Regreso a Álava por Navidad

A Ítaca sólo se vuelve con una PCR

Los alaveses que regresan a casa por Navidad se enfrentan a un incierto rosario de trámites, pruebas y conexiones aéreas

Domingo, 6 de diciembre 2020, 03:02

No es tiempo este de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón. Seres tales jamás hallaréis en vuestro camino, ... alaveses por el mundo. En su lugar os encontraréis a funcionarios enfurruñados vestidos con EPIs de la cabeza a los pies, a agentes fronterizos malencarados, a burócratas de inmigración insobornables, a sanitarios que os ensartarán las narices hasta hurgar en vuestros cráneos. Cuando emprendáis vuestro viaje a Ítaca, vuestro camino a casa, tened en cuenta que el viaje será largo. Y que sin una PCR negativa, ni de broma llegaréis a vuestro destino.

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Cientos de alaveses expatriados se plantean estos días la vuelta a casa por Navidad. Desde el 23 de noviembre, España exige una PCR negativa realizada con menos de 72 horas de antelación para entrar en suelo patrio. Pero este no es el único problema al que se enfrentan los que viven allí para volver aquí. Cuarentenas, permisos de extranjería y vuelos cancelados y reprogramados convierten este año la vuelta a casa en una Odisea. Cinco alaveses cuentan su experiencia.

  1. Izaskun Ruiz de Apodaca | Pisa (Italia)

    «Creo que no es prudente ni seguro volver ahora mismo»

Lleva más de 20 años viviendo fuera de Vitoria. Y estas serán las segundas navidades que tendrá que pasar, muy a su pesar, lejos de casa. La primera vez, mientras aquí estaban con los turrones, ella estaba allá en el paritorio. «Me puse de parto un 24 de diciembre, así que era algo complicado llegar a tiempo para pasar la Navidad en casa», bromea Izaskun Ruiz de Apodaca, que trabaja en el Registro Civil de Pisa, ahora mismo en zona roja, según el sistema impuesto por el gobierno italiano. No puede salir ni entrar de su región. Y, en principio, pasar las pascuas con los 'allegados' no es una excepción.

«Todo apunta a que pronto vamos a cambiar de zona roja a naranja, con lo que quizás sí podríamos ir, pero creo que no es prudente ni seguro volver en las circunstancias actuales. No nos da seguridad, más que por mí, por mis padres, que ya son mayores», cuenta. Ya tomó la decisión de no regresar a casa en septiembre, mucho antes de que se comenzara a plantear el debate de cómo serán estas navidades tan distópicas. «Lo tuve clarísimo, creo que no hay otra: este año no toca celebrar la Navidad», zanja Izaskun, que lleva justo un año sin ver a los suyos.

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«Para las vacaciones de verano podríamos haber vuelto sin problemas, pero ya entonces vi que no era nada prudente», recuerda. En caso de haber decidido regresar, Izaskun y su familia transalpina tendrían que haber volado desde Florencia a Bilbao -también existen vuelos directos desde Pisa a Madrid-, y siempre con una PCR negativa realizada con un mínimo de 72 horas.

  1. Lucía Sancha | Lausana (Suiza)

    «Bajaré a Vitoria aunque tenga que ir andando»

Que no hay montaña lo suficientemente alta, que no hay valle lo bastante profundo. Ya lo cantaban Marvin Gaye y Tammi Terrell. A pesar de todo, el embrollo que supone volver a casa, hay quien no se resigna a pasar Nochebuena lejos de los suyos. Lucía Sancha vive en Lausana y ni se plantea la opción de no volver a Vitoria por estas fechas. «Si hace falta, bajo andando, pero ir, iré seguro», resuelve desde la muy próspera ciudad suiza. Harta de que durante todos estos meses le hayan cancelado vuelos y reprogramado conexiones, Lucía ha decidido por lo seguro. «Iré a Vitoria en coche», adelanta.

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«Aquí hay bastante gente de Galicia que va a pasar sí o sí por Euskadi, así que he decidido bajar en coche, que, dadas las circunstancias, es lo más seguro», cuenta la alavesa. «Al ir por carretera, no tengo que pasar una PCR previa, que aquí cuestan unos 170 francos (157 euros al cambio) y tardan mucho en darte el resultado». Y así es. En la guía publicada por el Ministerio de Exteriores se concreta que «los controles sanitarios en puntos de entrada se aplican a todos los pasajeros que lleguen a España por vía aérea o marítima, no a lo que llegan por vía terrestre».

