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Las listas de espera para poder acceder a los servicios de alimentación de mayores en los distintos recursos que ofrece el Ayuntamiento de Vitoria ... se han disparado en el último año. Según datos a los que ha tenido acceso EL CORREO, al cerrar el pasado ejercicio hasta 297 personas no podía acceder a los menús. En 2023, hace tan sólo un año, eran 191 las que esperaban esta asistencia en cualquiera de sus modalidades. El incremento ha sido del 55,5%.
Unos quieren convertirse en comensales habituales de los centros Bizan y otros desean que la comida a domicilio llegue a sus hogares. Sobre estos grupos, que aparecen distinguidos en una respuesta municipal que ha trasladado el Gabinete Etxebarria a preguntas de Elkarrekin Podemos que hoy se tratarán en comisión municipal, se indica que son 104 los vitorianos que no encuentran plaza en los comedores de mayores de los distintos barrios. Por otra parte, hay 193 (126 familias) a las que les gustaría recibir en su hogar platos sanos y equilibrados, seguramente porque «no están capacitadas para prepararse la comida y tampoco para desplazarse a los comedores municipales», apuntan desde la coalición morada.
A las 'cantinas' acuden personas desde los 60 años en diferentes supuestos, cuyo acceso ha sido previamente valorado por los servicios sociales y el menú completo les llega a casa a los mayores de 65 años, que también han pasado por el mismo filtro del departamento que dirige el concejal Lucho Royero (PNV). También pueden acceder a este reparto quienes tienen dificultades para mantener una alimentación adecuada, falta de apoyo familiar, por soledad o aislamiento, riesgo de dependencia o reconocida en distintos grados, así como problemas económicos.
982 mayores
son los que atiende esta red entre 'cantinas' y platos a domicilio.
Ahora bien, al compararse los registros más recientes con los de hace un año se observa que ese mayor aumento se ha dado en las solicitudes de comida a domicilio, ya que antes esas mismas estadísticas arrastraban a 89 personas, mientras que las de los Bizan agrupaban a 102, un número muy similar al actual.
La subida de esa demanda podría entenderse fácilmente al tener en cuenta varios datos demográficos de la sociedad vitoriana. Por ejemplo, en estos momentos hay más mayores de 86 años que menores de cinco. Y, además, un tercio de los hogares (el 32,2%) son unipersonales. O, lo que es lo mismo, en la capital alavesa hay 32.633 casas que sólo están habitadas por una persona. Serán 15.386 más en una década, al llegar hasta 48.019, según advierte el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otra parte, estos platos resultan muy económicos al estar bonificados. En función de la renta, tienen un coste que oscila entre 1 euro y los 4,87 por comida.
Es decir, estos tres factores, el envejecimiento de la población, el avance de la soledad y el atractivo económico hacen que cualquiera de estos modelos esté experimentando un auge al que el Ayuntamiento no está consiguiendo dar una respuesta efectiva en un corto plazo.
Sí parece necesario matizar en este punto que estos comedores tienen en la actualidad, y según indica el área de Políticas Sociales, 45 plazas libres. Éstas suelen ser rechazadas por los usuarios si no se encuentran en el distrito en el que residen.
En cualquier caso, el principal escollo que encuentra el departamento que dirige el edil peneuvista para aliviar esa demanda se centra en las condiciones en las que desarrollan las labores en la cocina del CIAM San Prudencio. Allí fabrican y envasan las distintas elaboraciones que, se calcula, pueden llegar a 1.800 diarias.
Lo que el personal de este centro ha denunciado en numerosas ocasiones es que están al «tope» de su capacidad, así como que trabajan en una «sauna» por los problemas que arrastra la campana extractora, pendiente de sustitución. A estas constantes reclamaciones se suma que la carga de trabajo cada vez es mayor por el aumento de plazas que ofrece el Consistorio.
1.800 elaboraciones diarias
se preparan desde la cocina del CIAM San Prudencio.
La red atiende en la actualidad a cerca de 750 mayores que se distribuyen por catorce comedores de toda la ciudad, a los que hay que sumar los menús de las 232 personas a las que se entrega la comida a domicilio. En los próximos meses se abrirá un comedor con 50 plazas en Sansomendi y el de Arana se reformará para dar cabida a 20 comensales más.
La lógica indica que, si se aumenta esa capacidad, la lista de espera se rebajará, teniendo en cuenta además que esas cifras no son estáticas y que se atienden criterios como la vulnerabilidad. Aunque lo que también debe solucionar en paralelo el Ayuntamiento es la «saturación» que vienen denunciando los empleados de la cocina central.
Muy pronto, debido a las obras en estas instalaciones, este servicio será subcontratado a una empresa a la que se le ha comunicado que deberá encargarse de la dieta diaria de 250 comensales. El resto se cocinarán en un módulo prefabricado.
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