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Viernes, 5 de febrero 2021, 16:04

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Derrota con polémica del Vasconia ante el Juventud en Mendizorroza

Sábado 2 de marzo de 1974. Jornada 16 en Primera Nacional de baloncesto (Liga ACB). El Vasconia-Acesa recibe en el polideportivo de Mendizorroza al Juventud de Badalona con el propósito de enmendar su mal partido en Tenerife y regalar al público un triunfo ante un formidable rival. Aunque lo intenta y hasta lo acaricia, desaprovecha una renta de nueve puntos y acaba perdiendo entre lamentos por la polémica actuación de la pareja arbitral. Los pupilos de Pepe Laso sufrieron la lesión de Arana -en la imagen salta con Estrada- tras el descanso, compensada con los 27 puntos de Tollestrup y la defensa de Juan Pinedo sobre Buscató. El Vasconia se clasificó octavo de 15 equipos.

archivo municipal de vitoria-gasteiz/arqué
Sábado 2 de marzo de 1974. Jornada 16 en Primera Nacional de baloncesto (Liga ACB). El Vasconia-Acesa recibe en el polideportivo de Mendizorroza al Juventud de Badalona con el propósito de enmendar su mal partido en Tenerife y regalar al público un triunfo ante un formidable rival. Aunque lo intenta y hasta lo acaricia, desaprovecha una renta de nueve puntos y acaba perdiendo entre lamentos por la polémica actuación de la pareja arbitral. Los pupilos de Pepe Laso sufrieron la lesión de Arana -en la imagen salta con Estrada- tras el descanso, compensada con los 27 puntos de Tollestrup y la defensa de Juan Pinedo sobre Buscató. El Vasconia se clasificó octavo de 15 equipos.
Sábado 2 de marzo de 1974. Jornada 16 en Primera Nacional de baloncesto (Liga ACB). El Vasconia-Acesa recibe en el polideportivo de Mendizorroza al Juventud de Badalona con el propósito de enmendar su mal partido en Tenerife y regalar al público un triunfo ante un formidable rival. Aunque lo intenta y hasta lo acaricia, desaprovecha una renta de nueve puntos y acaba perdiendo entre lamentos por la polémica actuación de la pareja arbitral. Los pupilos de Pepe Laso sufrieron la lesión de Arana -en la imagen salta con Estrada- tras el descanso, compensada con los 27 puntos de Tollestrup y la defensa de Juan Pinedo sobre Buscató. El Vasconia se clasificó octavo de 15 equipos.

La París-Madrid de 1903, ‘la carrera de la muerte’ que se suspendió antes de llegar a Vitoria

1903. Entre los grandes acontecimientos del año destaca la carrera automovilística París-Madrid, 1.307 kilómetros divididos en tres etapas, con Vitoria final de la segunda el 26 de mayo y salida de la tercera al día siguiente. Pero la prueba más hermosa y dura del mundo, con el concurso de los llamativos bólidos de la época conducidos por aristócratas, adinerados y caprichosos de la velocidad, jamás llegó a la capital alavesa. Salió de Versalles y se suspendió en Burdeos tras una primera jornada horrible, con accidentes espantosos y atropellos que dejaron ocho muertos entre pilotos, mecánicos, soldados y espectadores y decenas de heridos.

archivo municipal de vitoria-gasteiz/arqué
1903. Entre los grandes acontecimientos del año destaca la carrera automovilística París-Madrid, 1.307 kilómetros divididos en tres etapas, con Vitoria final de la segunda el 26 de mayo y salida de la tercera al día siguiente. Pero la prueba más hermosa y dura del mundo, con el concurso de los llamativos bólidos de la época conducidos por aristócratas, adinerados y caprichosos de la velocidad, jamás llegó a la capital alavesa. Salió de Versalles y se suspendió en Burdeos tras una primera jornada horrible, con accidentes espantosos y atropellos que dejaron ocho muertos entre pilotos, mecánicos, soldados y espectadores y decenas de heridos.
1903. Entre los grandes acontecimientos del año destaca la carrera automovilística París-Madrid, 1.307 kilómetros divididos en tres etapas, con Vitoria final de la segunda el 26 de mayo y salida de la tercera al día siguiente. Pero la prueba más hermosa y dura del mundo, con el concurso de los llamativos bólidos de la época conducidos por aristócratas, adinerados y caprichosos de la velocidad, jamás llegó a la capital alavesa. Salió de Versalles y se suspendió en Burdeos tras una primera jornada horrible, con accidentes espantosos y atropellos que dejaron ocho muertos entre pilotos, mecánicos, soldados y espectadores y decenas de heridos.

