Mayores de una residencia participan en una sesión de musicoterapia. Rafa Gutiérrez.

La musicoterapia se extiende por las residencias de mayores de Álava

Tres de cada cinco internos en los geriátricos forales buscan estimulación y mejorar su estado de ánimo a través de esta disciplina

Sábado, 23 de agosto 2025, 01:14

La musicoterapia resuena en las residencias de mayores que gestiona la Diputación de Álava. Tres de cada cinco (el 61,7%) usuarios acuden semanalmente a ... cualquiera de las sesiones que utiliza el sonido, el ritmo, la melodía, el silencio y la armonía para promover, mantener y restaurar la salud física, emocional y mental de las personas. Un porcentaje que varía de forma significativa según el centro, pues el deterioro del interno hace poco viable esta práctica en algunos casos, aunque siempre se busca conectar con su 'historia sonora' para rescatar su identidad, sus recuerdos e incluso que vuelvan a interactuar con su entorno.

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«Hemos tenido casos de personas que vivían ajenas a todo lo que sucedía a su alrededor, pero de repente escuchan una canción especial para ellos y sienten un 'chispazo' que muestra algún tipo de reacción inusual en su estado o se te quedan mirando fijamente», explicaban en una entrevista con este periódico los encargados de impartir estos talleres.

Además de musicoterapia, en las residencias se imparten manualidades, cerámica o psicoestimulación. En una respuesta enviada por el diputado de Políticas Sociales, Gorka Urtaran, al grupo juntero del PP, se explica que el perfil de quienes viven en las residencias «ha ido cambiando a lo largo del tiempo, siendo en la actualidad personas muy mayores, con más dependencia funcional, muchas de ellas con deterioro cognitivo avanzado y que requieren cuidados de alta intensidad».

En base a ello, se lleva a cabo una valoración para adaptar las actividades al perfil del usuario tipo. «Todas esas actividades suponen un beneficio para las personas que participan, pero teniendo en cuenta las características de las personas a las que van dirigidas, se ha valorado la sustitución de alguna de ellas por otras más terapéuticas, y que beneficien a más personas usuarias sin perjuicio de su mayor o menor grado de dependencia», indican los responsables del Gobierno foral. Porque el objetivo es beneficiar al mayor número de personas por sesión, ayudarles a que se relajen, mejorar su estado de ánimo, modular el estrés e incluso sentirse más cómodos en su entorno. En el caso de las personas con demencias, se pretende una mejora de los síntomas psicológicos y conductuales, propiciando un mayor bienestar emocional.

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Realidad inmersiva

El próximo otoño se van a poner en marcha talleres para tratar de modernizar las actividades. Así se optará por la denominada realidad inmersiva, lo que supone una tecnología que permite a los usuarios sumergirse completamente en el contenido que están viendo gracias a proyecciones que se extienden por las paredes y el techo de la sala, creando un campo visual envolvente. Estas proyecciones suelen combinarse con efectos de sonido inmersivo y otros recursos multimedia.

Al mismo tiempo, en la residencia Ajuria se probará con la realidad virtual a través de gafas. Allí se evaluará su impacto e idoneidad para extenderla al resto de la red si así se estima.

Más adelante, y aún pendiente del proceso de licitación, se intentará con la terapia asistida con perros especialmente adiestrados. El objetivo es mejorar la psicomotricidad, la disminución de la presión arterial y la regulación del ritmo cardiaco. También ayuda a reducir la sensación de soledad, disminuir los niveles de estrés y la resistencia frente a la depresión, además de favorecer la memoria, la reducción de conductas agitadas y la aparición de respuestas emocionales y conductuales.

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