Limitar conciertos en bares «es un ataque»
Programadores y músicos cargan contra la nueva normativa del Gobierno vasco que pone un tope de 12 al año. «Anula la cultura»
«Ataque». «Atropello». Así es como califican programadores, hosteleros y músicos la nueva normativa del Gobierno vasco que limita el número de conciertos en ... bares. El primer reglamento de espectáculos públicos y actividades recreativas, aprobado esta misma semana, ha provocado el enfado de los afectados porque acota la cifra de actuaciones en locales hosteleros sin licencia para ello a 12 anuales, con un tope de dos al mes. Es más, el documento rebaja a la mitad el máximo de 24 al año que propuso el Ayuntamiento en 2018. Pero las restricciones fijadas ahora desde Lakua son excesivas para los que trabajan tras la barra o el micro. «Es una pena para la actividad cultural de la ciudad. La anula», manifiesta Intxo Pérez de Arenaza desde el Extitxu, local que acoge 'bolos' regularmente (en concreto, los martes).
«Me siento más delincuente con una guitarra en la mano que con una navaja. ¿Qué está pasando? Que dejen de atacar al sector»
Ismael 'Jack Carmine' - Músico
«Damos un poco de vida a la ciudad y es una pena. Habíamos conseguido que la gente se animara a salir, y además el local se llena. Hace poco actuó un chico cantando versiones de Silvio Rodríguez y hubo gente que no pudo entrar. Los vecinos normalmente son los primeros que vienen», señala el responsable del establecimiento de la calle Pintorería, quien explica que cuando organiza estos actos «avisamos al Ayuntamiento con unos días de antelación a través de un escrito informando de lo que se va a hacer». Tampoco le queda claro si en esta nueva norma del Ejecutivo autónomo, que entrará en vigor en abril, «una tarde de poesía o un monólogo es un evento que resta a esos 12 anuales que se pueden hacer».
«Los propios vecinos son los primeros que asisten a nuestros conciertos. Es una pena para la actividad cultural de la ciudad»
Intxo Pérez de Arenaza - Extitxu
La limitación a este tipo de directos de pequeño formato no solo afectará a la hostelería, también a los propios artistas que están empezando, recuerda Intxo. «Hay muchos músicos en Vitoria para los que la única plataforma de lanzamiento somos nosotros. Por ejemplo, ha habido conciertos de chavales que salen del Conservatorio y es muy bonito porque el público es diferente, con padres,compañeros de clase. No solo eso: hay actividad teatral, poética... Es como matar moscas a cañonazos», lamenta. Aún más allá va Ismael –alias 'Jack Carmine'–, del dúo Lobo & Carmine, formación habitual en los escenarios que brindan distintos establecimientos hosteleros de la capital alavesa. «La normativa da miedo. Hoy son 12, luego serán 6 y más adelante ninguno, y eso es lo que da miedo, la capacidad que tiene el poder de decirle a la gente que no puede divertirse», dice irritado. El cabreo, añade, será lógico en músicos y programadores «que se dejan la vida y el dinero en estas cosas y que han hecho todo lo que han podido por la cultura». Pero «la gente que va a un bar a divertirse debería estar preocupada. Llegará un día en que el Gobierno vasco va a decidir hasta el equipo de música que tenemos que tener en casa. Estamos llegando a un punto de locura», se indigna.
«Un sinsentido»
Carmine reclama que «tendrían que poner el punto de mira en otras cosas donde no lo ponen y dejar de atacar al sector. Yo me he sentido más delincuente con una guitarra que con una navaja. ¿Qué está pasando? Tendremos que acabar actuando escondidos en las catacumbas», protesta. Más artistas locales se suman a las críticas. «Una ciudad sin actividad cultural es una ciudad que muere. Flaco favor a artistas, hosteleros, comercios y ciudadanía en general. Prohibir por norma no me parece buena solución», expone la vocalista Sonia Vera. «Otro sinsentido a la hora de dinamitar la escena cultural en esta ciudad», se queja Kepa Frisco, 'frontman' de La Milla 13.
«Flaco favor hace a artistas, hosteleros, comercios y ciudadanía. Prohibir por norma no me parece buena solución»
Sonia Vera - Cantante
Desde la asociación cultural Orbain, que el año pasado protestó por el tope de 24 actuaciones al año barajado por el Consistorio, transmiten que «es un ataque al pequeño comercio, los bares, el turismo, el ecosistema cultural, los grupos y a la ciudadanía. Desde Berri Txarrak hasta La Oreja de Van Gogh han empezado en locales pequeños. ¿Qué futuro tienen los que empiezan ahora?». El colectivo llama a los locales y al sector cultural vasco a que alcen la voz contra este «atropello».
Urtaran matiza que hay locales que no tendrán restricciones
Al respecto de esta polémica, el alcalde, Gorka Urtaran, pidió ayer «hacer un análisis sosegado. El objetivo es buscar un equilibrio y la convivencia pacífica entre la actividad cultural y el descanso de los vecinos. Lo que se traslada desde el Gobierno vasco es que no se limita. Cualquier bar puede hacer los conciertos que quiera si dispone del título habilitante, y el que no, tiene un máximo de 12». El primer edil señaló que habrá que ver «qué impacto tiene esta regulación, todavía no tenemos datos», y expresó que «quiero que haya todos los conciertos posibles y que garanticemos el descanso vecinal».
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