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T. Basterra/ A. Carazo
Domingo, 11 de mayo 2025, 01:50
La falta de médicos no es un problema solo de Euskadi, como tampoco lo es la escasez de sanitarios cualificados que afecta a las residencias. ... Otras comunidades en una situación similar ya le están dando respuesta a esta situación de diferentes maneras. Navarra, dentro de la iniciativa denominada 'Open house', ha puesto en marcha un proyecto para establecer los mecanismos de coordinación entre los centros residenciales y los ambulatorios. Y en aquellos casos que los geriátricos carezcan de médicos y enfermeras suficientes, esas residencias serán atendidas por profesionales de Atención Primaria.
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Madrid, por su parte, cuenta con 23 unidades específicas para atender y dar soporte a las residencias en su red de Atención Primaria. Otras comunidades autónomas abogan porque el personal auxiliar de enfermería pueda realizar algunas tareas asignadas en la actualidad a la enfermería en las residencias. Algo que se planteó en Euskadi, pero que quedó aparcado ante el rechazo de los colegios profesionales y sindicatos.
En el País Vasco fuentes del Departamento de Bienestar avanzan que están «trabajando» en un nuevo decreto de residencias para Euskadi y que su publicación «es uno de los objetivos de esta legislatura». Salud añade que se tendrán en cuenta las diferentes realidades organizativas y demográficas de cada territorio. La patronal confía en que la futura regulación tenga en cuenta el problema actual de escasez de sanitarios cualificados y aporte soluciones para garantizar la atención de los usuarios.
Iñaki Artaza es médico, expresidente de Zahartzaroa (la asociación vasca de geriatría) y hasta hace dos meses era el director de Innovación, Sistemas de Gestión y Evaluación de la Diputación de Álava. Explica que el perfil actual de los usuarios que ingresan en las residencias es el de personas muy dependientes que, en «el 80% de los casos tienen deterioro cognitivo», además de una elevada comorbilidad. «Están en una situación de hospital de vida. Eso exige que haya sanitarios altamente cualificados en las residencias porque los mayores necesitan esos cuidados», detalla.
El reputado geriatra explica que «el problema es que estamos en un contexto con pocos profesionales en el que además trabajar en una residencia tiene un bajo reconocimiento social. Para los profesionales no es su primera opción y por eso hay una elevada rotación. Muchos se van cuando tienen la opción».
Durante los últimos años, el Departamento foral de Políticas Sociales ha sufrido en sus propias 'carnes' esa carencia de médicos y enfermeras sobre todo en época estival. El pasado verano hubo que firmar 4.015 contratos para cubrir el servicio. «Nos preocupa la falta de personal para las residencias que es un fenómeno que se produce en toda Europa que, de hecho, se está planteando una directiva para facilitar la regularización de empleados extranjeros que ejercieran su actividad en el ámbito de los cuidados», afirmó el diputado Gorka Urtaran en una entrevista con este periódico a finales del pasado mes de julio.
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