Tuvisa inicia su segundo día de huelga con un seguimiento «del 100%»
El comité de trabajadores sigue «a la espera» de que se les convoque a una reunión con el Ayuntamiento
D. G.
Domingo, 11 de febrero 2024, 00:11
Tuvisa encara este domingo su segundo día de huelga indefinida. El seguimiento está siendo «del 100%», según ha informado la plantilla, por lo que solo ... están circulando los servicios mínimos. En un escueto comunicado, los trabajadores han trasaladado que siguen «a la espera» de que se les convoque a una reunión para tratar de solucionar el conflicto. «Hasta ahora no ha habido ningún tipo de contacto con el Ayuntamiento», aseguran.
Ayer, a las dos en punto, el sostenido pulso entre el Ayuntamiento de Vitoria y la plantilla de Tuvisa explosionó. A esa hora arrancó la huelga indefinida, que reduce a un 30% la circulación de autocares de un servicio de transportes básico para los barrios. Poco antes de que los chóferes iniciaran su inédito paro total, el Gabinete Etxebarria tildó la medida de presión de «injustificada» y ya con los buses en cocheras, a las cuatro de la tarde, el comité de empresa cifraba en un «100%» el seguimiento a una protesta con la que pretenden refuerzos de líneas y una nuevo sistema de fichaje. La huelga incluye al BEI, lo que descolocó a cientos de viajeros, por ejemplo a los albiazules que tras el partido del Alavés contra el Villarreal esperaban en el apeadero de Salbatierrabide.
La misma imagen de desconcierto se registró en otros puntos, como la calle La Paz, una de las principales terminales interurbanas de este servicio. Goyi y «una amiga de fuera de Vitoria» aguardaban a primera hora de la tarde pacientes al bus de la Línea 10, del que no había ni rastro. Aún así, esta alavesa se alineó desde la primera pregunta con los trabajadores. «Claro que les apoyo si es para mejorar sus condiciones laborales y del servicio». Otro tema es si el desencuentro se alarga. «Ahí ya sería un perjuicio grande para la ciudadanía, por eso aprovecho y pido que todos hagan un esfuerzo para arreglarse».
En otras paradas expresaron idéntico sentimiento Mari, Gloria, Conchi, Belén, Arantxa, Fátima, Mayra, Nahid o Ander. Y es que, como ya sucediera un par de días atrás con la tractorada de los agricultores contra las políticas de la UE, había cierta corriente de simpatía con los huelguistas. Quizá menos comprensivos habrán sido los trasnochadores cuando, esta madrugada, después de varias horas de intensa danza, les haya tocado regresar a sus barrios a pie.
A tenor de las manifestaciones de una parte y otra, el acuerdo se antoja complicado a corto plazo. El concejal de PNV Iñaki Gurtubai, presidente de Tuvisa y negociador curtido con la Ertzaintza y la Policía Local, lanzó un duro comunicado 90 minutos antes de la hora límite marcada por la plantilla. «Consideramos que no existen motivos para una huelga que perjudica el servicio público a la ciudadanía. La plantilla de Tuvisa tiene, con diferencia, el mejor convenio colectivo del Ayuntamiento». Hizo «un llamamiento a la sensatez. Es posible introducir mejoras razonables en las condiciones laborales sin perjudicar a los usuarios con una huelga indefinida e injustificada».
«Primar la salud»
La réplica del comité sonó sobre las 16.00 horas. «Es indignante que Maider Etxebarria, nuestra alcaldesa, y el señor Gurtubai, presidente del consejo de Tuvisa, nos hayan llevado a esta situación. No entendemos que pidiendo unas condiciones dignas de trabajo, donde lo que prime sea la salud y una mejora del servicio, no sean atendidas por la parte del Ayuntamiento», apostillaron.
Un par de horas más tarde, en Cadena y Elena y protegida por una marquesina del sirimiri, Valentina miraba la carretera sin demasiada convicción. «A ver, sólo llevo esperando cinco minutos, pero me declaro a favor de los trabajadores», afirmó esta joven. Los 'vaqueros' Javi e Isa, vecinos de Lakua, tuvieron que tirar de taxi para arribar al centro a la hora pactada con su cuadrilla. «Nosotros también somos currantes y entendemos esta medida de presión. El lunes, cuando tenga que hacer cábalas para llegar al trabajo, igual ya no me parece tan bien», expresó él. Cerca de 50.000 viajeros se suben al bus un día laborable.
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