‘El Cordobés’ se da un baño de multitudes en la entrega del Celedón de Oro

El aún novillero Manuel Benítez Pérez ‘El Cordobés’ se hizo esperar hasta que por fin dio con un hueco en su agenda y se presentó en Vitoria el 20 de diciembre de 1962 a recoger el primer Celedón de Oro, concedido también al Casino Artista Vitoriano. Se le trató como si ya fuera figura consagrada del toreo, cinco meses antes de tomar la alternativa. Alojado en el Canciller Ayala, ofreció entrevistas, paseó, tomó un vino con unos obreros de su tierra, comió en El Portalón, firmó autógrafos y se dio un baño de multitudes en el Principal durante la entrega de la estatuilla. ‘El Cordobés’ había sido el triunfador de la feria de La Blanca con una memorable actuación el 8 de agosto. Cortó cuatro orejas y dos rabos y salió a hombros de los blusas con la correspondiente indumentaria festiva. Pero el Celedón de Oro no lo mereció por su arte, sino «por la arriesgada defensa que hizo de su compañero Vicente Perucha en el cuarto toro», que por poco lo empitona aquella tarde. Así lo expresó el Consejo Provincial del Movimiento, cuyo gobernador civil, Claudio Colomer, instauró el galardón. La vitorianísima distinción pasó luego al Ayuntamiento y ahora, después de dos décadas, la concede la Institución Celedones de Oro. Durante su estancia en la ciudad, ‘El Cordobés’ también fue nombrado socio honorario de la Peña Taurina Vitoriana en el café Iruña, donde, como muestra la imagen, estuvo con el actor cubano René Muñoz. Se les ve jugueteando con un pájaro fuera de una jaula de 10.000 palillos obra de Julio Baquedano.

archivo municipal de vitoria-gasteiz/arqué
El aún novillero Manuel Benítez Pérez ‘El Cordobés’ se hizo esperar hasta que por fin dio con un hueco en su agenda y se presentó en Vitoria el 20 de diciembre de 1962 a recoger el primer Celedón de Oro, concedido también al Casino Artista Vitoriano. Se le trató como si ya fuera figura consagrada del toreo, cinco meses antes de tomar la alternativa. Alojado en el Canciller Ayala, ofreció entrevistas, paseó, tomó un vino con unos obreros de su tierra, comió en El Portalón, firmó autógrafos y se dio un baño de multitudes en el Principal durante la entrega de la estatuilla. ‘El Cordobés’ había sido el triunfador de la feria de La Blanca con una memorable actuación el 8 de agosto. Cortó cuatro orejas y dos rabos y salió a hombros de los blusas con la correspondiente indumentaria festiva. Pero el Celedón de Oro no lo mereció por su arte, sino «por la arriesgada defensa que hizo de su compañero Vicente Perucha en el cuarto toro», que por poco lo empitona aquella tarde. Así lo expresó el Consejo Provincial del Movimiento, cuyo gobernador civil, Claudio Colomer, instauró el galardón. La vitorianísima distinción pasó luego al Ayuntamiento y ahora, después de dos décadas, la concede la Institución Celedones de Oro. Durante su estancia en la ciudad, ‘El Cordobés’ también fue nombrado socio honorario de la Peña Taurina Vitoriana en el café Iruña, donde, como muestra la imagen, estuvo con el actor cubano René Muñoz. Se les ve jugueteando con un pájaro fuera de una jaula de 10.000 palillos obra de Julio Baquedano.
El aún novillero Manuel Benítez Pérez ‘El Cordobés’ se hizo esperar hasta que por fin dio con un hueco en su agenda y se presentó en Vitoria el 20 de diciembre de 1962 a recoger el primer Celedón de Oro, concedido también al Casino Artista Vitoriano. Se le trató como si ya fuera figura consagrada del toreo, cinco meses antes de tomar la alternativa. Alojado en el Canciller Ayala, ofreció entrevistas, paseó, tomó un vino con unos obreros de su tierra, comió en El Portalón, firmó autógrafos y se dio un baño de multitudes en el Principal durante la entrega de la estatuilla. ‘El Cordobés’ había sido el triunfador de la feria de La Blanca con una memorable actuación el 8 de agosto. Cortó cuatro orejas y dos rabos y salió a hombros de los blusas con la correspondiente indumentaria festiva. Pero el Celedón de Oro no lo mereció por su arte, sino «por la arriesgada defensa que hizo de su compañero Vicente Perucha en el cuarto toro», que por poco lo empitona aquella tarde. Así lo expresó el Consejo Provincial del Movimiento, cuyo gobernador civil, Claudio Colomer, instauró el galardón. La vitorianísima distinción pasó luego al Ayuntamiento y ahora, después de dos décadas, la concede la Institución Celedones de Oro. Durante su estancia en la ciudad, ‘El Cordobés’ también fue nombrado socio honorario de la Peña Taurina Vitoriana en el café Iruña, donde, como muestra la imagen, estuvo con el actor cubano René Muñoz. Se les ve jugueteando con un pájaro fuera de una jaula de 10.000 palillos obra de Julio Baquedano.

