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Renovación. La sección de las dos salas dedicadas al arte barroco la componen 19 pinturas y cinco esculturas.

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Renovación. La sección de las dos salas dedicadas al arte barroco la componen 19 pinturas y cinco esculturas. Rafa Gutiérrez

El Museo de Arte Sacro se renueva en su clasicismo

Una escultura de 'El niño Jesús' del XVII y dos obras de Nicolás de la Cuadra dan «vida» a las dos salas dedicadas al arte barroco

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Miércoles, 27 de junio 2018, 01:46

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Al pensar en un cuadro, uno se imagina una imagen estática: quieta. Sin embargo, a veces se prestan, se descuelgan, viajan, vuelven y se exponen en una pinacoteca diferente.

En el Museo Diocesano de Arte Sacro, estas circunstancias le han obligado a renovar sus dos salas dedicadas al arte barroco, también conocida como la sección Lienzo. «Desde los inicios del museo hace casi 20 años, en 1999, no ha habido un cambio tan voluminoso de obra», anunció la delegada de Patrimonio Artístico de la Diócesis de Vitoria, Susana Arechaga, en un encuentro con periodistas. En total, ambas salas incluyen 19 pinturas y cinco esculturas entre las que sigue dando la bienvenida, inamovible, el 'San Francisco meditando de rodillas' de El Greco. «Salen y entran obras, lo que significa que hay movimiento en este museo clásico».

Entre las novedades que se muestran en la pinacoteca de la Catedral de María Inmaculada se encuentra una escultura que no había sido expuesta anteriormente. Se trata de una talla policromada de 'El niño Jesús', atribuida a la escuela de Juan Martínez Montañés, quien popularizó la iconografía de niños y está considerado uno de los mejores tallistas de la generación anterior a Velázquez. La pieza del primer tercio del siglo XVII refleja la «divinidad de la infancia propia de la escuela andaluza», describe Arechaga, quien destaca que este modelo monteñesino puede ser el punto de partida para organizar un ciclo de conferencias o exposición con figuras infantiles. Hasta entonces se encontraba entre los fondos de la Diputación.

Valor en conjunto

Otra de las novedades es la reunión de dos piezas del vizcaíno Nicolás de la Cuadra, «el pintor barroco vasco más reconocido»: 'San Antonio de Padua y el corazón del avaro' (1724) y 'Caminante agradeciendo a San Francisco en protección' (1724). «Cobran más importancia» puestas en paralelo. Su atractivo se suma también a la exposición del «cuadro más valioso del patrimonio diocesano», la 'Lamentación' de Gaspar de Crayer, uno de los grandes pintores flamencos junto a Van Dyck y Rubens. «Los Galarreta, parte de la corte española del Gobernador de Flandes, lo compraron en Bruselas para la capilla de Santa María cuando todavía no era catedral», título que recibe en 1862, hasta entonces iglesia colegial. El otro cuadro «más valioso» del fondo diocesano es 'La Inmaculada' de Alonso Cano, cedida en estos momentos a Aguilar de Campoo en Palencia para una exposición. La obra forma parte de esas «salidas» hacia otros centros, que han influido en la reubicación de las piezas.

También ha sido determinante en estos cambios que dos grandes lienzos de José de Ribera -'San Pedro' y 'San Pablo'- que se podían ver en el Diocesano se expongan desde abril en el Bellas Artes de Vitoria, donde acompañan al 'Cristo crucificado' del genio. Los cambios eran necesarios. «Era el momento idóneo de la renovación de un museo que está vivo».

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