Ojalá que me vote Txapote
«¡Gritad más, que gritáis poco!, ¡mientras gritáis no mataréis, esa es buena señal!», les dijo Ernest Lluch
Cualquier experto en comunicación política, que yo no lo soy, sabe que hay lemas que condicionan campañas. De aquel 'Yes, we can' de Barack Obama ... que ilusionó a Estados Unidos y al mundo al 'Por el cambio' del PSOE en 1982 que tan bien condensaba el fin de la transición y la desaparición definitiva del franquismo y el búnker. Estas frases, pensadas por expertos e impresas en miles de soportes, aglutinan una idea y la proyectan en positivo.
Otros lemas de campaña nacen en oscuros despachos y se popularizan en mítines, cada vez menos, y en redes sociales. Estas son las puyas dialécticas que buscan hacer daño al rival, motivar a los 'hooligans' y desmovilizar a los votantes indecisos. En la última campaña ha sido el ya famoso 'que te vote Txapote' que la derecha ha lanzado contra el PSOE por el apoyo parlamentario que el Gobierno de Pedro Sánchez ha recibido de EH Bildu. Esa idea de que el Ejecutivo central iba de la mano de los herederos de ETA ha causado furor en muchas plazas. Sobre todo, después de que el propio EH Bildu dejase clara constancia de su nexo con la banda al incluir a terroristas en sus listas.
La idea de 'que te vote Txapote' ha conseguido vincular al partido socialista con ETA. Aunque hace más de diez años que esta no existe. Y el PSOE ha sido incapaz de frenar esa idea tan manida en el PP de que todo es ETA menos ellos. En cambio, que los 'Txapote' voten -él no puede hacerlo por estar cumpliendo condena- en realidad es un gran éxito para quienes acabaron con el terrorismo. Precisamente, esa es la gran victoria de la democracia. Que voten y no maten. Que todos los 'Txapotes' acepten las reglas del juego democrático y se hayan convertido en un partido más es la mejor noticia que podíamos haber soñado cuando campaña electoral tras campaña electoral había al menos un cadáver en la mesa.
Cada vez que en la recién terminada contienda y la recién empezada precampaña he oído y oigo el 'que te vote Txapote' recuerdo una escena fundamental de nuestra democracia. El 3 de junio de 1999, en San Sebastián, Odón Elorza optaba a la Alcaldía. En España se 'disfrutaba' de una tregua de ETA en pleno Gobierno de Aznar. El entonces presidente ofreció «flexibilidad» a la banda. Tanto es así que ese mismo año se acercó a decenas de terroristas a cárceles del País Vasco. ETA seguía viva, entonces sí, y justo antes del alto el fuego había asesinado a tres concejales del PP, uno de UPN, la esposa de uno de los concejales populares y un guardia civil.
En la plaza de la Constitución de San Sebastián, enfrente del mitin del PSE, una contramanifestación de la izquierda abertzale intentaba tapar con sus gritos el encuentro socialista. Ernest Lluch, enamorado de la capital donostiarra, subió al estrado y con el micro en mano respondió: «¡Qué alegría llegar a esta plaza y ver que los que ahora gritan antes mataban! ¡Ahora no matan, no saben que han cambiado las cosas, no saben que ha llegado la libertad y la democracia a este país!, ¡qué no se enteran!», proclamó. Los gritos no pararon. Tampoco la fuerza de Lluch. «¡Gritad más, que gritáis poco!, ¡mientras gritáis no mataréis, esa es buena señal! Estas serán las primeras elecciones en las que no va a ser matado nadie, es un gran mensaje de alegría para este país que nos hemos ganado a pulso».
ETA mató a Lluch un año y medio después. Hubo que esperar doce años más para derrotar al terrorismo definitivamente. Gracias a eso, ahora los 'Txapote' votan y no matan. Creo que es una gran victoria de los demócratas.
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