El jurado popular declara a Zakaria culpable del homicidio a Mohamed Amime

Así se da casi por finiquitado un caso repleto de giros de guión. Las vistas comenzaron con un acuerdo entre partes para que Zakaria A. reconociera los hechos y, a cambio, fuera condenado a la pena mínima exigible, de 10 años. El desacuerdo, entonces, estuvo en el cumplimiento de la pena. La acusación particular, representada por el abogado Antonio Llavador, exigía que el acusado cumpliera la primera mitad del encierro en España y que la última se sustituyera por su deportación a Marruecos, con orden de no pisar territorio nacional durante la década siguiente a su salida de la prisión de Zaballa. Así como acordar una indemnización de 200.000 euros para la familia de la víctima. A última hora, Zakaria se negó a rubricar el pacto.

De este modo, daban comienzo a tres días en los que han declarado Arlette, novia de la víctima y expareja del homicida, agentes de policía, vecinos, testigos y forenses. Una instrucción nada sencilla para la jueza Ana Zulueta, que afrontaba su primer juicio con jurado popular. Ayer, con la confesión del acusado, el panorama para un acuerdo se despejaba y, tras el veredicto del jurado, en sus manos queda ahora ratificar el acuerdo entre las partes. Un proceso que llevará otros tantos días hasta que ambas sean convocadas para que la magistrada dicte su sentencia.

Una condena que a buen seguro tendrá en cuenta la escasa colaboración del acusado. Zakaria A. negó en multitud de ocasiones que, cuando bajo de su piso en la calle Flandes, fuera con la intención matar a Mohamed Amime, que en el momento de los hechos tenía 18 años. Aseguró que, por contra, buscaba hacerle una herida superficial en el brazo. Extremo que los forenses desmintieron a tenor de los resultados de la autopsia. Pese a que el arma nunca se pudo encontrar, los técnicos determinaron que la herida era mortal de necesidad. Mohamed falleció en Txagorritxu tras hora y media de agonía.

El procesado también trató de probar que, en el momento de su ataque, tenía sus facultades mermadas por el consumo de un medicamento de potente efecto. Otra estratagema que las pruebas periciales se encargaron de desmontar. Tras esta cadena de contradicciones, los integrantes del jurado dan por probado que Zakaria tenía intención de matar a la pareja de su exnovia el 11 de febrero del año pasado en la calle Flandes. Ayer, ante la contundencia de las pruebas periciales, confesaba. En el aire queda el motivo por el que Mohamed se dirigía a casa del acusado y el paradero del arma blanca con la que Zakaria acabó con su vida.