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Precio de la suscripción 4,95€/mesEl antiguo colegio de Izarra (en Urkabustaiz), o mejor dicho sus restos, siguen siendo un quebradero de cabeza para la Diputación, obligada a cumplir hasta el año 2023 con un pago anual de 240.000 euros al Alavés -su propietario desde el 2000-, a tenor de un contrato de cesión firmado con la entidad deportiva. A esa importante cantidad hay que añadir los gastos de mantenimiento y de seguridad, con lo que el montante global se sitúa en torno a los 350.000 euros. Una empresa vigila las 24 horas el recinto, con una superficie total de 11 hectáreas, más para evitar incidentes que posibles robos porque ya no queda nada que saquear en un conjunto de edificios prácticamente en ruina.
Representantes de los distintos grupos junteros comprobaron este martes el estado de los inmuebles que acogieron en su día las aulas, la piscina, el picadero, las cuadras o la residencia masculina; de la femenina no queda ni rastro después de que un incendio obligara a tirar los restos debido al peligro que constituían. Incluso los escombros que se acumulaban en el solar más alejado del resto de las instalaciones han sido retirados recientemente. Un gasto más en torno a los 120.000 euros.
Con esa estimación, Patxi Martínez de Albéniz, procurador de EH Bildu, hizo cuentas rápidas y llegó a la conclusión de que el derribo total, si se optara por esta hipotética actuación, podría estar en torno al millón de euros. ¿Y después de tirarlo qué?, se preguntaba más de uno ante el comentario. Ahí está el problema, en la respuesta. En encontrarle un uso, en definitiva, a las edificaciones y a los terrenos. Porque el tema «ha ido dando vueltas y lleva encima de la mesa 20 años», admitía Julio Guinea, gerente de Álava Agencia de Desarrollo, que ejerció de cicerone de una visita realizada a propuesta del grupo popular, que el pasado mes de octubre sacó adelante una moción, con el respaldo de EH Bildu y la abstención de Orain Araba, para que se realice un informe sobre las posibilidades de instalación de una Uceis de bomberos para la comarca de Gorbeialdea.
Una posibilidad más. Antes ha habido otras, algunas incluso «parecían interesantes», según Guinea, pero ninguna ha llegado de la mano de «un promotor con garantías de sostenibilidad». La que más cerca estuvo de convertirse en realidad data de 2014. El Gobierno foral, presidido entonces por el popular Javier de Andrés había llegado a un acuerdo con la empresa Airsoft, que organiza juegos de estrategia y guerra en las antiguas, pero «lo tumbaron por la relación con el tema bélico», recordó ayer Marta Alaña. «Luego llegaron a gobernar (en referencia al PNV), crearon una mesa de trabajo que no se ha reunido desde enero de 2017 y no ha cristalizado nada», añadió la juntera conservadora.
La solución es complicada de encontrar. «Ya hemos visto que su estado es ruinoso y es difícil pensar en qué se podría hacer aquí», afirmó Iñaki Ullibarri (EH Bildu), después de contar alguna anécdota vivida en el verano del 88 cuando ejerció durante tres meses como profesor en el International College Izarra.
Aunque cualquier opción es compleja, «los tiempos van un poco a favor», decía con cierto optimismo Guinea, porque es un lugar «bien ubicado, próximo a la autopista, en un entorno natural agradable» que permitiría encaminar las actuaciones hacia «el turismo activo, que está creciendo en Euskadi», proponía, mientras confiaba en que «puedan ir apareciendo cosas» y encontrarle uso a un recinto que, de momento, no da con la solución.