'Moio', el relato «transformador» del suicidio de Aimar Elosegui
En Ikusgune. ·
La autora de Hernani Kattalin Miner presenta esta tarde un ensayo reflexivo sobre los obstáculos a los que se enfrentan las personas trans y la importancia de hacer memoria«Solo quiero explicar por qué voy a hacer lo que voy a hacer. Siempre he querido ser un chico. De pequeño, me faltaba un nombre, que en mi DNI pusiera 'hombre' y un trozo de carne para ser lo que quería ser y debía ser. Sin embargo, como ni yo ni mi entorno aceptábamos que fuera así de raro, siempre lo negaba y hacía lo posible porque no lo notaran, aunque era imposible esconderlo, porque era lo que yo realmente era en mi interior». Estas fueron las últimas líneas que escribió Aimar 'Moio' Elosegi el 23 de abril de 2007 antes de suicidarse en las rocas de Santa Bárbara en Hernani, con escasos 21 años.
La necesidad de revisar el duelo colectivo (y personal) que acarreó su muerte en Euskadi ha desembocado en un relato reflexivo sobre las realidades trans escrito por su amiga íntima Kattalin Miner (Hernani, 1988). 'MOIO' (ed. Libros del K.O, traducción Irati Iturritza), recupera en castellano sus vivencias diecisiete años después de su muerte; una historia que llevará esta tarde (a las 18.30 horas) al Observatorio Ikusgune de la calle Pintorería de Vitoria.
Las casi 200 páginas que Miner presenta conforman un ensayo fragmentado armado con distintas voces. Se escucha la de Ander Elosegi Ansa, uno de los hermanos de Aimar; la de un grupo de amigas que silenció el dolor durante demasiado tiempo; la de Medeak, un colectivo transfeminista de Donosti; la de Maialen Lujanbio, la primera mujer que ganó el Campeonato Nacional de bertsolaris y, después, guardó unos versos para una persona trans; la de la editora Iratxe Retolaza y la de Brayan Altimasberes, un chico trans de Hernani que hoy vive una realidad completamente distinta. Todas ellas guardan, de alguna forma –e incluso sin llegar a conocerlo– relación con Aimar-Aimaia (así pidió 'Moio' que aparecieran los nombres en el funeral por su recuerdo «porque los dos son parte de mi»).
No obstante, Miner advierte: «No es una biografía. Él era muy tímido y muy de segundo plano. Al final de la lectura le acabas conociendo un poquito, pero yo eso lo guardo para la gente que le conocimos y le quisimos. Él hizo las cosas cómo las hizo precisamente para que no se escondiera, así que lo que trato es contar qué supuso su muerte y cómo nos ha cambiado a todo el mundo». Además, «si la situación empezara y acabara con su sufrimiento, nos quitaría cierta responsabilidad a las que estamos alrededor», continúa, tras subrayar que buscaba insuflar al relato de una «fuerza transformadora».
Llamada a las instituciones
Algo que consigue. Porque cuando se echa a la vista atrás, son palpables los avances registrados desde que Aimar se quitó la vida y su fallecimiento trascendió en el País Vasco como uno de los primeros casos de transfobia con trágico final. La evolución que ha habido desde ese momento hasta la actualidad pasa porque el Congreso aprobara hace poco más de un año la 'Ley Trans' y por el hecho de que «el tema trans está en la tele y en todas partes», como se apunta en el libro.
Sin embargo, todas los entrevistados coinciden en que todavía, en muchos aspectos, «hay que enseñarle a la gente». «Creo que gran parte de la sociedad, al no tener esta realidad cerca, no se replantea muchas cosas. A veces pensamos que el problema lo tiene una persona trans cuando manifiesta su disconformidad con el género que le han puesto, pero eso lo que nos hace ver es que tenemos una sociedad muy estricta con el binomio hombre-mujer. Tienes que ser muy hombre o muy mujer cuando transitas y eso al final también cae en numerosos estereotipos», plantea la autora, que invita a «cambiar la mirada».
El caso de Aimar, que hizo que su nombre encabezara en 2022 una calle de Hernani, destapa también una reflexión sobre la importancia de narrar estos casos «para que no vuelvan a ocurrir». Ya se hace a través de los productos culturales –como plasmó la premiadísima '20.000 especies de abejas' (2023, Estíbaliz Urresola) al inspirarse en Ekai Lersundi, el chico de Ondárroa que se suicidó en 2018– pero se hace un llamamiento urgente a las instituciones para que esta cuestión sea parte de sus prioridades. «Es el entorno el que carga con la memoria y existe el peligro de que se quede ahí», se escribe. «Y ya no es sólo un acto de recuerdo sino de validar las vidas que están siendo vividas ahora como una forma de reparar y de darnos dignidad y razón de ser», concluye la autora.