Como Lucía, muchos alaveses en el extranjero siguen a diario los continuos cambios y restricciones que las autoridades de cada país están implantando. «Como tenemos que atravesar Francia, sí tengo que llevar un formulario (no obligatorio, en el caso de viajeros en tránsito) y yo, de todos modos, ya tengo cita en Vitoria para hacerme una PCR antes de ver a mi familia», señala.

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  1. Lucas Cortázar | Tokio (Japón)

    «Me habría expuesto a queno me admitieran de vuelta»

Metódicos, civilizadísimos y también cartesianos, los japoneses no han tenido que imponer medidas legales, sanciones para luchar contra la pandemia. No ha hecho falta. «Aquí, aunque no hay ninguna ley que te prohíba salir más tarde de las 22.00, no ves a nadie por la calle. Todo el mundo cumple», asegura Lucas Cortázar, ingeniero informático en Tokio. Sin embargo, las autoridades no aplican esa misma confianza ciega, esa presunción del civismo más inquebrantable a los extranjeros que viven en el país. El control para las salidas y, sobre todo, las reentradas es férreo.

«Con la normativa que teníamos vigente hasta el 1 de noviembre, habría tenido que pasar por inmigración para obtener una especie de nuevo permiso para volver al país. Si mi salida hubiera sido por turismo, habría estado denegada, si hubiera sido para ver a mi familia, me habría expuesto a que no me admitieran», cuenta el joven en conexión telefónica. Por fortuna, las medidas para los viajeros se han flexibilizado en estas últimas semanas. «Para ir a España, no tengo mayores problemas porque se considera que Japón es un país seguro -ahora mismo, su incidencia acumulada es de 23,67 casos por 100.000 habitantes-, me he informado en la embajada y sólo me piden que me baje una app», cuenta. La vuelta sí que se le plantea como un arduo periplo.

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LAS CLAVES

  • Sin test La normativa aclaraque los que lleguen por «medios terrestres» no han de presentar PCR

  • Visados En algunos países asiáticos los extranjeros han de ser readmitidos a su vuelta de España

  • incertidumbre Los españoles en Reino Unido han visto cómo las restricciones cambiaban cada día

«Me exigen una PCR de origen, de menos de 72 horas, así que como tengo que estar, sí o sí, de vuelta el 2 de enero, tendré que buscar un laboratorio en Vitoria que me garantice la prueba el día de Nochevieja», asegura Cortázar. «Y una vez que llegue al aeropuerto, tendré que pasar una nueva PCR. Si doy negativo podré irme a casa, sin usar el transporte público: o consigo que algún amigo me pase a buscar con su coche... o tendría que ir andando», detalla. Allí también tendrá que guardar una cuarentena domiciliaria de 14 días. «Sí, son muchos problemas, pero compensa, llevo más de año y medio sin volver a casa y lo necesito», reconoce el joven alavés.

Hace más de tres meses que Lucas compró el billete para este viaje navideño, antes incluso de tener claro si tendría que someterse a una prueba PCR para salir del país (allí, los test más baratos alcanzan los 30.000 yenes, unos 280 euros). Tenía todo cerrado, con una escala breve en Estambul. Sin embargo, hace justo dos días su compañía le canceló el vuelo. «En Japón son muy estrictos con las vacaciones y tengo que estar de vuelta aquí un día después de Año Nuevo y mi aerolínea me ha reprogramado el vuelo para el 4 de enero, tengo que buscar nuevas conexiones, nuevos horarios...», lamenta, muy contrariado.

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  1. Jokin Rikarte y Paula Gabilondo | Oxford (Reino Unido)

    «Sólo pensamos en el momento de pasar el control»

«Aunque sea por carretera, o en ferry, pero nosotros tenemos claro que queremos volver, lo necesitamos». Jokin Rikarte y Paula Gabilondo, físico y enfermera, viven y trabajan en Oxford desde hace tres años. Habían planteado su regreso navideño ya en julio, cuando todo eran incógnitas, cuando no sabían ni siquiera si estaría permitido salir del país. «Nos llegamos a plantear ir por el Eurotúnel, pero la idea era desde un principio volver para estas fechas, no porque sea Navidad, porque necesitábamos ver a la familia y a los amigos», insisten.

Con su vuelo directo a Bilbao cancelado, ahora tendrán que hacer escala en Madrid antes de poder llegar a tiempo para Nochebuena en Vitoria. «Sólo pensamos en el momento de pasar el control de la policía en el aeropuerto», dicen. Sí, esta realidad cada día va tomando más tintes de película distópica.

