«He encadenado decenas de contratos, algunos de un día, y eso no es vida»

Ponen como ejemplo a los limpiadores, que han tenido que trabajar al cien por cien «cuando ya no hay situación de emergencia sanitaria». «Se les impide ejercer su derecho a la huelga». Así las cosas, los balances fueron muy diferentes y mientras los delegados sindicales hablaron de «un amplio seguimiento» de hasta el 60% en el territorio, el Servicio Vasco de Salud lo redujo al 8% durante los dos turnos.

El momento más álgido de la jornada de protestas por el «maltrato» que Osakidetza da a sus «saturadas» plantillas se vivió a mediodía con las tres manifestaciones que recorrieron las capitales vascas. En Vitoria, la marcha partió desde el hospital Santiago en dirección a Lehendakaritza y contó con la participación de cientos de trabajadores y colectivos de pensionistas que también apostaron por una «sanidad pública de calidad», la reapertura de la Urgencias de Santiago y por el regreso de las consultas presenciales.

Justo cuando se cumplían dos años desde que se detectara en la capital alavesa uno de los dos primeros casos de covid de Euskadi, los sindicatos convocantes -Satse, ELA, LAB, CC OO, UGT y ESK- aseguraron que la pandemia «ha radicalizado» un problema que ya venía de atrás y pidieron a Osakidetza que «tome medidas ahora» para «dignificar las condiciones de vida de sus trabajadores». «Esto demuestra el hartazgo de la plantilla y la urgencia de las soluciones que se deben tomar», indicaron los sindicalistas al final de la concentración.

Vanesa, una enfermera de Santiago con servicios mínimos en cirugía, salió unos minutos a la puerta del hospital para mostrar su apoyo a los manifestantes. «Aquí tenemos a pacientes crónicos muy mayores y complejos y con el personal que tenemos no llegamos. Los fines de semana estamos una enfermera y una auxiliar para 20 pacientes». Ocurre lo mismo en urgencias pediátricas, denunciaron. Ana asegura haber encadenado «decenas de contratos» en pocos años «algunos de un día y eso no es vida». «Te avisan la víspera y no sabes ni adónde te mandan ni cuánto tiempo, no puedes organizar tu vida ni conciliar y si te planteas tener hijos es un riesgo que asumes», denuncia, por su parte, Samantha González. A la inestabilidad se suma la falta de sustituciones. «Te vas de vacaciones con la presión y la angustia de saber que dejas vendidas a tus compañeras», señalaban otras dos profesionales. «Algunas han trabajado los peores meses y en condiciones terribles y ahora están el el paro».

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Al término de la manifestación, dos delegados sindicales leyeron un comunicado. «Es indecente que cuando la situación lo exigía hiciéramos grandes sacrificios y los gestores se hayan dedicado a profundizar en la precariedad». Piden que se creen «miles de nuevos puestos de trabajo para estabilizar a las plantillas» y medidas para acabar con «contratos laborales fraudulentos que comprometen la calidad del servicio que prestamos». Revertir las privatizaciones y recuperar los horarios y los PAC de los centros de salud son peticiones que se suman a esta plancha reivindicativa.