El velódromo portátil de la Vuelta a España ‘made in Vitoria’

La Vuelta Ciclista a España, organizada por El Correo Español-El Pueblo Vasco (EL CORREO) entre 1955 y 1978, estrenó en su edición de 1960 un velódromo portátil que se instaló durante algún tiempo en finales de etapa para favorecer la comodidad del aficionado y garantizar el espectáculo deportivo. La pista desmontable, realizada en madera y hierro para los soportes, con 250 metros de cuerda y una anchura máxima de 3,80 en los peraltes, la diseñó y construyó la firma vitoriana Industrias de Mendoza. Antes de su uso por parte de La Vuelta se probó en el campo de fútbol de Mendizorroza, donde diez operarios la fijaron en apenas un día y solo unos pocos invitados acudieron al ensayo en secreto el 12 de abril. Cuatro componentes del equipo ciclista del Deportivo Alavés corrieron en ella primero una prueba en línea y después otra de velocidad. Fue del agrado de la organización de la ronda, que la empleó por primera vez semanas después. Sobre ella rodó la estrella del momento Federico Martín Bahamontes para ganar destacado la etapa 13 con final en el campo de fútbol de Atocha (San Sebastián). El velódromo ‘made in Vitoria’, también utilizado para pruebas de karts, causó sensación en las prefiestas de La Blanca’62 con el ‘Criterium Ciclista de Ases’ que citó a finales de julio en Mendizorroza a Poblet, Barrutia y Vélez, entre otros, junto a aficionados locales.

archivo municipal de vitoria-gasteiz/arqué
La Vuelta Ciclista a España, organizada por El Correo Español-El Pueblo Vasco (EL CORREO) entre 1955 y 1978, estrenó en su edición de 1960 un velódromo portátil que se instaló durante algún tiempo en finales de etapa para favorecer la comodidad del aficionado y garantizar el espectáculo deportivo. La pista desmontable, realizada en madera y hierro para los soportes, con 250 metros de cuerda y una anchura máxima de 3,80 en los peraltes, la diseñó y construyó la firma vitoriana Industrias de Mendoza. Antes de su uso por parte de La Vuelta se probó en el campo de fútbol de Mendizorroza, donde diez operarios la fijaron en apenas un día y solo unos pocos invitados acudieron al ensayo en secreto el 12 de abril. Cuatro componentes del equipo ciclista del Deportivo Alavés corrieron en ella primero una prueba en línea y después otra de velocidad. Fue del agrado de la organización de la ronda, que la empleó por primera vez semanas después. Sobre ella rodó la estrella del momento Federico Martín Bahamontes para ganar destacado la etapa 13 con final en el campo de fútbol de Atocha (San Sebastián). El velódromo ‘made in Vitoria’, también utilizado para pruebas de karts, causó sensación en las prefiestas de La Blanca’62 con el ‘Criterium Ciclista de Ases’ que citó a finales de julio en Mendizorroza a Poblet, Barrutia y Vélez, entre otros, junto a aficionados locales.
La Vuelta Ciclista a España, organizada por El Correo Español-El Pueblo Vasco (EL CORREO) entre 1955 y 1978, estrenó en su edición de 1960 un velódromo portátil que se instaló durante algún tiempo en finales de etapa para favorecer la comodidad del aficionado y garantizar el espectáculo deportivo. La pista desmontable, realizada en madera y hierro para los soportes, con 250 metros de cuerda y una anchura máxima de 3,80 en los peraltes, la diseñó y construyó la firma vitoriana Industrias de Mendoza. Antes de su uso por parte de La Vuelta se probó en el campo de fútbol de Mendizorroza, donde diez operarios la fijaron en apenas un día y solo unos pocos invitados acudieron al ensayo en secreto el 12 de abril. Cuatro componentes del equipo ciclista del Deportivo Alavés corrieron en ella primero una prueba en línea y después otra de velocidad. Fue del agrado de la organización de la ronda, que la empleó por primera vez semanas después. Sobre ella rodó la estrella del momento Federico Martín Bahamontes para ganar destacado la etapa 13 con final en el campo de fútbol de Atocha (San Sebastián). El velódromo ‘made in Vitoria’, también utilizado para pruebas de karts, causó sensación en las prefiestas de La Blanca’62 con el ‘Criterium Ciclista de Ases’ que citó a finales de julio en Mendizorroza a Poblet, Barrutia y Vélez, entre otros, junto a aficionados locales.

