Estamos en campaña. Enhorabuena y suerte a las candidatas y candidatos porque la tarea de los próximos días y, especialmente, de los próximos cuatro años ... es titánica. No es fácil construir en estos tiempos de descreimiento y de desideologización de la sociedad. Ahora se valora un buen lema más que un estudiado proyecto y un buen 'zasca' más que cualquier argumentación.
A este contexto general de desafección de la política, Vitoria llega con un problema añadido. No tenemos un plan para saber qué queremos ser y hacia dónde dirigir nuestra ciudad. No generamos espacios de consensos ni tenemos un proyecto común. Y sin proyecto, no hay sociedad. Somos un conjunto de habitantes que convive en más o menos armonía, pero no somos capaces, no lo han sido nuestras instituciones, de generar e impulsar una ruta.
Nuestra capital requiere definir un proyecto que determine dónde queremos llegar dentro de 10, 15 y 20 años. Hay que ilusionar a la ciudadanía con proyectos viables, recuperar el orgullo de ser de Vitoria. Reconocernos en unos valores y unos objetivos generales. Urge ser ambiciosos para no terminar de caer en el pozo de la mediocridad.
Necesitamos un Ayuntamiento y una Diputación que lideren, no que simplemente gestionen
El primer paso, desde mi humilde opinión, debe ser potenciar nuestras virtudes. Tenemos muchas. Eso es lo que desazona a la actual parálisis, que somos una capital del copón. Tenemos mucho potencial y no sabemos aprovecharlo.
Por ejemplo, contamos con la etiqueta de ser sostenibles. Aprovechemos que esa imagen nos acompaña para potenciarla con ideas audaces, para generar economía en torno a lo verde. No nos quedemos en la foto del seto de la Virgen Blanca y el BEI o el carril-bici, desarrollemos una estrategia económica profunda que rentabilice nuestra posición privilegiada en esta área.
Nuestra segunda gran capacidad es la industrial. Somos la capital más desarrollada en el País Vasco y una de las más potentes de España. Escuchemos a nuestros empresarios. Tenemos peso en el sector de la automoción con Mercedes y Michelín y todo el entramado que suponen. La irrupción de Basquevolt es una gran noticia. Pero vayamos a por más.
Hay sectores como la aeronáutica o la logística que pueden crecer. Hagamos un Plan General que piense en cómo potenciarlos. Hacen falta parcelas XXL, mejorar los accesos a los polígonos… Y sobre todo, agilizar y simplificar las gestiones para cualquier proyecto que se vaya a hacer en nuestra ciudad. Ahora mismo, la Administración local es un repelente para la inversión, cuando debería ser todo lo contrario.
Somos una potencia deportiva. Un sector que, además de estar en expansión y ser difícilmente deslocalizable, es socialmente transversal y genera sentimiento de pertenencia. El deporte es una marca de ciudad que se debe cuidar y apoyar. Tenemos equipos como Baskonia, Alavés o Araski. Tenemos deportistas individuales. Una inmensa red de polideportivos públicos. Empresas, como BH. Eventos destacados, como el Maratón o el Triatlón. Un potente entramado de medicina relacionada con el deporte. Un clima y una orografía privilegiados para la práctica deportiva. ¿Podremos hacer un plan que impulse todo ello, analice la necesidad de nuevas instalaciones y genere marca de ciudad alrededor?
El primer paso, desde mi humilde opinión, debe ser potenciar nuestras virtudes. Somos una capital del copón
Eventos reconocidos
Contamos con eventos reconocidos, como el ARF y el FesTVal. Y con otros que lo fueron y pueden recuperar sus laureles: como el Jazz o Magialdia. Confiemos en ellos y generemos más. Lo que sea para atraer visitantes. La apuesta por el turismo, que ha mejorado notablemente en los últimos tiempos, debe continuar. Lo que crezcamos son recursos ganados para nuestros comerciantes y para nuestra ciudad.
Todo lo anterior podría ser, en mi opinión, apuestas estratégicas de la ciudad. Y se deben construir con un único objetivo: generar recursos. Para repartir la riqueza, primero hay que crearla. Vitoria debe abandonar su ombliguismo y ser facilitadora de la inversión. Esa inversión debe orientarse a retener y atraer el talento. A ofrecer mayores oportunidades, mejores puestos de trabajo, remuneraciones más altas.
Todo ello servirá para tener más recursos y reinvertirlos en la ciudad. Para mejorar los barrios, el urbanismo, los recursos sociales, el transporte, la oferta cultural. En definitiva, para impulsar la ciudad. Tenemos que ser ambiciosos para transformar Vitoria, apostar por la generación de empleo y riqueza, de iniciativas empresariales. Y después, gracias a lo que esto genere, redistribuir los recursos. No al revés. Necesitamos un Ayuntamiento y una Diputación que lideren, no que simplemente gestionen.
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