Los hoteles de Vitoria rozan el lleno para el Azkena y llegan a triplicar los precios
La mayoría de huéspedes reserva con mucha antelación y se queda los tres días que dura el festival. La subida de tarifas «es inevitable», dicen los empresarios
Se ha consolidado como uno de los eventos más rentables del año para los hoteles de Vitoria, al nivel del Ironman, y con un público ... de lo más fiel. El Azkena Rock Festival que arranca el jueves llenará los alojamientos de la ciudad, que llevan meses gestionando las reservas. Una marea negra desembarcará en los alrededores de Mendizabala y las calles del centro, con un impacto positivo también para el comercio y la hostelería local. Pero una cita multitudinaria de estas características tiene también otra derivada menos amable y que cada vez va a más: la subida de precios. En algunos casos, el coste de una habitación para este viernes o sábado se triplica respecto a una semana más adelante. «Es algo inevitable. Nos tenemos que adaptar a la competencia y ajustarnos a la demanda que hay», defienden desde un conocido establecimiento de la capital alavesa.
El hotel Jardines de Uleta Suites es uno de los que rozan el completo para los tres días del festival. «El viernes y el sábado estamos a un 95% de ocupación. El jueves al 87% y el miércoles al 85%. La mayoría de huéspedes son repetidores que reservan con mínimo diez meses de antelación, nada que ver con otro tipo de reservas», desgrana Yula Doukoure, responsable de comunicación y marketing. La mayoría llega en grupo y solicita más de dos habitaciones, y la edad media oscila entre los 30 y los 50 años. Su misión principal será disfrutar de los conciertos de John Fogerty, Manic Street Preachers, Lucinda Williams o The Flaming Lips, pero también tendrán tiempo para el turismo. «Muchos de ellos están interesados por la gastronomía», explica Doukoure.
Se estima que la cita rockera supone en las últimas ediciones un impacto económico de entre 7 y 8 millones de euros para Vitoria con la asistencia de cerca de 50.000 personas. «Es un fin de semana en el que siempre se genera un ambiente fabuloso, tanto dentro como fuera del hotel», celebra Gemma Guillerna, directora del NH Canciller Ayala. En su caso, la ocupación supera el 90%, pero esperan colgar el cartel de completo en las próximas horas. «Son cuadrillas de amigos o familias que vienen desde hace años. Es un fin de semana marcado en rojo en el calendario para ellos, lo tienen ya reservado y lo esperan con muchas ganas. Lo normal es que se queden los tres días». La procedencia de la clientela es nacional en su práctica totalidad, y llegan de todos los puntos de la península: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Pamplona, Logroño... y también de otros puntos de Euskadi.
Desde los alojamientos consultados por este periódico asumen que el aumento de precios entra dentro de la lógica del mercado, la conocida como ley de la oferta y la demanda, pero explican que reservando con bastante antelación se intenta garantizar un importe contenido. Lo cierto es que, a estas alturas, si uno quiere pernoctar en alguna de las pocas habitaciones que quedan disponibles deberá desembolsar hasta 420 euros en un hotel de 4 estrellas. Si es de menor calidad se pueden encontrar opciones por poco más de 250 euros. En cualquier caso, son precios que duplican e incluso triplican los habituales. Eso sí, el Azkena ofrece en su web packs de abono y noche de hotel con precios más asequibles.
De año en año
Y si en algunos hoteles de la capital alavesa rozan el lleno, en otros es imposible encontrar una cama «desde hace meses». Es el caso del Dato, ubicado en la calle con el mismo nombre. «La gente reserva incluso de año en año porque las fechas ya se sabe que son más o menos las mismas. Estamos hablando de una clientela muy fiel y fija. Cada junio este es un fin de semana en el que se llena la ciudad y eso siempre es positivo para todos», aplauden desde el céntrico local.
Pero el Azkena no atrae solo a los alaveses y a los amantes de este género musical. También es un gancho para visitantes de larga estancia en nuestra ciudad, tal y como ha observado Iván Saldaña en sus establecimientos. «Nos piden información trabajadores de Mercedes, Basquevolt u otras empresas que viven durante una temporada aquí», revela el empresario al frente de los apartamentos Diván, Irenaz y HotelHito. En su caso, ha tenido que decir que no a varias peticiones de reserva porque ya no quedaba disponibilidad. «El público del festival reserva con muchísima antelación, y nosotros pedimos tres días de estancia mínima», revela.
En otros apartamentos, en los Líbere de la Avenida Gasteiz, aportan algunos detalles sobre los huéspedes que llenarán sus habitaciones los próximos días. «La mayoría, un 65%, proceden de España. Además, el 76% de quienes se alojarán aquí lo harán en grupos de más de cuatro personas adultas y en cuanto al perfil generacional es muy identitario del cartel y del festival. La mitad, un 44%, pertenece a la generación X, es decir, adultos de entre 45 y 55 años», señala Iñigo Contreras, director de Marketing de Líbere Hospitality.
En el caso de los hoteles Centro Vitoria y VAS, están también hasta arriba durante los tres días de la cita musical. «Hay personas que vienen solas, pero lo más habitual son los grupos. Es clientela fija que cuando sale un año por la puerta ya te pide que les guardes para el próximo», sostiene Diana García, al frente de estos dos establecimientos. Admite que las tarifas sufren «pequeños incrementos» y que son las más altas de todo el año en Vitoria «al nivel del Ironman o las fiestas de La Blanca».
En busca de chuleta y pescado a la parrilla en la hostelería local
Son rockeros pero también de buen paladar. El Azkena tiene su impacto positivo en la hostelería local, que cada año espera con ganas este fin de semana marcado en rojo en el calendario. «Jueves, viernes y sábado tenemos muchas reservas, prácticamente comppleto», sostiene Silvia Tobalina desde el Andere. «Es una clientela encantadora que disfruta mucho de la gastronomía. Les gusta sobre todo la chuleta y el pescado a la parrilla». En el Kaskagorri, en la plaza del Machete, también tienen muy buenas expectativas. «Tenemos reservas desde hace mucho tiempo para mesas grandes, grupos de 15 o 20 personas. El problema son las cenas, porque coinciden con los conciertos», deslizan. En el caso del Manolenta, independientemente del Azkena, los fines de semana están completos «hasta agosto». En su caso, además de en el comedor notan el impacto positivo del Azkena en la barra y en las mesas altas de picoteo y en la hora del vermú. «Todos los años hay más movimiento».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.