las 50.000 toneladas anuales.

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