«El río nunca podrá contener caudales tan extraordinarios como estos»
Expertos de la Agencia Vasca del Agua avisan de que no existe actuación que evite desbordarse al Zadorra con estas lluvias, pero sí crear zonas de «inundación segura»
Acotar un río desbocado es algo así como poner puertas al campo. Ampliar su cauce hasta adecuarlo a situaciones de emergencia como la de estos ... días sería contraproducente para su estado habitual, y dejarlo intacto aislaría a decenas de personas como ocurre hoy. El pasado 20 de noviembre, la víspera de que comenzara la secuencia de 20 días de lluvia sin tregua, el Zadorra discurría a 0,46 metros cúbicos por segundo. En las últimas horas, ese ritmo se ha disparado hasta rozar los 150 metros cúbicos por segundo. No hace falta ser un experto para observar que el crecimiento es exponencial. Con el embalse de Ullibarri al límite de su capacidad, y con sus compuertas expulsando agua a más de 90 metros cúbicos por segundo, el agua manará durante al menos 24 horas hacia las poblaciones que se encuentran a los pies del pantano. ¿Y cómo se puede parar un río desbordado? Al parecer, sólo se puede reducir su impacto hasta cierto punto.
«Nunca vas a poder contener en un río los caudales que se generan en un episodio de lluvias extraordinarias como este», aseguran desde la Agencias Vasca del Agua (URA). La única salida es crear balsas artificiales, llamadas a absorber aquello que le sobra al río. O, como les llaman los técnicos, «zonas de expansión segura». Así sucede bajo la calle La Presa, en Abetxuko, donde lo primero en hundirse es un parque infantil destinado a ello. También en el tramo que conecta con Gamarra, el punto de la última intervención de URA, y así ocurrirá en el futuro en Asteguieta, cuando se ejecute la cuarta fase de la obra del Zadorra. «No se trata de hacer canalizaciones, sino zonas de inundación controlada», señalan.
El problema es que en esta ocasión, la cantidad de precipitaciones se ha disparado mucho más de lo previsto. Con el día más lluvioso de la historia de Vitoria de por medio (28 de noviembre), y con una secuencia de casi tres semanas de lluvia o nieve, Álava se enfrenta a sus peores inundaciones en 18 años. Según explican fuentes de URA, este episodio ha sido la tormenta perfecta. Por un lado, las instituciones aseguran que las compuertas no podían abrirse con antelación. «El volumen de las precipitaciones los días 28, 29 y 30 de noviembre, sumado a la cantidad de agua que ya traían los ríos de los pantanos, lo hacía imposible», subrayó el diputado general, Ramiro González (PNV). A estos factores se unía también el deshielo. Es decir, anticipar el vaciado también habría adelantado el problema.
Además, el embalse no tenía nivel suficiente para iniciar su vaciado. Se encontraba algo por encima de la mitad de su capacidad antes del temporal y, en cuestión de días, ha pasado a rozar el 97%. «Ullibarri tiene poca laminación y se llena muy rápido. Eso es bueno para nuestro consumo, pero malo para situaciones como esta», explica Andrés Illana, portavoz de Ekologistak Martxan.
Entre los embalses de Ullibarri y Urrunaga han soportado un 10% más que su capacidad total en los últimos 12 días. O, lo que es lo mismo, más del consumo conjunto de Vitoria y Bilbao en un año. «Los embalses han logrado mantener una cantidad enorme. Gracias a ellos, la inundación ha sido muchísimo menor», se defienden los expertos de URA.
Durante la crecida, los embalses llegaron a recibir 410 metros cúbicos por segundo, y su pico de vaciado fue ayer de 125 metros cúbicos. Es decir, salía poco más de un 20% de lo que entraba. Por fortuna, ese volumen de precipitaciones no se mantuvo constante a lo largo de todo el día.
«Parece un mar»
«Contra esto no se puede hacer nada. Son demasiados días seguidos lloviendo. No hay obra hidráulica que contenga esto. Es más un mar que un río», aseguraba ayer Illana. La cuestión es que, según las previsiones que se manejan, durante las próximas 24 horas se prevén entre 40 y 50 litros por metro cuadrado. Será el último arreón antes de la larga tregua que se espera desde el domingo y para la próxima semana. Las consecuencias del temporal en el Zadorra y sus localidades vecinas, sin embargo, aún pueden empeorar.
Así lo explicaron el diputado general de Álava, Ramiro González, y el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, a escasos minutos de que el desembalse alcanzara la máxima velocidad. «Es una situación que va a afectar más de lo que está haciendo ya», anticipó el jefe del gobierno foral a la vista de que las precipitaciones persistan. Vitoria, mientras tanto, continúa «preocupada y alerta», aunque la situación es algo más sosegada. «Vamos a depender mucho de las precipitaciones de las próximas horas para que la situación se estabilice. Debemos actuar con calma pero estar muy ocupados», concluyó el regidor.
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