Josefina, víctima de una okupa: «El Ayuntamiento de Vitoria me quitó del padrón de mi casa cuando dormía en el trastero»
Esta vecina de Zaramaga pasa el primer día en su piso recién recuperado tras tres años de lucha judicial. Demandará al Consistorio, que hizo caso a su okupa y la sacó de la lista de moradores «por la normativa»
Después de tres largos años de lucha judicial para echar a la okupa que se lucró subarrendando las habitaciones, Josefina experimenta una montaña rusa ... de sensaciones. Sentada en el salón, a esta vecina de Zaramaga, en Vitoria, que en diciembre cumplirá 72 'inviernos', se le percibe la rabia contenida por tanto sufrimiento.
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Por el infierno de malvivir «un año entero en el camarote» –un sótano con las paredes enmohecidas por la humedad–, «mientras otros dormían en mi cama». Y también porque, aunque cueste creerlo, el Ayuntamiento de Vitoria la sacó del padrón de su domicilio legal durante este viacrucis.
Todo arrancó el 21 de junio de 2021, cuando esta septuagenaria alquiló una habitación a una mujer llamada Jamila. Un par de meses después, Josefina voló a Colombia para casarse con su entonces novio, Cristian, oriundo de aquel país. A la vuelta, ya en 2022, descubrieron que su inquilina se había hecho con el control absoluto de la vivienda. Cambió la cerradura de la puerta, presuntamente subarrendó varias habitaciones «a 250 euros al mes» y empadronó al menos a una docena de desconocidos.
«Dormir en un coche»
La pareja se vio obligada a dormir «en un coche», mientras judicializaron su drama. Luego pasaron al camarote, oculto en los bajos de su edificio. Sin baño, sin ducha. Con una humedad que se mete en los huesos nada más traspasar la puerta metálica. «Por ese agujero del techo salían ratas», indica entre lágrimas. «Gracias a él –en referencia a su pareja sentimental– estoy de pie, porque ha estado a mi lado en todo momento. Los vecinos te lo pueden confirmar».
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El 23 de noviembre de 2023, Josefina descubrió que había sido borrada del padrón de su propia casa. «Ella (por Jamila) fue al Ayuntamiento y dijo que yo estaba viviendo en Colombia y que no vivía en España», manifiesta esta mujer menuda pero dueña de una energía innata.
«Somos un servicio administrativo que aplica la normativa. Al no vivir en la casa, se la eliminó»
«Me enteré que un día vino la Policía Local a comprobar si la información ofrecida era cierta. Les abrió la puerta Jamila y te puedes imaginar qué les contó», aduce irritada. «En ese momento estaba en el camarote con mi marido». Cinco plantas por debajo de donde se produjo aquella visita oficial de comprobación.
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Ayer, Josefina figuraba en el padrón social, reservado a personas sin techo, después de que los servicios sociales les consiguieran habitación en un par de pensiones y, por último, en un apartamento municipal. Por contra, Jamila, desaparecida desde que el miércoles una comitiva judicial devolviera la vivienda a su legítima propietaria, lo hace todavía en este bloque levantado enfrente del centro comercial El Boulevard.
«No cabe subjetividad»
¿Cómo es posible esta situación que beneficia claramente al infractor? Desde el Departamento municipal de Modernización de la Administración, del que depende la oficina del padrón, argumentan que «ésta es una unidad meramente administrativa que aplica la normativa. No cabe subjetividad». Es decir, que como técnicamente Josefina no residía en su domicilio, se la eliminó. «En algunos casos, cuando hay dudas por presentación de alegaciones, se recurre a la Policía Local para que compruebe si esa persona reside donde está empadronada».
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La explicación no convence a la afectada. «Voy a demandar al Ayuntamiento de Vitoria por este perjuicio. Claro que no vivía porque ella (en referencia a la okupa) no me dejaba entrar en mi propia casa. Vivía en el camarote», clama. «Pido públicamente que se me explique que si yo no vivía en Vitoria, ¿cómo pude empadronar a mi marido al poco de regresar juntos de Colombia?». Su compañero sentimental se llama Cristian, también fue dado de baja el 23 de noviembre de 2023.
Desde marzo figura en el padrón social, mientras que su exokupa aún lo está en el piso de Zaramaga
«De verdad, o soy tonta o no lo entiendo. Me desempadronaron de mi propia casa y exijo mi padrón con mi antigüedad porque me fui de vacaciones, no me fui de manera definitiva. Si lo hago, alquilo el piso entero, no las habitaciones. Ni dejo mi habitación cerrada con candado para cuando vuelva», enumera. «El Ayuntamiento debe asumir responsabilidades por este error».
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Jamila también está denunciada por sustraer su correspondencia y por robar las joyas que guardaba en un armario de su estancia personal. La Ertzaintza ya ha abierto una investigación por las sustracción de esos enseres.
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