Varias personas disfrutan de la casa rural Madera y Sal en Salinas de Añana. igor martín

Los hoteles de Vitoria afrontan un agosto flojo con viajeros de última hora

SEA prevé cerrar el mes al 34,9% tras rozar el 40% en julio. Se reserva «poco a poco» pero con anulaciones por rebrotes, dicen los alojamientos. Los rurales están mejor

Lunes, 17 de agosto 2020, 00:50

Superado el ecuador de este inédito verano del coronavirus, los hoteles de la capital alavesa van ocupando sus camas poco a poco, con reservas de ... última hora y entre cancelaciones por rebrotes, aseguran los establecimientos. Más clientes tienen las casas rurales, que se confirman como el formato que mejor resiste a la pandemia. Hay una cosa en la que coinciden grandes y pequeños, y es que ya nada es igual. Según los datos que avanzan a EL CORREO desde la patronal SEA Hostelería, la ocupación se quedó en julio en el 39,3% en los hoteles de Vitoria y el 31,4% en Álava, menos de la mitad que hace un año, cuando se rozó el 85%, mientras agosto se presenta flojo, con un dato que ronda el 35% en la capital, lejos del 90% del curso anterior.

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En efecto, la recuperación es dura e incierta, coinciden los establecimientos, castigados por la suspensión de grandes eventos de ciudad y la constante amenaza de anulaciones por la crisis sanitaria. Tras el batacazo del 78% que sufrió la llegada de turistas a Álava en junio, después del fin del estado de alarma y la apertura de fronteras, el teléfono ha sonado en julio «poco a poco», traslada Gema Guillerna desde el NH Canciller Ayala, de los primeros hoteles de la ciudad en abrir tras el confinamiento. La responsable advierte que la situación es complicada y se cancela «con la más mínima noticia negativa». Hay ganas de viajar, pero se contrata «en el último minuto».

En eso coincide Borja Cuesta desde el ABBA Jazz, establecimiento que tras un julio en el que llegó a registrar buenas ocupaciones teniendo en cuenta la situación, arrancó este mes con «incertidumbre». En sus camas incluso ha pernoctado algún extranjero (en concreto, franceses) «de forma muy puntual».

Pero el grueso de visitantes procede de la geografía vasca y nacional, así lo ven desde la mayoría de alojamientos. En el Hotel Centro Vitoria, pese a encontrarse con «un 30% menos» de clientes que el año pasado, agosto «va mejor de lo que esperaba y creo que superaremos el 60%», valora su responsable, Roque Ramos. A su negocio llegan peticiones incluso «para el mismo día», algo impensable en un agosto normal, y el perfil de los visitantes es mayoritariamente nacional además de algún que otro foráneo, de «Alemania, Bélgica o Francia».

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«Se reserva en el último minuto y se cancela con la más mínima noticia negativa. La situación es difícil»

Pero tras dejar atrás un agosto que funciona «por inercia» y en el que «se notan las ganas de salir de la gente», bastante más incierto se presenta el mes de septiembre, con previsiones muy poco halagüeñas que «no llegan ni al 25%», apunta con inquietud este profesional.

Agroturismos al 57%

Cruz para hoteles y cara para agroturismos alaveses.Estos alojamientos registraron un 46,9% de ocupación en julio, un dato «bastante bueno si tenemos en cuenta que el verano pasado fue del 45,30%», analiza Idoia Ezkurdia, gerente de Nekatur, asociación que integra a 45 negocios en la provincia. Para agosto la cifra se sitúa de momento en el 57%, siete puntos menos que el 64% del último año. En Alava, eso sí, «solemos trabajar mejor en otoño que en verano, y este año notamos el cambio», indica Ezkurdia, que avisa de que los rebrotes «afectan a las reservas».

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No es el caso de los alojamientos que regenta Zuriñe Sánchez en Añana. Sus casas rurales Madera y Sal (Salinas) y Tierra y Madera (Barrio) están «completas» hasta finales de mes. «Los huéspedes se sienten seguros en este entorno tan tranquilo y sin la saturación de otras zonas», reseña.

Padre, madre e hijos de esta familia donostiarra con la muralla de fondo. blanca castillo

«De visita en el Casco Viejo y Rioja Alavesa»

A menudo, son los propios habitantes de la comunidad autónoma los que aún no han descubierto capitales situadas a pocos kilómetros de su lugar de residencia, como la alavesa. Pero este curso los destinos cercanos y el turismo de interior atraen a no pocos viajeros, que huyen de zonas más saturadas. Es el caso de la familia donostiarra que encabeza Eneko Uranga. Con base en Rioja Alavesa, concretamente en la localidad de Labastida, hace unos pocos días optaron por dejarse caer una mañana por el Casco Medieval de Vitoria, donde recorrieron sus calles, cantones y monumentos.

Lógicamente, no se perdieron la Catedral Santa María, que visitaron en grupo con un guía, para enfilar después hacia el Ensanche. «Teníamos ganas de venir antes, pero los niños eran aún pequeños», explicaba el padre de familia mientras se fotografiaba junto a su prole ante la muralla junto al palacio de Escoriaza-Esquível.