31 ajedrecistas alaveses retan al gran Arturo Pomar en Imosa

El ajedrez alavés disfrutó de una jornada para el recuerdo en sus anales con la visita a Vitoria de Arturo Pomar, el primer Gran Maestro Internacional de España, que aceptó el reto de jugar treinta partidas simultáneas y una a ciegas el 11 de julio de 1962. El mallorquín, invitado por Imosa (Industrias del Motor, S. A.), la actual Mercedes, se enfrentó a gran parte de los mejores federados locales, miembros de los cuatro clubes del momento, el Casino Artista Vitoriano, la Peña Vitoriana, el Vasconia y el anfitrión. La velada en el club social de la empresa fabricante por aquel entonces de la distinguida furgoneta DKW fue seguida por numeroso público que pudo comprobar la excelencia de Pomar, uno de los grandes de la historia del ajedrez español, siete veces campeón en los años 50. Integrante de la sección de tableros del Real Madrid, el Gran Maestro Internacional solo perdió una de aquellas treinta partidas que disputó, ante el mirandés Bernardino Cotelo. Las otras 29 las ganó, algunas en tiempo récord, y la de a ciegas, la más exigente, se cerró en tablas. El día anterior, Pomar, de profesión oficial de Correos en la estafeta de Ciempozuelos (Madrid), impartió en Imosa una charla sobre ajedrez con notable asistencia de oyentes. «Tenía una ligera idea del Vitoria de hace 12 o 14 años. He visto que ha cambiado totalmente, que es una gran ciudad», dijo al despedirse.

archivo municipal de vitoria-gasteiz/arqué
El ajedrez alavés disfrutó de una jornada para el recuerdo en sus anales con la visita a Vitoria de Arturo Pomar, el primer Gran Maestro Internacional de España, que aceptó el reto de jugar treinta partidas simultáneas y una a ciegas el 11 de julio de 1962. El mallorquín, invitado por Imosa (Industrias del Motor, S. A.), la actual Mercedes, se enfrentó a gran parte de los mejores federados locales, miembros de los cuatro clubes del momento, el Casino Artista Vitoriano, la Peña Vitoriana, el Vasconia y el anfitrión. La velada en el club social de la empresa fabricante por aquel entonces de la distinguida furgoneta DKW fue seguida por numeroso público que pudo comprobar la excelencia de Pomar, uno de los grandes de la historia del ajedrez español, siete veces campeón en los años 50. Integrante de la sección de tableros del Real Madrid, el Gran Maestro Internacional solo perdió una de aquellas treinta partidas que disputó, ante el mirandés Bernardino Cotelo. Las otras 29 las ganó, algunas en tiempo récord, y la de a ciegas, la más exigente, se cerró en tablas. El día anterior, Pomar, de profesión oficial de Correos en la estafeta de Ciempozuelos (Madrid), impartió en Imosa una charla sobre ajedrez con notable asistencia de oyentes. «Tenía una ligera idea del Vitoria de hace 12 o 14 años. He visto que ha cambiado totalmente, que es una gran ciudad», dijo al despedirse.
El ajedrez alavés disfrutó de una jornada para el recuerdo en sus anales con la visita a Vitoria de Arturo Pomar, el primer Gran Maestro Internacional de España, que aceptó el reto de jugar treinta partidas simultáneas y una a ciegas el 11 de julio de 1962. El mallorquín, invitado por Imosa (Industrias del Motor, S. A.), la actual Mercedes, se enfrentó a gran parte de los mejores federados locales, miembros de los cuatro clubes del momento, el Casino Artista Vitoriano, la Peña Vitoriana, el Vasconia y el anfitrión. La velada en el club social de la empresa fabricante por aquel entonces de la distinguida furgoneta DKW fue seguida por numeroso público que pudo comprobar la excelencia de Pomar, uno de los grandes de la historia del ajedrez español, siete veces campeón en los años 50. Integrante de la sección de tableros del Real Madrid, el Gran Maestro Internacional solo perdió una de aquellas treinta partidas que disputó, ante el mirandés Bernardino Cotelo. Las otras 29 las ganó, algunas en tiempo récord, y la de a ciegas, la más exigente, se cerró en tablas. El día anterior, Pomar, de profesión oficial de Correos en la estafeta de Ciempozuelos (Madrid), impartió en Imosa una charla sobre ajedrez con notable asistencia de oyentes. «Tenía una ligera idea del Vitoria de hace 12 o 14 años. He visto que ha cambiado totalmente, que es una gran ciudad», dijo al despedirse.

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