Los deberes de la nueva alcaldesa de Vitoria

El baile de carteras se intensificará en las próximas semanas y ambas formaciones jugarán sus cartas para tratar de hacerse con Hacienda, Urbanismo, Movilidad... Se trata de tres áreas tradicionalmente muy ligadas a la Alcaldía, pero no hay que olvidar que acaban de estar en manos de los nacionalistas, y que paradójicamente tendrán más concejales que los socialistas (ambos tienen seis concejales, pero una de ellas será la nueva regidora). Más allá de esta partida que se diputará en los despachos y que perfilará al detalle al nuevo equipo de gobierno, en la agenda de la nueva alcaldesa ya figuran cuestiones centrales que marcarán los primeros meses de gestión.

Si algo ha marcado la campaña municipal ha sido el tráfico y, en paralelo, el impacto que ha tenido el Bus Eléctrico Inteligente (BEI) sobre él. Prueba de ello es que el propio José Antonio Suso, presidente del PNV alavés, apuntó en esa dirección para explicar el varapalo electoral de su formación. El proyecto de mayor envergadura de la era Urtaran parece condenado a modificarse. Lo que está por definir es en qué grado. Etxebarria anunció que trataría de incorporar a los taxis en los carriles del BEI como primera medida para descongestionar el tráfico. Su socio, el PNV, fue más allá y planteó reducir el espacio del bus eléctrico a un carril en algunos tramos para destinar el otro al vehículo privado.

Y si se le pregunta a la oposición, tanto EH Bildu como Elkarrekin Podemos han abogado por mantener la infraestructura como está (con mejor señalización, eso sí), mientras que el PP apuesta incluso por eliminar su prioridad. En paralelo, está por decidir si Vitoria necesita una nueva circunvalación en el Sur. El PNV parecía tener claro que sí, aunque presentó su proyecto de carretera en campaña sin esperar al estudio que encargó Urtaran. Etxebarria aboga precisamente por analizar los resultados y abordar la cuestión con la oposición, los vecinos y otros agentes de la ciudad, al considerar que se trata de un tema «estratégico».

La reforma del Teatro Principal va camino de convertirse en la particular obra de El Escorial de Vitoria por sus retrasos. El Ayuntamiento cuenta ahora con un proyecto «provisional». Esto implica que todavía faltan algunos detalles por concretar, y deberá ser analizado por los técnicos de Urbanismo antes de sacar la obra a concurso. Lo que sí parece claro es que abrirá el abanico para que albergue más obras y perderá 130 butacas (tendrá 842). El terreno está en teoría preparado para lanzar la contratación, ya que la financiación de las instituciones (Diputación y Gobierno vasco) está garantizada.

Al mismo tiempo, el Consistorio debe reordenar la oferta que absorbe el escenario de la calle San Prudencio durante la fase de obra, que arrancará en 2024 La última alternativa que se puso sobre la mesa fue Félix Petite, en Ibaiondo. Sin embargo, la Corporación buscaba fórmulas para no 'alejar' tanto la programación de la ubicación actual. En este contexto surge el futuro del Iradier Arena, el multiusos siempre infrautilizado. En una reciente entrevista, Etxebarria aseguró que el recinto de la plaza del Renacimiento sería su «prioridad» tras el Principal.

Los vecinos del Ensanche no pierden la esperanza en la reactivación del centro pese a los incontables proyectos o planes que han sobrevolado al barrio, o la lentitud de la apertura de los comercios de la manzana de Dato, General Álava y San Prudencio. Con la mayoría de esos locales abiertos, Etxebarria maneja dos futuros proyectos en cartera.

Por un lado, activar la manzana interior de General Álava y San Prudencio, una especie de bulevar con zonas verdes y hostelería. No obstante, todavía no ha pasado de ser una idea o un «boceto» de los promotores. A esto hay que añadir el reciente fallecimiento del empresario Juan María de Uriarte, que gestionaba personalmente las iniciativas de su sociedad, Urteim. En cualquier caso, desde el entorno de la compañía señalan que la intención es sacar adelante la creación de la manzana interior para rematar la operación comercial.

Por otra parte, la «reforma integral» de San Antonio figura como una de las promesas de la nueva alcaldesa, a pesar de que el proyecto parecía haberse enfriado en la recta final de la legislatura. Etxebarria anunció su intención de impulsar la semipeatonalización del tramo entre General Álava y Florida. El resultado sería similar a las calles del entorno, como Postas y Fueros, con las terrazas de hostelería al mismo nivel que el pavimento.

La aprobación inicial, veinte años después, del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el documento urbanístico de mayor rango, fue uno de los principales hitos de la última legislatura. Sin embargo, el visto bueno del Ayuntamiento desató algunas críticas entre los empresarios, el sector industrial y los constructores, que anunciaron que presentarían alegaciones antes del próximo 1 de julio, cuando expira el plazo.

Etxebarria no se ha pronunciado de forma explícita sobre una eventual revisión, pero el PNV, que llevó la voz cantante del nuevo documento, abrió la puerta a «mejorar» el texto para «no perder la ventaja competitiva» del suelo industrial de Vitoria durante la campaña. Una vez despejados los intereses políticos tras la celebración de las elecciones, lo más probable es que la nueva regidora sondee al resto de partidos y a los sectores afectados antes del visto bueno definitivo.

Es la primera tarea de envergadura de cualquier Ayuntamiento tras el verano, y más con la cita con las urnas tan reciente. La tendencia de los últimos años ha sido tratar de subir en torno a un 2-3% las tasas y los servicios (la OTA, el carné deportivo, las basuras...) al inicio del mandato y congelarlo en los últimos ejercicios, que además han estado marcados por la pandemia, la guerra de Ucrania y el encarecimiento de la energía y las materias primas. El segundo paso será tratar de pactar las Cuentas municipales con algún grupo de la oposición.