Los catalanes José y Montse en lo alto de la torre de la Catedral Santa María. blanca castillo

«Vengo por 'El silencio de la ciudad blanca'»

La lectura del 'best seller' de Eva García Sáenz de Urturi 'El silencio de la ciudad blanca' que discurre en Vitoria fascinó tanto a la catalana Montse Martínez que ha apostado por visitar junto a su pareja José Martínez los encantos de nuestra novelesca capital. Llegada desde la provincia de Barcelona, «es mi primera vez aquí», comentaba esta turista mientras superaba los peldaños de madera que conducen a lo alto de la torre de la Catedral Santa María.

«Leí 'El silencio de la ciudad blanca' y me pareció muy curioso, por eso hemos venido y estamos gratamente sorprendidos con Vitoria. Hemos hecho la ruta literaria», compartía Montse ya arriba del todo, con la panorámica de 360 grados de la capital alavesa a sus espaldas. Los planes para su expedición de tres jornadas consisten en realizar visitas tanto a la parte vieja como al centro y los parques del anillo verde, entre otras excursiones.

El joven galo posa con su bici ante el seto 'green' de la Virgen Blanca. blanca castillo

«Tras subir al Gorbea, pedaleo a Armentia»

Thomas Besson, procedente de la ciudad francesa de Lyon pero actualmente residente en San Sebastián, donde trabaja en un establecimiento hotelero, se plantó hace unos días en la 'green' capital con su mountain bike, vehículo que le llevó hasta el parque natural de Gorbea, donde aparcó las dos ruedas para ascender a pie hasta la cumbre. En total, 25 kilómetros al manillar más otros 20 de caminata. ¿Menudo maratón, no? «Tenía dos días libres en el trabajo. Llegué a Vitoria desde Donostia en autobús, donde me traje la bicicleta, y después de la ruta por el monte dormí en un alojamiento en Murguía», detallaba este joven aventurero galo de 32 años. Después de pasarse por la oficina de turismo vitoriana para hacerse con un plano de la ciudad, pedaleó por La Senda hasta el bosque de Armentia, para volverse luego a caminar por la 'almendra'. «También quería ir a Salburua, pero no me da tiempo», se despedía.

El grupo para en una tienda de recuerdos de la calle Cuchillería. blanca castillo

«Es la única capital vasca que no conocíamos»

En su ruta desde la capital del Turia de camino a tierras cántabras y asturianas, la familia que integran Mar, Yolanda, Irene y Enrique ha recalado este mes de agosto en la capital alavesa. Eso sí, para una visita fugaz. «Vitoria era la única capital del País Vasco que no conocíamos, y hemos parado a dar una vuelta», argumentaban mientras observaban las barajas de naipes de Fournier expuestas en el escaparate de una tienda de recuerdos de la calle Cuchillería. «Queremos comer algo rápido, unos pinchos. ¿Dónde podemos ir?», inquirían en dirección a la calle Mateo de Moraza. A un lado dejaban el Museo Bibat de Naipes y Arqueología, al que se encaminaban, de su lado, el turista romano Francesco Piersanti y su 'anfitrión' local Osman Rivas. «Estoy enamorado de Euskadi», proclamaba el primero. «He visto el Casco, el museo de Bellas Artes, San Miguel, Salburua... Antes he estado en Bilbao y después voy a Donosti».

La reactivación se produce de forma «muy inestable», valora Elena Martín

Con todas sus dificultades, el sector observa una tímida mejoría que ha llegado a superar por pocos puntos los cálculos de la patronal SEA Hostelería. La previsión de ocupación que hicieron para el pasado mes julio era de en torno al 31,6% de media en Álava, y finalmente esa cifra alcanzó el 36%, «un poco mejor de lo previsto, aunque la diferencia es importante en comparación con el 82% del año pasado», señala su responsable, Elena Martín. Con los datos de agosto espera que ocurra lo mismo. Los números que manejan alcanzan de momento solo un 34,9% en el territorio y un 34,9% en la capital, aún muy por debajo del 90% del curso anterior.

Martín insiste en que cada noticia sobre rebrotes repercute «un montón» y genera cancelaciones en estos negocios. «No se hacen reservas con prepago y se puede cancelar hasta el último día porque es lo que demanda el cliente, que sí te dice que espera poder viajar».Esa es la tónica general que ven en las recepciones, apunta la representante del sector hotelero en Álava. La reactivación de los establecimientos, analiza, se produce de forma «muy inestable» y las contrataciones se hacen con «poca alegría». «Cuando llegan las reservas se te abren los ojos, pero de repente aparece una noticia negativa y te cancelan». Incluso con la mínima aparición de un foco, aunque no se produzca aquí mismo, en seguida suena el teléfono para suspender la estancia, lo que resulta «muy desalentador» para el sector.

Pese al destrozo que ha provocado en los establecimientos hoteleros de la capital la cancelación de las grandes citas de la agenda local como el festival Azkena Rock o el Ironman –este 2020, encima, se han quedado sin el posible impacto que iba a tener la cancelada Eurocopa– los asistentes 'fijos' a estos ciclos «rápidamente» reservaron para el año que viene tras su suspensión, se consuela Martín. En general, hay ganas de hacer escapadas pero «con mucho cuidado».

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