«En algún momento habrá que debatir si ratificar la Monarquía u optar por otras vías»

- ¿Qué aspectos del republicanismo va a abordar?

- En 2019 conmemoramos el 150 aniversario del Pacto Federal de Eibar (1869) y esto va hilado al debate del Parlamento vasco del nuevo Estatuto. Entonces ya hablaron de organizar el Estado de abajo a arriba y de que fueran las provincias las que se unieran libremente en un pacto. Hablaremos de ello para que sirva de reflexión para debates actuales en torno al modelo de estado.

-¿Qué vigencia tiene a su juicio el debate monarquía o república?

-El republicanismo todavía sigue vivo en algunos partidos políticos a nivel nacional. Creo que en algún momento se tendrá que abrir el debate para actualizar la Constitución en algunos aspectos que se están demandando como la organización territorial. Esa podría ser una oportunidad para debatir no solo el modelo de estado sino también sobre su jefatura. En algún momento debería de abrirse el debate para que los españoles ratifiquen el sistema de la monarquía parlamentaria o quizás elegir otras vías diferentes.

-¿Ha sido el País Vasco republicano o monárquico?

- En el País Vasco se da una pluralidad de opciones políticas. Sobre todo a partir de la Restauración (1875) y, como apuntaba el profesor Juan Pablo Fusi en sus trabajos, hay un triángulo de opciones políticas: el nacionalismo vasco, el socialismo y republicanismo y, por otro lado, el monarquismo. La mayor parte de los diputados que se mandaban a Cortes eran liberales y monárquicos, aunque también es cierto que en aquella época existía caciquismo. Una vez que se proclama la II República y hay libertad de voto, el País Vasco llevó algunos diputados socialistas incluso comunistas al Congreso de los Diputados.

- ¿Y en Álava?

- El republicanismo siempre va a ser una idea vinculada al ámbito urbano. En Álava se desarrolla casi exclusivamente en Vitoria. Por ejemplo, Becerro de Bengoa tuvo una trayectoria que empieza como un republicano federal y poco a poco se va a ir atemperando hasta que en torno a 1890 abandona esta idea. Una vez que se instaura la Ley de Sufragio cree que ya hay democracia y se declara accidentalista de las formas de gobierno.

-¿Cómo fue la última etapa de Juan Carlos I?

- La Monarquía estaba cayendo en un cierto desprestigio después del caso de Botswana. Además, la sociedad española estaba agitada por una crisis económica grave y por casos de corrupción que llegaron a la Corona. Eso hizo que la institución monárquica se desprestigiara y produjo que Juan Carlos I abdicara para intentara mejorar esa imagen.

-¿Se entiende entonces la Monarquía española como una institución moderna?

-Eso fue lo que se intentaba hacer con la abdicación de Juan Carlos I. Dar una imagen de más cercanía y más modernidad a la ciudadanía. Es verdad que eso ha mejorado la imagen de la Monarquía, aunque también influyen otros factores como la mejoría de los índices económicos y el apartamiento de algunos de los elementos de la Casa Real que estaban acusados de corrupción.

-En la investidura, EH Bildu habló del Rey y eso provocó la ira de muchos diputados conservadores. ¿Cómo lo ve?

- La crítica tiene que ser lícita desde la tribuna y en el Congreso de los Diputados se tiene que posibilitar dentro de la dinámica parlamentaria y del respeto institucional. En ese marco tiene que haber una crítica incluso a la propia Casa Real. Siempre desde el respeto institucional, pero es lícito poder criticar y defender opciones republicanas.

- ¿Estamos más cerca de una hipotética III República con este nuevo gobierno?

- No creo que el PSOE quiera abrir el debate constitucional en ese sentido. No estamos más cerca que hace dos días de la III República, solo porque tenemos un gobierno de izquierdas. La evolución hacia el republicanismo tiene que ser de la sociedad española, que vean la institución monárquica como anacrónica o que no responde a dinámica política. No podemos conjugar el derecho con la consanguinidad.