Detalle de la portada de la reciente biografía de Pájaro, 'De Santa Leone al Gran Poder' (66 rpm). JUAN PÉREZ-FAJARDO

«Las historias de amor son casi siempre dramas», afirma Pájaro

El gran guitarrista sevillano encabeza al grupo al que da nombre en Hell Dorado, para una intensa velada con sonidos de rock, espagueti western, blues y hasta melodías de Semana Santa

Viernes, 17 de febrero 2023, 16:19

A Andrés Herrera Ruiz le llaman Pájaro. A su banda de rock, también. Nacido en Sevilla en 1963, llevaba tocando toda la vida con artistas ... como Silvio (Fernández Melgarejo), Kiko Veneno, Triana o Pata Negra (el listado más amplio llegaría a ser prolijo). Y hace una década tuvo el arrojo de lanzarse como líder de su propio proyecto, con el que ha abierto conciertos de Bob Dyan y Nick Lowe. «Es empezar de nuevo. Eso se llama voy a cambiar de vida, voy a dejar de ser un mercenario. Es curioso, mi madre me decía 'voy a morir y no voy a conocer un disco tuyo. Todo el mundo tiene tu guitarra'», recuerda y agrega que ella «murió un 11 de noviembre y el 12 estaba yo estrenando el 'Santa Leone' en el Lope de Vega. Mi abuelo era maestro ebanista y todos esos labrados en la madera del teatro y en la plaza de España los hizo él. En la prensa y los libros aparece el industrial Casana, pero Francisco Ruiz fue quien lo hizo con una gubia», remacha el heredero de la saga artística, donde también figura una hermana escultora.

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Pájaro desembarca a las 21.30 horas de este sábado 18 (inician la noche The Twin Rebels) en Hell Dorado, «un sitio de los que ya no quedan, estamos muy contentos de volver. Será un concierto bastante largo, donde haremos canciones de los tres discos».Y en un momento en que está aún fresca la tinta de la biografía 'Pájaro. De Santa Leone al Gran Poder' (66 rpm), donde Alfred Crespo construye un retrato coral de los dos, tanto del individuo como del grupo. También, cuando Pájaro se ha recuperado de un accidente vascular, en pleno proceso de un cuarto álbum. «Cuando me pasó esto, me cogió grabando. Por culpa de esta mierda hemos tenido problemas para ensayar, pero por lo menos un tema nuevo llevamos», indica el músico con intención de regalar el estreno al público vitoriano.

En el libro dice que «la forma más auténtica de componer una canción es con el alma rota». «Pues sí. Cuando tienes sentimientos alegres y estás feliz , pueden salir canciones divertidas y eso. Pero realmente cuando hay algún desapego o alguna historia –las de amor son, casi siempre, dramas–, los poetas están rotos. Machado tiene un mensaje bonito, pero se nota un sufrimiento, también pasa por la música. Sucede en el flamenco. Nosotros no hacemos flamenco, pero somos flamencos. Y viene de un quejío, del 'ay'», describe Pájaro antes de matizar que «viene del corazón, de lo más profundo».

El 'frontman' comenta que, en la construcción de los temas, «me pongo a cantar una canción que me estoy inventando en ese momento, no en un idioma inteligible. Son palabras que encajan fonéticamente, parecido al inglés, pero no. Eso luego pasa por el filtro de Paco y de Raúl, luego hacemos entre los tres la canción».

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Sin que otros desmerezcan, este último «es una parte muy importante. Sin Raúl tal vez no hubiera podido hacer esto. Llevamos muchos años tocando y entre los dos somos más fuertes. Es la pieza que mueve todo este mecanismo. Él es más serio, yo soy el más loco, pero entre los dos hay una simbiosis. Creo que lo mejor que me ha podido pasar en la vida es conocer a Raúl», señala Andrés Herrera.

Guitarrista a escondidas

También reconoce que debe mucho a su maestro, el gran Silvio. «Una de las cosas más importantes es la manera de decir las canciones. Pronunciaba muy bien las palabras, aparte de muy chulo, encajaba muy bien. Hemos tenido muchas cosas en común: aunque no fuimos contemporáneos estudiamos en el mismo sitio, con los mismos profesores. O esa afición a la música italiana que yo no sé si Silvio tiene mucha culpa o era el cine que mi padre me ponía cuando yo era chico y yo iba con él, en plan 'Cinema Paradiso'. Yo echaba películas con mi padre y me tocó la época del western», apunta quien subraya que «yo nunca he querido ocupar ni su lugar ni su estilo. Además, él era un cantante alucinante, yo soy más normalito».

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Pájaro recalca que a Silvio «en vida no se le valoró como ahora. Cuando mueren los artistas se les empieza a tener en cuenta. Parece que estamos mejor muertos», lamenta.

Él empezó con el instrumento casi en la clandestinidad. Cogía la guitarra de las hermanas cuando no estaban y se ponía a practicar. «Cuando llegó la guitarra fue muy gracioso, porque mi madre era pobre, tenía cinco hijos y compraba Avecrem para que hubiera más comida. Y con los puntos que guardaba había para elegir un reloj o una guitarra. Pensó 'se van a matar todos por el reloj, mejor la guitarra'».

Pájaro recuerda que «mis hermanas iban a colegios de monjas y allí, entre otras cosas, se toca la guitarra. La casa era muy pequeña y éramos muchos, en aquella época de nuestro caudillo hijo de su madre. Mis hermanas llegaban más tarde del colegio y yo tenía como una hora para coger la guitarra. Empecé con dos cuerdas y me di cuenta de cómo funcionaba: de mayor supe que había descubierto la tónica, la dominante y la subdominante. Con siete años y con la oreja», resume quien oficiará con un par de Fender Stratocaster en Hell Dorado.

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Recuerdos de infancia

«La primera guitarra en mi casa la cogió mi madre con puntos Avecrem»

El músico sevillano de Parque Alcosa confiesa que «soy muy de barrio. Me gusta ver cómo estamos envejeciendo todos juntos. Somos como el poblado de Astérix, tenemos hasta bardo, que sería yo», aunque no le aten y amordacen precisamente. Pero ganas no faltaron hace años. «Hubo una época, cuando me compró mi madre la Telecaster, la primera guitarra eléctrica que tuve, me ponía a tocar en verano a las cinco de la tarde en Sevilla, con todo el mundo durmiendo la siesta. Y tú, con el 'Purple Haze' a todo pepino. Te pueden matar. Me lo siguen recordando, ja, ja».

Entre las coincidencias, casualidades o enlaces del destino –vaya usted a saber– de la trayectoria de Pájaro asoma en el libro su relación con 'Kuartk Valley', un documental sobre la película del Oeste 'Algo más que morir' rodada en Kuartango, dirigido por Maider Oleaga . Entre Raúl y él le pusieron música. «Era un proyecto alucinante. La cosa es que cuando vimos por qué se estaba haciendo ese documental, nos metimos ya de lleno, No sé qué va a pasar con eso. Está grabado y lo mismo hay una banda sonora ahí».

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