El párroco de Mendiola: «La cruz que me preocupa son los 150 trabajadores de Tubacex»

Lo que pueda pasar con la cruz de Olárizu parece no ser del interés del párroco de la Iglesia de la Asunción de Mendiola, el concejo que el domingo añadió a su inventario un monumento que representa el mayor símbolo de la cristiandad y la fe católica. Florencio Arza atendió ayer la llamada de este periódico, que quería conocer su opinión sobre la posibilidad de que el pueblo de Vitoria donde ejerce como párroco pueda decidir el derribo de la cruz por considerarla una «construcción franquista».

«La cruz que le preocupa al cura de Mendiola es la de los 150 trabajadores que se juegan su puesto de trabajo en Tubacex de Llodio», dijo de manera textual Arza, que preguntado de nuevo por su opinión sobre la cruz de Olárizu se reiteró en sus palabras y añadió su preocupación por el futuro de los trabajadores «y también de la empresa» ubicada en el Valle de Ayala. Una compañía que la semana pasada hizo efectivo un ERE con 129 salidas -en un principio sí se habían planteado 150- de sus plantas de Llodio y Amurrio, de ellas 96 en forma de despidos y las otras 33 mediante prejubilaciones y bajas voluntarias.

Arza no quiso tampoco entrar a valorar el desarrollo de la asamblea del domingo en la parroquia de la que es responsable y que fue cedida por el Obispado al concejo como punto de reunión de los vecinos para cumplir con las medidas anticovid. A ella se prohibió la entrada de los medios de comunicación. Las opiniones en Mendiola están divididas, como se apreció en la votación, ya que 37 personas dieron el visto bueno al acuerdo que acredita al pueblo la propiedad de la cruz y otras 28 lo rechazaron. En esta ocasión no se votó a favor o en contra del derribo del monumento, a pesar de que la convocatoria reunió a más vecinos que en 2018 cuando el concejo se posicionó a favor de su demolición.