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Varias personas realizan sus aportaciones sobre la gran pancarta en torno a San Francisco de Asís. Jesús Andrade
Las libertades son más que recuerdos

Las libertades son más que recuerdos

La plataforma Memoria Gara une participación popular y arte en torno al Tres de Marzo y los derechos humanos en el barrio vitoriano

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Domingo, 2 de diciembre 2018, 01:06

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Dicen que la Historia se repite. Por fortuna, a veces, se le cambia el signo. Y es que si el 3 de Marzo de 1976 la Policía Armada rodeaba la iglesia de San Francisco de Asís en Zaramaga, donde tenía lugar una asamblea de trabajadores, ayer se envolvieron esos muros con una larga pancarta en favor de los derechos humanos. Si en la Transición cinco ciudadanos fueron asesinados en el asalto policial al templo, ahora una gran cadena de personas cogidas de las manos reivindica devolver a la vida a esta iglesia en desuso.

El colectivo Memoria Gara (Somos Memoria) es el impulsor de los actos para que el Obispado de Vitoria destine el local, que ahora acoge unos belenes, a «un proyecto relacionado con la memoria de las víctimas de la masacre y que, a su vez, sirva para desarrollar otras políticas de memoria y derechos humanos». Una gran pancarta blanca de más de cien metros marca el perímetro del local que dejó de utilizarse para el culto religioso hace cuatro años.

Y sobre la superficie plástica una decena de artistas ha plasmado sendas visiones gráficas en torno a los derechos humanos: Txaro Arrazola, Javier Hernández Landazabal, Karen Warner, Álex Fernández, Juan Pablo Álvarez, Merino, Mintxo, David Tavares, Eva Mena, Zirika y Verónica Werckmister. Ésta ha sido la encargada de «dinamizar la actividad», que ha propiciado «una apropiación simbólica» del lugar de la matanza del marzo más negro de Vitoria. Werckmeister señala que se trata de combatir «la falta de memoria y el desarrollo que se gesta en la política mundial», con el auge de ideas totalitarias.

«Tenemos que proteger los derechos humanos. Si no, nos los quitan rápido», indica quien ha abordado el trabajo digno, sin olvidarse de lo que es el llamado tiempo de ocio. En cada caso, la parte artística se completa con una frase iniciada para que los ciudadanos que lo deseen puedan completarla, tanto hacia lo positivo como hacia la denuncia.

Werckmeister, Álvarez, Tavares, Mena y Hernández Landazabal.
Werckmeister, Álvarez, Tavares, Mena y Hernández Landazabal. Jesús Andrade

En este primer aspecto, la declaración de la ONU sobre la libertad de los seres humanos y su igualdad al nacer. Para David Tavares es «casi una declaración de intenciones», lo que le ha llevado a subrayarlo mediante una mirada hacia la abstracción -con media docena de círculos-, mientras Eva Mena pone cara a la libertad de expresión «con la militante Angela Davis, junto a una mano que escribe u otras que expresan lenguaje de signos. Asimismo, la reconocible imagen de los obreros de 'Novecento' le sirve a Juan Pablo Álvarez para hacer un contraste con policías en plena carga y un juez revólver en mano.

Cosas no opinables

Álex Fernández recurre al cómic y Javier Hernández Landazabal subraya con una metáfora visual. Ambos, con antidisturbios en acción. Como artista, Landazabal defiende «un arte útil»y como ciudadano, muestra su preocupación ante la irrupción en el panorama mundial de «fascismos muy sólidos».

Cerca del templo, el actor Eloi Beato renueva su apuesta consciente por el recuerdo de algo que «viví aquí dentro con 15 años y me ha marcado la vida». Y el escritor Juan Ibarrondo recuerda que «los derechos humanos no están sujetos a la opinión, ni siquiera mayoritaria».

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