La pandemia no acalla el Tres de Marzo
Las medidas contra el coronavirus marcan la tradicional manifestación, en la que una multitud, protegida con mascarillas, vuelve a reclamar «justicia». Miembros de la organización han pedido a los manifestantes que mantuvieran la distancia de seguridad
Nuria Nuño y Judith Romero
Miércoles, 3 de marzo 2021, 18:39
Han transcurrido 45 años desde que Pedro María Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda fueron asesinados por los disparos de la Policía Armada durante una asamblea de trabajadores que se celebraba en la iglesia de San Francisco de Asís. Como ocurre cada año desde aquel trágico 1976, Vitoria y, en especial, el barrio de Zaramaga han vuelto a recordar a las víctimas del Tres de Marzo; una masacre que sumó también un centenar de heridos más. Sus muertes no se olvidan; por lo que muchos vitorianos han salido este miércoles a la calle para reclamar la memoria histórica de aquellos hechos que enlutaron la ciudad. Y también para exigir la verdad y una justicia que permita poner fin a cuatro décadas de impunidad. Este 3 de marzo de 2021, sin embargo, la tradicional manifestación con la que concluye la jornada no ha sido igual que siempre. El acto, organizado por los sindicatos ELA, LAB, ESK y Steilas con la participación de la Asociación Víctimas 3 de Marzo, se ha visto claramente condicionado por la pandemia.
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El año pasado, la manifestación fue multitudinaria; pese a que cuatro días antes ya se había registrado el brote en el HUA Txagorritxu, se habían detectado los primeros trece casos oficiales de coronavirus en Euskadi y unas 220 personas se encontraban en cuarentena. Doce meses después, las concentraciones multitudinarias que reúnen miles y miles de personas son prácticamente una imagen del pasado, ya que pueden ampliar la enfermedad por la transmisión comunitaria. No obstante, esta protesta, que ha visto mermada su participación, sí ha tenido un gran respaldo. Eso sí, está marcada por la presencia de mascarillas entre los asistentes, que también han tratado de mantener la distancia social para evitar aglomeraciones. Para ello, desde la organización, se ha movilizado a un grupo de personas, ataviadas con chalecos azules, cuyo objetivo era procurar que la gente mantuviera en todo momento la distancia social de seguridad durante todo el recorrido; en el que han estado acompañados por el habitual dispositivo desplegado por la Policía Local y la Ertzaintza.
El acto ha dado comienzo a las seis de la tarde, con el homenaje que se rinde a las víctimas junto al monolito. Allí se ha procedido a la lectura de un manifiesto en el que la asociación de víctimas del 3 de marzo ha reivindicado una «memoria integral» como herramienta para construir la convivencia.
Los asistentes, que se han contado por centenares, han comenzado a concentrarse en las inmediaciones de la escultura, en las calles Fermín Lasuen y Vicente Manterola. Todos los participantes llevaban en ese momento la obligatoria mascarilla que cubre nariz y boca, a excepción de un bertsolari y la dantzari que han tomado parte en el aurresku de honor. El bertsolari se ha apartado de los concentrados para cantar solo, sin gente alrededor, y ha terminado entonando 'manin lekua dago gurekin zaitezen'.
Apenas media hora después, la cabeza de la manifestación ha comenzado a dar sus primeros pasos. Los últimos han salido del punto de partida casi quince minutos después. Unas bengalas de color rojo se han encendido junto a las icónicas fotografías de los fallecidos, que han encabezado la marcha. Tampoco han faltado los rostros de Vicente Antón y Juan Gabriel Rodrigo, asesinados días después del 3 de marzo en Basauri y Tarragona. Además de los carteles que se repiten año tras año, en esta ocasión la pancarta principal rezaba un 'zaintza, oroimena eta borroka' ('cuidados, memoria y lucha'), seguido con el lema 'Porque nos cuidaron les cuidaremos'.
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A lo largo del recorrido, los organizadores, identificados con chalecos azules, han pedido a los manifestantes que se separaran lo máximo posible al objeto de poder garantizar la distancia de seguridad mínima entre personas. Para las siete de la tarde, la marcha ya había transitado por las calles Reyes Católicos, Portal de Legutiano y Francia. En ese punto, al paso de la manifestación por el museo Artium, un nutrido grupo de desconocidos ha volcado un contenedor y ha increpado; además de lanzar diversos objetos, como botellas, piedras y alguna bengala, contra una patrulla de la Ertzaintza, según ha informado el Departamento vasco de Seguridad a EL CORREO. Uno de los objetos ha impactado contra la pierna de un agente. En principio, no revestia gravedad.
Al llegar a la calle La Paz, los asistentes han querido rendir homenaje, en forma de un emotivo aplauso, a la gente que trabaja o que se encuentra hospitalizada en el HUA Santiago. Desde ese punto, se han dirigido hacia la calle Independencia para enfilar hasta Los Fueros, parada final de la marcha. Los organizadores se han situado en el centro de la plaza, mientras que los manifestantes se han distribuido por el graderío del recinto. A través de la megafonía se les ha pedido que mantengan las medidas de seguridad. En el tramo final del acto, además de hacer hincapié en la importancia del cuidado y en la precarización de la situación de las mujeres durante la pandemia, se ha recordado la figura de Jesús Fernández Naves, fallecido el pasado mes de enero. El histórico líder sindical participó de manera muy activa en las asambleas de trabajadores previas a la masacre. Para la historia quedaron las palabras que pronunció en el funeral de la Catedral Nueva y con las que resumió el dolor de toda una ciudad. «Son hermanos nuestros. Estos muertos son nuestros, de todo el pueblo de Vitoria».
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