Concha Murua | Escritora

«Mi libro podría ser una 'road movie' de Vitoria a Barcelona»

– ¿Se ha autodescubierto como narradora al afrontar un formato distinto?

– La verdad es que sí. Había escrito relato y pensé en hacen una novela, enfrentarme para ver cómo era. La escritura del relato no tiene nada que ver. Ahora, después de haber sacado el libro y de haber recibido opiniones de media docena de lectores –porque ya está a la venta– y de gente relacionada con la literatura, me siento más tranquila.

– ¿En qué sentido?

– Para mí suponía un reto. No sabía lo que iba a ocurrir. Es otra forma de narrar. Pero estoy satisfecha del resultado.

– ¿Qué le han dicho?

– Que es una novela ágil, lo que me parece muy interesante. Y que aunque va de aquí a allá, porque hay 'flashbacks', resulta muy orgánico. Como sucede con nuestro pensamiento que, desde el presente puede ir atrás o adelante... Que los personajes son interesantes y originales.

– Un buen espaldarazo.

– Sí, son dos mujeres mayores en busca de una tercera más joven. Es la hija adoptiva de una y natural de la otra. Si la viésemos en cine, podría ser una 'road movie' en un recorrido de Vitoria a Barcelona, parando en diferentes garitos y lugares por los que se supone que ha pasado esa hija que se marchó. Pero no voy a desvelar las razones.

– ¿Alguna pista?

– De forma colateral van surgiendo cuestiones de nuestro pasado muy reciente y que están ocurriendo.

– ¿Esos 'flashbacks' tienen que ver con recuperar el futuro a partir de una mirada atrás?

– Eso es. Van a ahondar en los pasados de cada una perso se van a entrecruzar en el presente, que es cuando van a avanzar hacia un destino estas dos mujeres, Carmen y Julia. Necesitan seguir adelante para que sus vidas cobren cierto valor diferente.

– Hablando de pasado, tuvo usted conflictos con su editorial anterior. ¿Está a gusto ahora?

– Estoy contenta. Sapere Aude es una editorial de Oviedo que edita muy bien los detalles y cumple con todos los plazos. paga a rajatabla lo que cobra un autor, que ya sabe que es mínimo a no ser que seas un Pérez Reverte. Tienen una sección de redes donde te publicitan. Cito al editor Ignacio Méndez-Trelles Díaz en los agradecimientos. Reeditaron 'La mujer que también fuma' tras el problema que hubo con Arte Activo.

– ¿Le dio muchas vueltas?

– Tuve otras ofertas. Escribí en septiembre a varias editoriales vascas, porque me apetecía publicar aquí. Algunas no contestaron y dos me dijeron que estaban interesadas, pero ya había firmado con Sapere Aude, que distribuye muy bien.

– ¿El formato 'clásico' de presentación está muy quemado?

– Cambia mucho si la gente que asiste ha leído el libro o no. Si en el primer día que sale a la venta, la gente escucha y lo compra o no. Tengo ciertas tablas de cara al público por haber sido profesora, aunque no dejo de ponerme nerviosa. Me interesa sobre todo que la novela guste y que interesen los temas que plantea. Es lo que me da ánimos para seguir y, de hecho, ya he empezado con otra novela. El 'feedback' de la gente es lo más importante, creo que cualquier persona que escribe lo que quiere es la mirada del otro.

– ¿Se rompe ahí la soledad del escritor?

– Sí, cuando socializas lo que has hecho y lo compartes. Llevo un club de lectura de literatura contemporánea en la Casa de Cultura y muchos participantes me dicen que leer también es un acto solitario y allí lo comparten. Es una forma de solidarizar lectura y escritura.

– ¿Qué puede avanzar de la futura novela?

– No soy muy disciplinada en cuanto a esquemas. Empiezo a partir de una idea que puede ser hasta peregrina y me van saliendo los personajes. Me van hablando, aunque sea un tópico. En este caso, no tiene nada que ver: ya los protagonistas son masculinos.

– ¿Es usted de plantear imágenes mentales al escribir?

– Sí, también porque he estudiado cine en Sarobe y dirección de documentales en Barcelona. Cuando leo la novela veo una película y también me ha dicho Manuel Septién que tiene mucho movimiento. Y hay un hilo de humor que la recorre, porque se cuentan cosas muy duras, pero no de manera trágica.

– ¿La preocupación por los hijos es un motor de la novela?

– Hay dos madres, sus vidas se cruzan y va a ver si pueden encontrar a Verónica. Cada una, desde su perspectiva. Las expectativas de cada una son diferentes.

– ¿Es importante aportar otros núcleos de interés en tramas secundarias?

– Sí, que aparezcan cuestiones que nos preocupan tanto como pueden ser las drogas, la prostitución y los proxenetas, la explotación femenina o la gentrificación y los desahucios. Una de las protagonistas es una restauradora de arte que necesita restaurarse ella misma por todo lo que ha pasado.

– ¿A quién ve en la dirección de una película de su libro?

– Veo al tándem que forman Jon Garaio, Aitor Arregui y José Mari Goenaga y, por otra parte, la directora Alauda Ruiz de Azua.