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El gran problema al que se enfrentan, como cientos de expatriados en Reino Unido que se disponen a viajar a España las próximas fechas, es la dificultad para acceder a una prueba PCR, indispensable para tomar un vuelo. «En Oxford sólo hay un sitio donde te la puedes hacer y te piden 300 libras (332 euros), ahora estamos pendientes de que autoricen a hacértelas en las farmacias, donde también se pueden conseguir 'kits' con los que te haces tú mismo la prueba, pero tienes que mandar la muestra al laboratorio y no te garantizan que esté antes de 72 horas como se pide en los aeropuertos», detalla.

Los jóvenes están pendientes de las decisiones del Ejecutivo de Boris Johnson, de medidas que cambian de un día para otro y de nuevas restricciones para los que entran o salen del país. «Ahora, por ejemplo, han reducido un poco el tema de la cuarentena que tenemos que pasar a la vuelta: en lugar de los 14 días que estaban en vigor hasta hace poco, ahora son cinco con la obligación de pasar una PCR y poder volver a trabajar», cuentan.

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  1. Elena Pérez de Carrasco| Singapur

    «Tendría que pasar 14 días confinada en un hotel»

A ella, que estas fechas le saben a praliné y a yema tostada y a caramelo, la Navidad de 2020 le dejará para siempre un regusto amargo. La chef-repostera Elena Pérez de Carrasco trabaja en uno de los restaurantes con más relumbrón de la ciudad-estado de Singapur. Y este año ni siquiera se plantea el regreso a casa. «En mi caso es imposible, no tendría mayores problemas para ir a España, pero sí para volver: tendría que hacer un montón de trámites y, sobre todo, pasar una cuarentena obligatoria de 14 días al regresar», explica.

El gran problema es que, igual que en China, las autoridades del país asiático han decidido que los extranjeros que vuelven han de pasar ese periodo de dos semanas en la habitación de un hotel que elige el propio Gobierno y han de costear los propios viajeros. «Suele costar unos 2.000 dólares y, más que el dinero, es el tiempo que implica sin hacer nada: en mi caso, que me dedico a la cocina, no podría trabajar, es inviable», explica la joven alavesa. A ese gran obstáculo se le suma la posibilidad, para nada remota, de que le pudieran denegar el visado de retorno al país. «En la práctica te tienen que readmitir», ilustra.

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Elena ya se ha resignado a pasar estas fiestas con su novio y sus amigos en Singapur. Por turnos: el límite de reuniones allí está fijado en cinco personas. «Lo echaré de menos, pero tampoco es un gran drama, nosotros hemos estado seis meses de confinamiento total, ahora creo que este es un esfuerzo más que nos toca hacer». Sí, su 25 de diciembre, como el de tantos otros, será de Zoom, zoom, zoom.

«Están cancelando muchos vuelos»

Ohiane Sopelana, vitoriana de 27 años, vive en Londres desde hace cinco. Allí trabaja como enfermera y ha labrado experiencia en Urgencias y en la UCI. Solo se puede salir a trabajar, a hacer deporte y solo están abiertos los servicios esenciales: esta semana han abierto también algunos locales de hostelería, pero solo se puede beber algo si pides también comida. Están prohibidas las reuniones de más de seis personas y todo cierra a las diez de la noche y la mascarilla es obligatoria en interiores. Este año, su vuelta a casa se le ha complicado más que nunca. «Llamé al consulado español y me dijeron que llevara encima el certificado de empadronamiento de mis padres», explicó. No encontró vuelos a Bilbao, ni a Biarritz, ni a Santander, así que compró uno a Barcelona y desde allí cogerá un tren a Vitoria. Saldrá de la capital del Támesis el día 10 y tiene pensado regresar el 7 o el 8 de enero, en función de cómo esté la situación. «A muchas amigas las están cancelando los vuelos», relató. Es un problema añadido porque ya tiene cita para la PCR 72 horas antes, el sábado por la tarde. Le ha costado 165 libras, a lo que se suman otras 200 por el viaje. «Hay algunas que te ofrecen resultados en 48 horas, pero salen mucho más caras». Todavía no ha comprado el billete de regreso y deberá volver, seguramente, a través de Madrid o Barcelona. Aunque el Gobierno suministra a los sanitarios dos test semanales para que se hagan en casa, estos no sirven para viajar.

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